La historia de Oscar Poltronieri, quien enfrentó a sesenta ingleses en el monte Dos Hermanas para que sus compañeros pudieran escapar y salvar sus vidas, es conmovedora. Es el único soldado conscripto que recibió la máxima distinción del Ejército Argentino por su valor durante la batalla.
Aquellos hechos son recordados hasta hoy. Se filmó una película sobre su vida, una callecita y un monolito en una plaza de Mercedes llevan su nombre, la revista Gente lo llevó a Europa, donde se encontró con otro excombatiente inglés, que de viejo enemigo pasó a ser casi su hermano de la vida.
“Poltro” como le dicen sus allegados, trabaja en Campo de Mayo y es un claro ejemplo de superación, porque en estos años, después de la gesta, su vida no terminó con los recuerdos. Es un excombatiente preocupado por seguir forjando y difundiendo la historia de la gesta en Malvinas, con el apoyo de los que quedaron.
Hace unos días atrás, llegó a Caleta Olivia para participar de la inauguración del monumento a la veterana de guerra, Silvia Barrera, una instrumentista quirúrgica que, con el tiempo, se convirtió en su amiga y su “hermana”.
Ambos se conocieron por cuestiones laborales en Buenos Aires, y se mantienen en contacto permanentemente para compartir como camaradas, pero también concretar la comprometida tarea de llevar la historia de Malvinas a todo el pueblo argentino.
Se sumaron cientos de relatos sobre sucesos que Oscar fue rememorando y que influyeron en su pasar actual o “en el después” y del que da cuenta el excombatiente en diálogo con La Opinión Zona Norte. Admitió que lo “reconocen más acá en el sur y en otros lados, que en mi propio pueblo”.
“Hay un pueblito de Neuquén que se llama Loncopué, y hay unos señores con los que también hicimos un paredón de la Gendarmería Nacional; hicimos unos dibujos para que tengan ahí los soldados que son veteranos de guerra. Hicimos el avión, hicimos las Malvinas, hicimos el submarino San Juan en donde casi me voy”, continuó.
Un soldado héroe
El acto más heroico de la guerra en Malvinas lo protagonizó Oscar. Fue durante la avanzada de los británicos por el monte Dos Hermanas, entre el 11 y el 12 de junio de 1982.
Dos regimientos cayeron antes de llegar al de Poltronieri. Primero fue el 7 de La Plata, luego el 4 de Monte Caseros, Corrientes y por último los ingleses arremetieron contra el Regimiento 6 de Mercedes que integraba Oscar.
Él así lo recuerda: “Los ingleses pasaron a los dos regimientos anteriores y llegaron a donde estábamos nosotros, que éramos unos 120. Arriba, estábamos los tres de las ametralladoras: Carlos Rollheiser, mi amigo de la colimba; yo, un poco más abajo, y otro más. Empezamos a tirotear a las seis de la mañana. A Rollheiser se le trabó el arma enseguida. Se puso a acomodar la ametralladora y los ingleses lo bajaron. Uno de mis compañeros pega el grito avisando que había muerto. Cuando lo escuché, me dio tanta bronca que los quería bajar a todos. Los ingleses intentaban subir a donde estábamos nosotros. Y en ese momento les dije al subteniente Esteban Lamadrid y al sargento Tito Echeverría: ‘Váyanse ustedes, que tienen hijos’. Me quedé solo. Es que uno se tenía que quedar haciendo ráfaga de ametralladora para que los ingleses no pudieran avanzar. Mientras yo hacía eso, mi regimiento se iba. Pudieron hacer la retirada. Si yo no los hubiera retenido, a nosotros nos mataban a todos de atrás”, reclamó.
Recordó que en aquel momento sintió miedo, pero también mucha adrenalina. “Si vos ves que te matan a un compañero y ves que pican balas por todos lados, sacas energía de cualquier lado. Tuve un Dios aparte, porque las balas picaban por todos lados. Mis compañeros que se habían retirado, me habían dado por muerto. Por suerte, en esa batalla sólo murieron 9 de 120”, recordó.
Aquel episodio se conoció gracias a los militares británicos que habían filmado la batalla. Conocido el video, las Fuerzas Armadas Argentinas confirmaron lo que Poltronieri les había contado a sus compañeros: que había enfrentado solo, con su metralleta, a un batallón de cientos de ingleses. Fue por esa actitud heroica que, meses después de la guerra, el exconscripto obtuvo el mayor reconocimiento militar otorgado por la República Argentina: la Cruz de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate. Fue el único soldado conscripto vivo en recibir esa condecoración
Su misión debe seguir
Malvinas no fue el único lugar donde Oscar sintió a Dios de su lado. Más recientemente hubo otro hecho que así lo reflejó y se lo contó a LOZN: “A días de zarpar, el submarino ‘Ara San Juan’ estaba siendo acondicionado por las Fuerzas Armadas para iniciar el viaje que culminó con el trágico final. Allí “Poltro” iría junto a los tripulantes fallecidos en el mar, pero por cuestiones del azar, tuvo que quedarse en tierra.
Cuando ocurrió ese lamentable caso, él “estaba ahí en Mar del Plata”. “Estaba por salir el submarino y dijeron ‘bueno van a ir cinco días para probarlo’ y, cuando volviera, se iban a ir dos meses y yo iba a ir en el submarino. Si me hubiera ido en ese momento, no estaría hoy hablando acá”, recapituló.
Ese día, Oscar compartió un almuerzo con los 44 tripulantes antes de partir. “Cuando salieron, le hicimos la despedida y cuando me venía a Buenos Aires, me entero lo que había pasado”, indicó.
Regresó al lugar “con el teniente coronel, Esteban Lamadrid, quien era mi jefe. Estuvimos conteniendo a las personas, a la gente y a los familiares, porque en ese momento necesitas apoyo de todos y, como nosotros que estuvimos en la guerra, necesitaban contención de nuestra parte”, afirmó el héroe de Malvinas.
Un regreso sin gloria
La vuelta de las islas, tras la rendición, no fue grata. “Cuando recién llegamos de Malvinas, nosotros vinimos escondidos”, le indicó a LOZN.
Tiempo atrás, reviviendo aquel momento, Potrolnieri afirmó: “Llegamos directamente a Campo de Mayo y al otro día nos trajeron a Mercedes en colectivo. Los únicos que nos recibieron, cuando llegamos acá, fueron las maestras con un montoncito de chicos”.
Y esa es la razón por la cual, siempre se espera visitar los colegios y hablar con los alumnos, “porque sentimos que son los mismos chicos que, en ese entonces, nos estaban esperando”.
Sólo después pudieron reencontrarse con sus familiares, “cuando nosotros ya estábamos en el cuartel”. En su caso los primeros que llegaron a buscarlo fueron dos tíos suyos. “Me dijeron que mi madre estaba internada en el hospital, porque cuando se enteró de que habíamos llegado pensó lo peor, que yo no iba a estar, y se desmayó. Me fui directo para allá. La encontré media dormida. Cuando se despertó, me encontró a la par suya. Me la llevé a casa y estuvimos toda la noche hablando, tomando mate. Pero no le quise decir lo que había hecho, no quería que se pusiera mal. Se enteró después, cuando vino conmigo a la entrega de la medalla. El teniente Abella le dijo todo”.
Un hombre humilde que no baja lo brazos
Poltronieri revive su historia con voz pausada y tono campechano. Ese tono que adquirió en Mercedes, la ciudad bonaerense donde nació el 2 de febrero de 1962. Ahí pasó una niñez muy humilde en la estancia Santa Catalina, donde con sus cinco hermanos aprendió a montar caballos, esquilar ovejas y conocer la naturaleza en medio de largas jornadas de trabajo.
De adolescente también lustró zapatos, cuidó caballos de polo en la estancia de una aristocrática familia argentina y hasta trabajó en una fábrica de merluza en Mar del Plata. Hizo de todo para sobrevivir hasta que, a los 18 años, entró en el Ejército y, después, se fue a las islas.
A su regreso quiso retomar su vida, buscó trabajo, pero no fue fácil. “Antes te agarraban y te decían ‘anda a pedirle a Galtieri’. Querías pedir trabajo y te decían ‘anda pedile a Galtieri’, a este, al otro y no nos daban”, recordó el excombatiente ante La Opinión Zona Norte.
En su búsqueda de nuevos horizontes y nuevo empleo, tuvo la posibilidad de trabajar en la empresa nacional de lácteos La Serenísima, “y ahora estoy trabajando en Campo de Mayo. Hace 21 años que estoy en Campo de Mayo”, aclaró el veterano.
Seguidamente, señaló que durante la pandemia tuvo que recluirse en su domicilio, aunque “el 2 de abril de este año, el jefe nuevo que entró me dijo: ‘Vos así te jubiles de lo que sea, vas a seguir con nosotros y vas a terminar con nosotros, porque vos te hiciste acá'”, relató. Por eso, aunque sigue desarrollando tareas en Campo de Mayo, también se dedica a recorrer el país ayudando a los que más lo necesitan.
Otros compromisos
Precisamente el héroe de Malvinas habló sobre las “otras misiones” a las cuales se dedica. No sólo a difundir la historia de la gesta, sino también recorre el país con motivo de apoyar a instituciones que requieren ayuda comunitaria.
“Junto mercadería no perecedera, junto ropa, y las llevo a esos largos viajes con 7,800 kg de carga de mercadería y ropa”, contó Poltronieri. Así “le llevaba a los wichis” de la provincia de Chaco, junto a su amigo y exteniente coronel Lamadrid, todo lo recaudado y lo hizo en reiteradas oportunidades. “Llevé cinco o seis semis a los wichis, a Chaco, cuando estaba inundado”, recordó.
“La gente me dona y a mí me ayuda mucho la red Carrefour, que nos dan 7.000/8.000 kilos de mercadería, y la ropa la junto yo. Me llama gente de todos lados, de Suipacha, de García, voy la busco y la junto en un depósito. Cuando junto a la mitad del semi, llamo el camión del Ejército y cargan”, dijo al respecto.
En este marco, “el Ejército Argentino traslada las cosas con el comestible”, mientras que “Poltro”, acompaña en su vehículo particular hasta llegar a destino. “Lo llevo a lugares que necesitan, lo descargamos en una escuela y ellos son los que se hacen cargo, sobre todo las maestras y los maestros para distribuir la mercadería y la ropa a la gente que lo necesita. Yo soy padrino en una escuela que se llama La Sirena, en Punta de Buey a 15 km del pueblito del monte chaqueño”, enfatizó el héroe que posee la Cruz al Valor.
Oscar se manifestó más que agradecido con todos los argentinos que fue conociendo en el camino y concluyó: “Recién estoy cayendo. Después de 41 años, la gente me está reconociendo en todos lados y me está dando el cariño, el amor y el afecto y eso es lo que nosotros queríamos”.
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