Por Julieta Romero (Bae Negocios)
El Indec dará a conocer este martes la inflación de febrero que se ubicará en torno al 15%, según consultoras privadas, mismo alza al que aspira el Gobierno para mostrar una continuidad en la desaceleración de cinco puntos que marcó el 20,6% de enero en contraposición con el 25,5% de diciembre de 2023. La estabilización del dólar oficial en un crawling peg del 2%, el ancla fiscal, la recesión económica y la caída del poder adquisitivo de los salarios explicarán la moderación de febrero, mientras que para marzo se espera un incremento más alto, de la mano de componentes estacionales por el arranque de las clases y los regulados. En abril, las presiones para darle más velocidad al tipo de cambio pueden mostrar un impacto extra.
El Gobierno celebró el IPC porteño de 14,1% y se ilusionó con la posibilidad de que el Indec difunda un índice por debajo del 15%, un porcentaje que va en línea con las estimaciones de las consultoras privadas. Sin embargo, Equilibra advirtió que, tras el cimbronazo que representó en los precios la devaluación de diciembre, “los procesos de reducción de la inflación no son lineales” y aseguró que “el primer obstáculo para la desaceleración gradual y continua de la inflación mensual es marzo” debido a los “factores estacionales que suelen impulsar el aumento de precios ese mes”.
La economista de Eco Go Rocío Bisang señaló que la consultora registró un 15% para febrero y aclaró que, “considerando el dato de CABA, podría ser algo menor“. “Nosotros en general sostenemos que esta desaceleración responde a la recesión, aunque hay factores como la calma cambiaria y la reducción del déficit que también contribuyen. En nuestro escenario optimista, que es el que por ahora estamos manejando, los salarios podrían comenzar, lentamente, a recuperarse a partir de la segunda mitad del año”, destacó la analista.
“Por ahora el escenario que nosotros estamos manejando, que es un escenario optimista, marca una desaceleración hasta fin de año, llegando a niveles de inflación cercanos al 4% o 5%, pero obviamente pueden pasar muchas cosas en el año y el camino no es necesariamente lineal”, advirtió Bisang.
Recesión y caída del consumo
El director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), Hernán Letcher, también consideró que la inflación del segundo mes del año estará alrededor del 15% y los alimentos y bebidas “en un valor similar al de la inflación” y remarcó que en marzo hay una “aceleración del rubro alimentos esperable, pero importante“.
“El impacto del no consumo en febrero no significa una moderación sensible en el indicador. Pasaron dos cosas en febrero, el tipo de cambio oficial y los paralelos no se incrementaron y aun así la inflación va a ser del orden del 15%. Cayeron las ventas y los precios no se moderan. Un 15% es menor a 25%, pero es un nivel francamente muy elevado que no se entiende si hubo una caída del 10% en las ventas”, analizó Letcher.
Dólar hoy: ancla para la suba de precios
Respecto a la decisión del Gobierno de que el movimiento del 2% en el dólar oficial sea un ancla para el aumento de precios, el director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), Andrés Asiain, señaló que “la baja al 15% es coyuntural producto de que, por el salto devaluatorio de diciembre, se estabilizó el dólar y que algunos aumentos salariales y de tarifas de servicios públicos están demorados en su actualización respecto de la devaluación”.
“En marzo, el aumento de los servicios públicos, tanto por la suba de los costos como de la devaluación de diciembre, más la recuperación salarial con algunas paritarias va a empezar a hacerse sentir, lo mismo que cuestiones estacionales como el inicio de clases que tiende a incrementar el gasto educativo y prendas de vestir”, explicó Asiain.
Y agregó: “Esta baja coyuntural de febrero se va a empezar a revertir a partir de marzo y abril con una inflación más elevada, ya que van a comenzar nuevas presiones cambiarias por los grupos exportadores porque el dólar va a estar al mismo nivel real que cuando asumió (Javier) Milei, producto de la inflación de estos tres meses y que comprenderán nuevas presiones devaluatorias. Creemos que este programa ortodoxo de ajuste no alcanza para controlar inflaciones como la de Argentina que ya tiene componentes inerciales muy fuertes”.
En esa línea, Sergio Chouza de Consultora Sarandí dijo que esperan un 13,5% para febrero e hizo hincapié en que el dólar oficial funciona como “un tipo de ancla nominal”. Y agregó: “El Gobierno sigue subestimando la persistencia del proceso inflacionario, se niega a impulsar un programa de estabilización con políticas de negociación de acuerdos generando un sendero, sentando a los sectores de la producción y el consumo. Solo descansa sobre la política fiscal y el ancla cambiaria y con eso no alcanza en una economía altamente indexada y con persistencia del proceso de superinflación”.
De todos modos, Chouza destacó que hacia adelante la inflación “va a seguir convergiendo a la baja gradualmente, pero con una alta persistencia”. Y señaló: “Aun cuando se llegue a una inflación por debajo del 10%, son números inaceptables para la dureza de la política monetaria y fiscal; ya debería haber colapsado la inflación”.
Para el economista de Epyca Dante Moreno la desaceleración de febrero al 15,5% “se puede explicar por la continuidad de la caída del consumo, básicamente de alimentos, que impacta en el nivel de precios” y sostuvo que “en contraposición se destacó la suba del transporte, que redujo la baja del nivel general del IPC”. Consideró que “un menor valor del precio del dólar no tendrá un efecto directamente proporcional de reducción de los precios en la medición del Indec, evento que obligó a los integrantes de Economía a mantener reuniones con empresarios de las firmas alimenticias para evaluar la futura evolución de sus precios”.
En consonancia, Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma advirtió que la baja en la inflación “durará potencialmente hasta la unificación cambiaria” y, en paralelo, “los ajustes de tarifas que van a hacer que desacelere o se estanque”.
Además, subrayó que, si bien la economía venía en recesión desde el año pasado, “es cierto que el ajuste fiscal, la corrección de precios relativos, sin apertura de la economía y sin salida del cepo, la profundizan porque deterioran aún más el consumo y no dinamizan la inversión y la producción de exportables como para que amortigüen”. Para Caamaño, las anclas cambiaria y fiscal son las dos razones por las que desaceleró la inflación: la primera operó sobre los transables y la segunda sobre los no transables.
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