Un 11 de octubre de 1945 se publica el primer número de la revista semanal de historietas Patoruzito sobre las andanzas del niño Patoruzú, el cacique protagonista de la revista homónima que se publicaba desde 1936. Las revistas Patoruzú y Patoruzito, creadas y editadas por el guionista y dibujante Dante Quinterno, se convirtieron en clásicos de la historieta argentina.
El joven tehuelche habita en su estancia patagónica, acompañado de la versión también infantil de Isidoro.
El desarrollo del personaje correspondió al binomio formado por el dibujante Tulio Lovato y el guionista Mirco Repetto. Vestido igual que en su versión adulta, Patoruzito carece de la desmesurada nariz de éste, y comparte solo a medias su carácter; es fuerte, arrojado y generoso, pero mucho más ingenioso y astuto que su contraparte.

Patoruzito recorría los campos junto a su caballo Pamperito.
La revista Patoruzito cambió frecuentemente de formato y tuvo una frecuencia de salida semanal hasta la edición del 31 de enero de 1963, comenzando entonces aparecer mensualmente. En 1957 cambia el nombre a Correrías de un pequeño gran cacique, que en las reediciones finalmente quedó como Correrías de Patoruzito.
La publicación de originales duraría hasta abril de 1977. Desde entonces, lo que sigue publicándose son reimpresiones con sutiles cambios que continuaron con el personaje hasta la actualidad.
Patoruzú
Dante Quinterno introdujo por primera vez al futuro Patoruzú en una tira publicada en el Diario Crítica, llamada Las aventuras de don Gil Contento, cuyo protagonista era el personaje homónimo. Se publicó solos dos días y luego desapareció. Una de las explicaciones más difundidas sobre esto, según explica la página del Ministerio de cultura, tiene que ver con los derechos de autor. Pero es sólo una versión.
Al tiempo, Quinterno volvió a introducir el personaje de Patoruzú en la serie Julián de Monte Pío. Este llegó a ser tan popular que poco después la historieta pasó a llamarse Patoruzú. El nombre original con el que nació este personaje era Curugua Curuguagüigua, pero era casi imposible de pronunciar y de recordar, entonces Quinterno lo rebautizó “Patoruzú”, que derivaba de una golosina de la época llamada Pasta de Orozú.
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