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Este martes se realizó la segunda jornada de juicio contra Ricardo La Regina, el productor agrícola y ganadero acusado de provocar una masacre ambiental en la colonia de pingüinos de Punta Tombo. Está acusado de destruir 175 nidos y de ser responsable de la muerte de más de 100 pingüinos.
Durante su declaración, el imputado sostuvo que las dificultades en la zona van más allá de las acusaciones. La Regina defendió su postura alegando que “los problemas en la zona son resultado de la falta de delimitación entre su actividad ganadera y la reserva”, un conflicto que, según él, “se ha arrastrado por más de una década”, indicó.
Además, aseguró que hizo “caminos alternativos para no pasar por encima de los pingüinos”.
Además de maltrato animal y daño ambiental agravado en Chubut, a La Regina también se lo acusa de desmontar flora nativa e instalar un cerco electrificado en el lugar. Durante el receso de la primera jornada, el acusado habló con TN, y aseguró: “Yo quiero solucionar el conflicto que tengo”.
“Con el diario del lunes es más fácil, podría decirse que no fue la forma correcta. Pero debido al contexto y las condiciones donde se desarrollaron los hechos, tampoco había otra salida porque me estaban robando mi única forma de vida, el ganado bovino. El Estado estuvo ausente por más de 10 años y la Justicia tampoco actuó en ese momento”, sostuvo.
En diálogo con ese medio, el hombre intentó justificar lo que hizo: “Tengo problemas con los pingüinos de Punta Tombo y de Punta Clara porque no hay límites tangibles entre ellos y el campo. El problema es que no me permiten hacer turismo y ganadería bovina tampoco porque está lleno de depredadores. Cuando puse las vacas, tampoco pude hacerlo porque tengo denuncias de los guardafaunas diciendo que las vacas ingresan a la reserva y, por supuesto lo van a hacer, si no hay alambrado”.
En ese sentido, La Regina reconoció haber realizado el alambrado electrificado, mismo sistema que implementó en el campo, para hacer visible el límite. Sin embargo, aseguró: “No se electrocutaron pingüinos, no hubo ninguno muerto y está acreditado en las pruebas. Cuando se mandó a escarbar en el segundo asentamiento se negaron a hacerlo, creo que sabían que no había nada”.
Segundo día de juicio
El científico del Conicet, biólogo Pablo García Borboroglu, fue el primero en declarar en el segundo día de juicio. Allí, mostró un video que realizó poco después de la masacre de los pingüinos de Punta Tombo y aseguró que los animales murieron tapados por la tierra.
Borboroglu mostró imágenes de video que tomó el 26 de noviembre de 2021 a las 14, en la misma semana en que se descubrió que el área de reproducción de los pingüinos había sido arrasada. En las imágenes se vio a un pingüino de Magallanes tratando de reanimar a dos pichones.
Por su parte, Luis Alberto La Regina, tío y denunciante, aseguró: “Toda la vida estuve en Tombo y no sé si fue un error o una salvajada, pero el daño que se hizo fue innecesario, se puede hacer un alambre sin hacer daño”.
La defensa calificó el video como “prueba ilegal”
El defensor Federico Ruffa dejo planteado que lo dicho por Borboroglu es merecedor de una denuncia por violar la intimidad y la privacidad, al ingresar a un campo que no es de su propiedad a obtener fotografía y filmaciones. Dijo que está claro que el campo donde se trazó la huella, pertenece a Ricardo La Regina. Concluyo Ruffa en que no deben tenerse en cuenta esas pruebas, porque fueron obtenidas “ilegalmente”.
La fiscal y querellante se opusieron a los argumentos de Ruffa y el Tribunal, al deliberar en un cuarto intermedio, rechazó por unanimidad el planteo de la defensa. Los jueces del debate indicaron que no se violó la intimidad de nadie porque se trata de una zona rural y despoblada. El defensor Ruffa hizo reserva de la decisión del Tribunal insistiendo en que toda prueba debe ser obtenida de manera ilícita.
Muerte de los pichones
El especialista Borboroglu, según sus conocimientos, las muertes habían sido recientes. El testigo afirmó también que observó un gran desconcierto entre los pingüinos que se agrupaban buscando en conjunto una salida hacia el mar. Para el científico, luego de su relevamiento, modificaron el lugar de los hechos, hasta los pichones muertos eran otros y las huellas originales estaban modificadas, y si se pudo observar huellas de camioneta recientes. Luego reconoció imágenes de los drones aportados por la Fiscalía, en donde consta el deterioro del terreno destruido y la dimensión del desmonte 770 metros cuadrados.
En otro tramo, el defensor Ruffa cuestionó a la Fiscalía por no haber hecho participar a la Defensa en las pericias e informes que realizo Borboroglu en carácter de testigo, durante la investigación. Insistió en que se respete el carácter de testigo de Borboroglu y que su declaración se circunscribe a esta función. Lo mismo pidió para otros testigos que declararán próximamente. La fiscal general Gómez dijo lo suyo: destacó que el defensor Ruffa tiene la intención de “despojar” de pruebas a la Fiscalía.
El Tribunal afirmó que los dichos de Borboroglu serán consideradas como declaraciones testimoniales y que así será tenido en cuenta al momento de dictar sentencia. Nuevamente, Ruffa adelantó que hará reserva de la resolución de los jueces.
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