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La inflación y los crecientes costos de vida son temas que afectan a toda la población, pero adquieren una dimensión aún mayor cuando se trata del sector estudiantil universitario. La reciente investigación llevada a cabo en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) en su sede de Comodoro Rivadavia revela datos clave sobre los gastos que deben afrontar los estudiantes para mantener su trayectoria académica.
Este estudio, elaborado por las investigadoras Almendra Nallely Salgado Nievas y Juliana Nahir Olivera, ofrece un panorama claro y actualizado de las dificultades económicas que enfrentan quienes desean acceder y permanecer en la educación superior en una región caracterizada por altos costos de vida y una inflación descontrolada.
En cifras: ¿Cuánto cuesta ser estudiante en 2025?
Según el informe, la inflación acumulada en el período abarcado por la investigación, que va desde junio de 2024 hasta abril de 2025 fue del 41,34%. Este porcentaje refleja el incremento sostenido en los precios y que impacta directamente en los gastos de los estudiantes.
En este contexto, un estudiante que vive solo necesita hoy más de $1.149.301,37 mensuales para cubrir sus gastos básicos y sostener su carrera universitaria en Comodoro Rivadavia. Esta cifra incluye gastos en alimentación, alquiler, insumos universitarios, conectividad, transporte y otros insumos esenciales para el desarrollo académico.
Diferentes perfiles, diferentes costos
El estudio realizó una muestra representativa de 330 estudiantes de distintas facultades y perfiló cuatro categorías de gastos según la situación habitacional y socioeconómica:
- Estudiante que vive en el albergue universitario
Este perfil requiere un gasto mensual estimado de $226.164,61. Es importante destacar que esta cifra representa solo los costos asociados a insumos básicos, sin incluir gastos como luz, gas, alimentación o alquiler, ya que estos están o cubiertos o al menos subsidiados en los albergues. - Estudiante que comparte un alquiler
Aquellos que residen en alquiler con compañeros enfrentan un gasto mensual promedio de $751.771,94. Si bien esta cifra es considerable, resulta ser menor que el costo para quienes viven solos, lo que evidencia que compartir vivienda ayuda a reducir los gastos. - Estudiante que vive con su familia
Este perfil presenta un gasto de aproximadamente $244.538,05 mensuales. La principal ventaja en esta situación es que no enfrentan costos de alquiler ni de alimentación, ya que estos son asumidos por la familia, permitiendo que destinen sus ingresos a otros gastos educativos y de esparcimiento. - Estudiante que vive solo
Es el perfil que más gastos enfrenta, con una necesidad de más de $1.149.301,37 mensuales. La diferencia con otros perfiles es notable: el costo es cinco veces mayor que el de quienes viven en albergues o con sus familias y poco menos que el doble de quienes comparten alquiler, evidenciando la carga económica que implica la vivienda independiente y la autonomía.
Principales rubros de gastos: alimentación, alquiler e insumos
El análisis de la canasta básica total universitaria (CBTU) revela los principales componentes del gasto:
- Alimentación: pasó de $83.944 en junio de 2024 a $204.407 en abril de 2025, marcando un incremento de más del 140%. La alimentación representa uno de los rubros más significativos y en constante aumento.
- Alquiler: con un valor promedio de alrededor de $600.000, constituye una de las partidas más elevadas en el presupuesto del estudiante.
- Insumos universitarios: cuyos costos superan los $70.000, dependiendo de la carrera y el perfil del estudiante. Estos insumos incluyen materiales de estudio, libros, tecnología y otros recursos necesarios para el desarrollo académico.
Además, la conectividad se ha convertido en un aspecto crucial, dado que el 91,2% de los estudiantes declaró necesitar Internet para sus actividades académicas. La variación en los costos de conectividad y servicios básicos también influye en la economía estudiantil.
El impacto de las políticas públicas
El informe destaca que los estudiantes que acceden a becas y beneficios en educación enfrentan mayores desafíos, por lo que la presencia de políticas públicas efectivas resulta fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación superior.
La ampliación y fortalecimiento de estos programas no solo alivian la carga económica, sino que también fomentan la inclusión social y la permanencia de los estudiantes en la universidad.
La importancia de una política integral
Sostener una universidad pública en contextos de inflación y costos de vida elevados requiere más que solo esfuerzos individuales. Es imprescindible que las políticas públicas acompañen a los estudiantes, brindando apoyo económico, acceso a becas, subsidios en vivienda y transporte, y programas de asistencia alimentaria.
Solo así se podrá garantizar que el derecho a la educación pública sea efectivo, promoviendo la igualdad de oportunidades y contribuyendo al desarrollo social y económico de la región. La investigación realizada en la UNPSJB revela una realidad que no por conocida puede ser ignorada: los costos de estudiar una carrera universitaria son altos y continúan en aumento.
Además deja en evidencia las razones por las cuáles se achica el número de estudiantes que “se van” a estudiar a otras localidades. Lo que cuesta estudiar en Comodoro Rivadavia no es lejano a hacerlo en otras ciudades.
Para una familia de ingresos medios, poder sostener a su hijo en otra ciudad, le implica tener que duplicar sus ingresos, al menos, para no resentir la economía del hogar. Esto es un factor de desigualdad que abandona aquel principio de movilidad social que la sociedad argentina supo forjar.
Si no existen acciones conjuntas y sostenidas, el acceso a la Universidad dejará de ser una herramienta de progreso para volverse sólo un signo de clase.
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