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La Unidad Académica Caleta Olivia fue este lunes escenario de una charla abierta a toda la comunidad, protagonizada por Teresa Laborde, hija de Adriana Calvo, reconocida testigo del Juicio a las Juntas y figura clave en la defensa de los derechos humanos en la Argentina.
La actividad se desarrolló en la Sala de Conferencias “Arq. Ana María Ibarroule” y tuvo el formato de entrevista pública a cargo de la Licenciada Laura Leno, quien dialogó con Laborde sobre su historia personal atravesada por el terrorismo de Estado, la lucha por la memoria y el legado de su madre.
El testimonio de Adriana Calvo, quien fue secuestrada y dio a luz en un móvil policial durante la última dictadura cívico-militar, fue una de las piezas fundamentales en los juicios por crímenes de lesa humanidad y tuvo un fuerte impacto en la película “Argentina, 1985“, donde su historia fue representada como símbolo del horror y la resistencia.
Su historia en LU12
La visita de Teresa Laborde forma parte de las actividades institucionales de reflexión y compromiso con los derechos humanos promovidas por la Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Unas horas antes, la militante fue entrevistada en LU12 AM680 Radio Río Gallegos donde contó parte de su historia, pero también hizo referencia a las charlas que suele mantener con jóvenes de entre 17 y 18 años.
“Nací en un traslado, la historia es conocida con una película que como familia no tuvimos nada que ver, pero que fue una producción que llegó al Oscar que fue a Argentina en 1985”, comenzó su relato. “Mi mamá fue la primer sobreviviente que declaró en el juicio de las juntas; hasta ese momento habían declarado peritos, periodistas, gente que estaba en el Estado, pero lo de ella fue un punto de quiebra en el juicio porque era una sobreviviente”, dijo.
Luego narró ese terrible momento en el que llegó al mundo. “Mi mamá estaba esposada, con las manos atrás, con los ojos vendados; nací en el traslado de un campo de concentración a otro, de la comisaría Quinta de la Plata al pozo de Banfield”. Durante todo el trayecto “nunca le liberaron las manos a mi mamá, nunca le sacaron la venda, yo lloraba, estaba colgando del cordón, no lo cortaron”.
Su mamá, “no tenía todo el asiento de atrás disponible, porque había otra persona que tampoco la ayudó; y cuando llegamos al pozo de Banfield se bajan los dos militares y esta persona y nos dejan ahí dos horas más, de madrugada, de noche, frío y ella sin poder levantarme”, sostuvo sobre el lugar al que arribaron que era una maternidad clandestina de donde se robaron varias criaturas.
Los poderosos
Más adelante, Teresa Laborde indicó que esa gente que estuvo en los 70’ realizando todas las atrocidades, siguen ocultos hasta el día de la fecha. “Algunos dicen el retorno de la derecha, la verdad es que yo no sé si es el de derecha o izquierda, yo le digo los poderosos como nos contó mi mamá antes de ir a declarar en ese juicio”.
Y recordó que en el 2006 desaparece Jorge Julio López, que “fue un sobreviviente como mi mamá que fue a declarar contra el Miguel Etchecolatz y sigue desaparecido. Y nosotros desde que salió mi mamá, cuando yo era bebita, no tengo recuerdo, pero cerca del juicio sí, nos amenazaron toda la vida; siempre a los sobrevivientes nos amenazaron toda la vida”, señaló.
En el 2006 “mi hijo nació un domingo, el lunes tenía que presentarse Jorge Julio López; era el primer debate después de 1985, después del juicio oral de 1985; el primero fue en el 2006 contra Etchecolatz; declaraban mi mamá, Nilda Eloy y Julio López” y agregó: “Mi primer hijo, primer nieto de mi mamá, esa nena que salió de ese horror, que haya crecido bien y haya podido darle un nieto a mi mamá, nació el domingo; el lunes desaparece López. Y nosotros estábamos llenos de amenazas; a mí me llamaban y me decían que no salga porque iba a aparecer abajo de la rueda de un camión; que le diga a mi mamá que deje de buscar a López porque me iba a tener que buscar a mí y a mi hijo”.
Con los jóvenes
Teresa Laborde sostuvo que da estas charlas de manera gratuita, no cobra por las mismas porque siente que es una responsabilidad con la sociedad darlas. Durante las mismas, “me encuentro de todo, me gusta hablar con los chicos de 17 o 18” y sobre los que hablan de la teoría de los dos demonios “que se volvió a instalar con este gobierno y me parece fantástico que lo hagan, porque hay que decir que en el juicio de 1985 también se juzgó a los montoneros, los que no estaban desaparecidos, muertos o suicidados; los que quedaban acá, también lo sentaron en el banquillo de los acusados, como los militares y también los juzgaron y también los indultaron”.
Al respecto, añadió: “Está bueno mandarlos a investigar historia, porque hay una parte de la historia que por no manchar por ahí el nombre de Montoneros no se dice, que por más que hayan tenido fines nobles, ningún fin justifica la violencia” y señaló: “Mi mamá no era montonera ni guerrillera, era profesora de física; mi papá era profesor de química; no estaban en ninguna organización, no pertenecían a ningún partido político”, pero, sin embargo, “ayudaban al prójimo; eso les molestaba, que ayudes al otro, porque el lema de la dictadura fue ‘no te metas, vos cuídate solo’. De eso también lo hablo con los chicos, porque llegó hasta el día de hoy”.
Para cerrar, indicó que a los jóvenes “hay que decirles que la vulneración de derechos humanos ni empezó ni terminó con la última dictadura militar; yo voy a hablar con los chicos de derechos humanos que aprendan a juntarse y organizarse para defender sus derechos, el derecho al agua, el derecho a no tener hambre, el derecho a no pasar frío, el derecho a la educación de calidad, el derecho a la salud”.
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