Leda Bergonzi, la mujer que sana mediante imposición de manos, viajará hasta Santa Cruz para realizar sus clásicos encuentros religiosos, espirituales y musicales.

La santafesina de 44 años, se ha convertido en el último tiempo en una de las figuras más relevantes de la escena espiritual en Argentina y todos los martes la visitan alrededor de 300 creyentes en la Catedral de Rosario. Además, mueve a miles de personas donde quiera que va. “Es un antes y un después”, aseguran las personas que fueron tocadas por sus manos.

Ahora, Leda se presentará en Caleta Olivia: realizará dos eventos de sanación y liberación espirituales en el Complejo Municipal Ingeniero Knudsen los próximos 20 y 22 de junio.

La noticia de su arribo a la ciudad Patagónica generó una inusual expectativa en todas las localidades de la zona norte de Santa Cruz y sur Chubut, por lo se está coordinando un gran operativo en la localidad ya que se espera que los encuentros sean multitudinarios.

Quién es Leda Bergonzi

Leda Bergonzi nació hace 44 años en San Lorenzo cerca de Rosario y es madre de cinco hijos y abuela. Asegura que hace nueve años recibió “un don de Dios” y puede ayudar a sanara a través de la imposición de manos.

Aunque no es una figura oficial dentro de la Iglesia Católica (no puede confesar ni dar la Eucaristía), es reconocida como una laica con dones especiales y sus habilidades tienen el aval de la Iglesia al punto que se le permite realizar misas de sanación habitualmente en templos católicos y los testimonios de feligreses que aseguran que fueron curados luego que los tocara con sus manos, se suman por miles.

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Su fama se ha extendido más allá de Rosario, llegando a tener seguidores en otras partes de Argentina y Chile; sin embargo fuera de los encuentros vive una vida aparentemente común como ama de casa y emprendedora.

“Dios sana. Yo simplemente soy igual que todos ustedes. Dios primero me rescató a mí y hoy yo salgo a donarme por él, pero creo que puede pasarle a cualquiera”, señala Leda.

“Me parece que lo más importante es poder comunicarle a la gente que Dios está en medio nuestro”, dice la mujer que cada martes congrega a una multitud en la capilla del Sagrado Corazón para recibir su bendición. Antes de imponer sus manos en cada uno de los que se acercan a la iglesia, reza en distintas lenguas y canta.

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