La delegación de Santa Cruz comenzó su camino en los Juegos Nacionales Evita con una cosecha que combinó medallas, actuaciones sólidas y clasificaciones a instancias decisivas. En gimnasia artística, las representantes del Atlético Boxing Club de Río Gallegos inauguraron el medallero provincial con un triunfo que valió doble: Juana Becerra y las hermanas Martina y Pilar Figueroa (Nivel 1) se subieron a lo más alto del podio tras una temporada de trabajo sostenido junto a los entrenadores Carlos Barragán y Giuliana Usandivaras. Fue el primer oro santacruceño en esta edición, un envión anímico para toda la delegación.

La pelota también dijo presente. En futsal femenino, las Lobitas de Puerto Deseado golearon 4–0 a San Juan y avanzaron con paso firme a la siguiente fase; Lola González marcó por triplicado y completaron la cuenta Justina Cionco, Sheila Calvo y Pía Alvarenga. El futsal masculino había dado su primer golpe con un 1–0 a Misiones, celebrado por el grupo como una señal de carácter en un torneo siempre parejo. En hockey césped femenino, el estreno fue ideal: triunfo 1–0 ante Jujuy y 2–1 frente a Córdoba con gritos de Valentina Vargas (dos) y Mora Rodríguez, mérito extra para un plantel que en la provincia compite principalmente en pista. En hockey masculino, en tanto, Catamarca se impuso 2–1 en el debut, y el equipo santacruceño quedó enfocado en la revancha para corregir detalles y sostener la identidad de juego.

Las raquetas santacruceñas también rindieron. En tenis, el arranque fue impecable: victoria del dobles mixto (Francisco Haro–Julieta González) por 6/1 y 6/0 a Catamarca, y triunfos en singles con Facundo Benham (6/2, 6/2) y Franchesca Corti (6/1, 6/1). El tenis de mesa acompañó la tendencia: el dobles masculino superó a Río Negro y Chubut y se alista para enfrentar a Catamarca; en individual masculino hubo victorias ante Chubut y Misiones y la agenda marca un cruce clave con Río Negro; en femenino, Santa Cruz venció a Mendoza y Salta y va por San Juan con boleto a semifinales en juego. En bádminton, el debut dejó saldo favorable: triunfo 2–0 en doble mixto y 2–0 en individual femenino ante Misiones, más una caída ajustada 1–2 en individual masculino frente a Mendoza.

El atletismo abrió su programa con presencia masiva y objetivos concretos. Bairon Morales y Milagros Molina entraron en la final de jabalina; en salto en alto, Uma Navarta, Juan Romero y Byron Gómez se metieron en la definición; y hubo participación santacruceña en 80 metros, salto triple, bala, 2000 de cross y martillo, con registros que dejaron conformes a cuerpos técnicos y atletas. En natación, el equipo provincial se estrenó en 100 mariposa, 100 pecho, 200 libre y 4×50 (femenino y mixto), con elenco integrado por Mora Galbán y Martina Arjona (Piedra Buena); Catalina Lago, Greta Perpignan, Agustín Rosell, Tomás Sequeira y Francisco Rodríguez (El Calafate); Ramiro Subiabre y Ramiro Rojas (Río Gallegos); Lola Neira (Puerto Deseado), dirigidos por Bárbara Álvarez y Pablo Argañaraz. En canotaje, la primera pasada de slalom en Punta Mogotes dejó tiempos competitivos: Santiago Vernet cronometró 1:31.81 y Julieta Kachuk 1:36.53; la segunda pasada definirá posiciones para velocidad.

El básquet 3×3 también mostró oficio con camiseta del Club San Miguel: el masculino venció 19–6 a Tierra del Fuego y 13–12 a Misiones, mientras el femenino superó 9–4 a Jujuy y cedió 5–7 ante Catamarca, con agenda por delante para sostener la clasificación. En la arena, el beach handball celebró por duplicado: el equipo masculino derrotó 2–0 a CABA (parciales 14–7 y 16–8) y el femenino ganó 2–0 a Salta, un arranque que ilusionó por respuesta táctica y constancia.

El mapa de resultados confirma una tendencia: Santa Cruz compite y compite bien, con una delegación joven que se acostumbró a traducir procesos largos en rendimientos concretos. La primera medalla de oro en gimnasia funcionó como faro para un grupo que ya celebró goleadas, partidos cerrados bien resueltos y nombres propios que pusieron marca en pista, agua y arena. En un torneo que suele exigir cabeza fría y espalda ancha, el inicio dejó algo más que puntos y tiempos: dejó señales. La delegación santacruceña mostró personalidad, profundidad de plantel y una idea clara de cómo transitar cada jornada. Lo que viene —finales en campo y pista, cruces mano a mano y definiciones por detalles— pedirá lo mismo que construyó este arranque: concentración, carácter y juego. Y, sobre todo, la convicción de que cada camiseta habla por una provincia entera.

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