Ashelén Martínez se recibió de Ingeniera Civil en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco mientras este martes se desarrollaba la marcha universitaria.

“Pensé que el final iba a ser el jueves y el profesor me avisó que lo tenía que cambiar para el martes. Dos días menos es un montón cuando estás estudiando, además estaba la marcha así que traté de convencerlo para que no cambie la fecha, pero me dijo que era imposible”, contó a C5N la joven oriunda de Rawson.

“Ya había estudiado mucho para rendir ese final”, mencionó sobre “una de las materias más difíciles (Hormigón 2)” de las ingenierías.

Este iba a ser su segundo intento de aprobar el final y ante la posibilidad de desaprobar, “no había avisado ni a mis compañeros de trabajo, ni a mis amigos, ni siquiera a mis alumnos”.

Durante el examen escrito “se escuchaban los bombos y toda la gente afuera, había mucha tensión. Además, los profes estaban hablando y analizando la situación mientras yo trataba de concentrarme y exprimir mi cerebro”.

Después, debió rendir el examen oral. “Estuve bastante tiempo porque me pasearon por toda la materia. Ya había dejado de escuchar el bochinche de afuera e imaginé que se habían ido a la marcha”.

Una hora después, le dijeron que había aprobado. “Agarré mi cuatro y me fui lo más rápido posible”, acotó.

Ashelén solo le había avisado a su novio y su familia, quienes la estaban esperando.

“El camino más corto para llegar al ‘chanchodrómo’ es ir por adentro y salir por la puerta principal. Mi mamá quería rodear la universidad, que es el camino más largo, pero para personas que nunca habían pisado una universidad me parecía importante que transiten el pasillo por el que yo había transitado durante muchísimos años“, contó

“Cuando llegué a la puerta principal, no sabía que estaba toda la gente, estaban en silencio, pero porque se estaban dando discursos”, explicó Ashelén.

Allí fue cuando quien estaba conduciendo el acto hizo mención a que estaba pasando una nueva graduada.

“Todos empezaron a aplaudir”, contó.

La ingeniera además de dar clases está trabajando en el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que depende de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), llevando a cabo obras de urbanización en uno de los barrios populares de Trelew.

Toda mi educación fue pública, elegí la escuela técnica, me recibí de Maestro Mayor de Obras en el establecimiento donde actualmente soy docente, estoy tratando de devolver a la sociedad todo lo que me dio. Siempre supe que quería hacer esto, me recibí de lo que siempre soñé”, afirmó.

Hija de un jubilado que es taxista y una ama de casa, ninguno con estudios secundarios completos, su profesionalización fue posible gracias a las becas “me ayudaron muchísimo, aseguró al tiempo que agregó que comenzó a trabajar a los 18 años porque “así es la vida del pobre, si quiere estudiar, tiene que trabajar“.

 

 

 

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