La Filial Rubén Walter Paz, en Río Gallegos, se convirtió en la 98ª del club en territorio nacional. Una historia de pasión por Racing, con socios que pagan cuota de activo y se abonan a platea a pesar de los 3.000 kilómetros de distancia respecto de Buenos Aires.

Pedro Hernández, su presidente explicó: “Se trata de un refundación, porque se había creado el 4 de noviembre de 1987, pero por motivos administrativos, en su momento perdió el reconocimiento oficial. Ahora acabamos de cumplir con todos los requisitos formales y nuevamente somos Filial de Racing Club, la 98ª para ser riguroso en la cuenta”.

“Ya pasamos el medio centenar a socios activos y proyectamos 80 en lo inmediato. Sumamos gente de ciudades cercanas (Calafate, San Julián) y estamos orgullosos de haber vuelto a estar en el mapa”, celebra y da cuenta de las tareas por venir que exceden las de reunirse para ver partidos (en épocas previa a la cuarentena, que en la ciudad ya se ha flexibilizado ante de merma de los contagios de coronavirus).

“Más allá de eso, los efectos siguen y se hacen sentir en barrios con necesidades. Por eso hacemos colectas para donar lo que ahí se necesite: alimentos, ropa, útiles escolares…”.

En la refundación, Hernández planteó la propuesta de realizar una campaña nacional de mil socios que aporten mil pesos, teniendo en cuenta claro que estén en condiciones de hacerlo.

Avellaneda es un punto lejano sólo en la cartografía y en épocas de competencia, Hernández y otros miembros de la Filial se las arreglan para ir al Cilindro cuando la ocasión lo permite.

Quien tiene algo que decir sobre eso es Carlos Cardozo, un socio de Río Gallegos dispuesto darle batalla a la lejanía con gestos que resumen lo que Racing es capaz de generar. Porque su adhesión se realizó como socio activo, es decir, como cualquier asociado o asociada de proximidad puede concurrir al Cilindro de manera regular. Aunque lo haga un puñado de veces por temporada, eso no constituye razón para no colaborar con Racing como si viviera a un par de cuadras del estadio. Y no sólo eso: su adhesión incluye abono a platea.

“Empecé como adherente y luego pregunté si podía convertirme en activo. Cuando me dijeron que sí, no lo dudé. Es mi manera de ayudar. Siempre que puedo, lo hago”, comenta Cardozo, con ganas de reunir gente que, en este contexto áspero, pueda juntarse para “colaborar de manera activa hasta que termine esta situación y el fútbol se regularice, con gente en la cancha”. Tiene fe absoluta en que su decisión va a replicarse.

Dicen que el frío, durante buena parte del año, congela en Santa Cruz. La Filial Río Gallegos, la que lleva el nombre de Rubén Paz, lo desmiente: el calor que irradia reconforta el alma.

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