Wanda Nara volvió a la Argentina en medio de una nueva tormenta mediática y, esta vez, no fue por un videoclip ni por un nuevo look: la modelo regresó de Brasil con mucha angustia, luego de que la Justicia suspendiera, por tiempo indefinido, la revinculación de sus hijas con Mauro Icardi, ya que el futbolista incumplió las normas que le impusieron para el tan esperado reencuentro.
Según contó Nara durante una nota para “LAM” (América TV), programa conducido por Ángel de Brito, Icardi no solo habría desobedecido la indicación de estar solo con las menores durante el encuentro, sino que organizó una reunión con, al menos, 15 personas, entre las que se encontrarían familiares y amigos de su nueva pareja, La China Suarez, quien, por orden de la Justicia, no podía estar presente.”Me pone mal por todo el tiempo que gastó el Ministerio Público Tutelar, toda la gente involucrada, mis hijas, yo. Fue una pérdida de tiempo”, indicó la modelo apenas aterrizó en Ezeiza, con lentes oscuros, gorra y una mezcla de enojo y decepción en el rostro.
Y, prosiguió: “Me lastima mucho que se haya arruinado todo el trabajo de tanta gente, la ilusión de mis hijas y la mía, porque me vieron irme el sábado”. Mientras la empresaria se encontraba grabando en Brasil, confiada en que Icardi cumpliría con las condiciones del encuentro, sus hijas Francesca e Isabella vivieron un fin de semana muy distinto al que habían imaginado. “Volvieron sorprendidas. Para esta revinculación ellas tenían planes, ideas, y nada fue cómo lo soñaron. Se encontraron con gente que no conocían… no estaban los amigos del papá, eran todos externos”, contó la conductora de Masterchef.
La presencia de la China Suárez y su entorno fue, según trascendidos judiciales, uno de los factores determinantes para que se suspendiera el proceso. El parte sostiene que “las menores no estaban emocionalmente preparadas para compartir el momento con terceros ajenos al vínculo y, que lo sucedido, podría haber afectado su experiencia de manera negativa”. “Ellas se mueren por estar con su papá, lo quieren ver; también, mis hijos varones quieren hacerlo, entonces, es un dolor muy grande que ahora acompaño con mis hijas. Les agradezco a mis amigos que los estuvieron acompañando estos días”, expresó la mediática.
Y, agregó: “Si hace tantos meses que no ve a sus hijas, hubiera estado bueno que priorice, realmente, esta revinculación; no era una fiesta, era un momento íntimo que pedía la Justicia. Mis hijas siempre expusieron las ganas de que el papá, por ejemplo, las vaya a ver a sus actividades. Tuvieron dos actos y yo me fui tranquila, pensando que que él podía asistir, y fue una angustia enorme, para mí, recibir las fotos de parte de las mamás de la escuela y del mismo colegio donde ninguno de los dos papás estaba. Yo priorizo a mis hijos y, si yo hubiera sabido que esto pasaba, no hubiera tomado este compromiso laboral”.
El colmo de la situación fue un detalle que Wanda reveló con un nudo en la garganta.”Mi hija más chiquita me mandó un video, esa mañana, mostrándome su look, su remera, contenta por sorprender al papá, y… la sorpresa se la llevó ella: él nunca llegó a verla”, dijo.
Además, manifestó: “Yo pedí que dejen de amenazar, que dejen de decir, públicamente, que las nenas se van a ir a vivir a Turquía. Estamos hablando de niñas, no de pasaportes”. Aunque la historia entre Wanda e Icardi ya dio más giros que una telenovela turca, esta vez el conflicto tocó una fibra mucho más sensible: el bienestar de las hijas que ambos comparten y, mientras la Justicia define los próximos pasos, Wanda, firme y dolida, dejó claro que esta batalla no es mediática, sino profundamente personal. “Yo me puedo bancar una multa, pero si se corta la revinculación con mis hijas, no hay consecuencia más grave para un padre”, cerró.
La emotiva sorpresa que le hicieron las hijas a Wanda Nara al llegar a su casa
Tras el escándalo con Icardi, Wanda arribó al país y fue directo a su casa a ver a sus hijos; allí, se llevó una sorpresa que resultó emotiva para la conductora.
La escena comenzó con una puerta cerrada y un cartel escrito a mano. “Seguí la flecha”, decían las letras infantiles acompañadas de corazones. “Te amamos, ma”, completaba el mensaje. Frente a ese papel, pegado en la entrada de su casa, Wanda se quedó inmóvil por un instante. Después de unos días de ausencia, no esperaba nada más que el reencuentro habitual con sus hijos, pero esa hoja transformó el regreso en una postal íntima.
“Voy a llorar”, se la escuchó decir y, con el teléfono en mano, comenzó a registrar el recorrido; en el piso, pétalos de flores marcaban un sendero que se extendía por el hall y velas encendidas acompañaban la escena. En el recibidor, una mesa de arrime sostenía otra cartita. “Abrí la puerta, falta poco para la sorpresa”; Wanda, avanzó con la voz quebrada. “Me muero, ¿dónde están?”, preguntó, emocionada. La respuesta llegó unos pasos después, al doblar el pasillo: ahí estaban sus hijas, esperándola; sonrisas, abrazos, fotos. “Soy la mamá más afortunada”, escribió más tarde en sus redes. “Bienvenida, mami”, decían los cartelitos dispersos por el piso.
Luego, se sumaron los tres varones, los hijos que tuvo con Maxi López; en la última imagen compartida, la familia completa posaba ante la cámara, abrazada, sonriendo.
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