Soy el papá de la nena, ella tiene 14 años. Rompió todo y se quiso suicidar. Pagame todo o te reventamos”, era una de las amenazas que un hombre le decía a personas desprevenidas que, inconscientemente, caían en las trampas de una extorsión.
Se trata de una banda, encabezada por un preso y que, junto a sus familiares, buscaban sacarle dinero a vecinos de Santa Cruz, Chubut y Río Negro, asumiendo distintos roles.
De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, a través de fuentes consultadas, se pudo saber que, durante tres meses, esta banda hizo de las suyas haciéndose pasar por menores de edad, por abogados o fiscales y hasta como el presunto padre de esos menores.
Hubo más de cuarenta denuncias en Chubut por estos delitos de extorsión en la que los vecinos, asustados, indicaban que les filtrarían información propia si no entregaban dinero o elementos de valor.
Desmembrando cada uno de los roles de los acusados, este diario pudo saber que dos mujeres (pareja del preso y su hermana) se encontraban abocadas a realizarse perfiles falsos en la red social Facebook, haciéndose pasar por menores de edad. El trabajo no dejaba nada librado al azar, con el fin de hacer una historia creíble, las malvivientes sumaban amigos y subían publicaciones que daban cuenta de una persona como cualquier otra.
El cabecilla de la banda durante el procedimiento en la cárcel. (FOTO: POLICÍA SANTA CRUZ)
Estas mismas mujeres eran las que elegían a las potenciales víctimas. Con algunos indicios, empezaban conversaciones con hombres y, luego de intercambiar algunos mensajes, llegaba el momento: les pedían fotos de ellos donde muestren los genitales y el rostro. Cuando ellos mordían la carnada, aparecía en la escena el hombre privado de su libertad.
El preso se hacía pasar por el padre de la menor y se comunicaba con la víctima: “Soy el papá de la nena, ella tiene 14 años” y luego agregaba: “Se puso como loca y rompió varias cosas. Se quiso suicidar. Pagame lo que rompió y quedamos así”. Las víctimas, acorraladas, decidían hacer transferencias para que su situación no saliera a la luz.
Acá aparecía el cuarto integrante de la banda, otro familiar que se hacía pasar por abogado o fiscal, amenazando con posibles allanamientos si no pagaba. En el mismo sentido, se encargaba de controlar las transferencias y las ocultaba mediante un laberinto de cuentas para dificultar la investigación.
Durante la jornada del miércoles, se desplegó un gran operativo con múltiples allanamientos, en el Instituto Penitenciario Provincial y en domicilios de las localidades de Rawson, Trelew y Gaiman. Allí, personal de la División Cibercrimen Esquel de la Policía Federal secuestró tres computadoras y varios teléfonos celulares.
Los acusados que estaban en libertad fueron detenidos a la espera de nuevas directivas del Juzgado que lleva adelante la investigación.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia