Tras la victoria de Matias Signorelli, en la final de la Clase 2 del Turismo Nacional de Río Gallegos hubo un fuerte choque. Nicolás Posco sufrió la rotura del motor a la altura de la bandera a cuadros, Cristian Vaira no pudo esquivarlo y su auto se llevó la peor parte: el paragolpe y capot volaron por los aires.

Ángel, un adolescente de Punta Arenas que viajó a la capital santacruceña para presenciar la competencia por primera vez, aprovechó la circunstancia y se llevó luna parte del auto de souvenir.

“Un recuerdito para llevarnos de la ciudad después de tantos años sin verlos”, comentó en dialogo con La Opinión Austral.

Pero el joven chileno no fue el único, a la salida del autódromo José Muñiz se vio a varios vecinos llevándose distintas partes que se desprendieron de los vehículos que sufrieron algún accidente durante las carreras. Neumáticos, paragolpes y hasta un parabrisas trizado fueron algunas de las piezas que los fierreros más fanáticos atesorarán.

EN ESTA NOTA TN en Río Gallegos

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