Claudia Wanda Núñez, de 48 años, es una vecina del sector Fracción 14 de Comodoro Rivadavia. Ella junto a un grupo de amigos (actualmente son 7 personas) comenzaron a gestar la idea de ayudar a sus vecinos y especialmente a los niños y niñas que viven en el sector. Poco después, en medio de plena pandemia del coronavirus lo hicieron realidad.

 


La mujer es oriunda de San Martín, provincia de Buenos Aires y tiene una hija, Priscila, quien es vendedora de ropa y cosméticos independiente, aunque actualmente está desocupada. Llegó hace 20 años a la ciudad petrolera y en marzo de 2020 empezó a hacer realidad lo que gestaba en su cabeza desde hacía tiempo. Inicialmente, la idea de un merendero la tuvo ella.

 

“Arrancamos con un par de amigos y luego al ver que las necesidades eran muchas, se fueron sumando más colaboradores. También empezamos a juntar ropa, camas, colchones, sillas para gente con discapacidades. Y lo próximo fue pedir donaciones para seguir manteniendo lo que hacíamos y crecer”, agregó la mujer, contenta por la felicidad repartida a tantos pequeños y en comunicación con Diario Crónica.

Más de 50 chicos

En este sentido, el diario La Opinión Zona Norte contactó a Cristina. “Tuve la idea principal y dije bueno voy a empezar a hacer algo por la gente, porque vi que había mucha necesidad, mucha gente que no tenía para comer”. Además de asistir a la comunidad de su barrio, también fueron a una zona que se encuentra detrás de una saladita de la localidad, “ahí a la gente se le llovía la casa, llevamos nylon, ropa y muchas otras cosas”.

 

“En Fracción 14 son más de 50 chicos que venían a buscar alimento, ahora no estamos haciendo, paramos porque las cosas las poníamos nosotros. Poníamos plata entre todos para comprar la verdura, la carne y el pollo. A veces la gente nos daba algunas cositas, pero en lo que más nos daban era ropa, calzado, sillas de ruedas, andadores para abuelos, muebles, camas, colchones”. Todas las donaciones fueron entregadas a personas con necesidad.

“Todo a pulmón”

Ese es el nombre del merendero que en un momento llegó a recibir hasta 58 niños y niñas de la zona. “El grupo comenzó cuando empezó esta pandemia. Al ver a mucha gente sin trabajo que no tenía para comer ni darle de comer a su familia, decidimos hacer ollas populares en mi casa”, comenzó contando.

 

“El nombre surgió porque en invierno hubo días de mucho frío, cayó nieve y nosotros andábamos por todos lados, con los vidrios de los autos con hielo hacíamos fuego para las ollas y andábamos abajo del agua llevando nylon para la gente que necesitaba. Pensé hacemos todo a pulmón y propuse ponerle ese nombre, porque así es como lo hacemos”, contó la mujer a La Opinión Zona Norte. Y agregó: “Estamos felices por ver que la gente coma, más que nada los chicos. Es algo muy grande y da mucha satisfacción”.

 

Aunque hace un mes tuvieron que parar la actividad, piensan volver en abril. “Paramos porque no teníamos recursos. Queremos empezar de nuevo porque vamos a arrancar con más cosas”. Para esto es necesario recibir donaciones. Entre diversos alimentos, también necesitan ollas grandes para hacer las comidas, ya que tienen una sola. Además, una heladera donde guardar los alimentos que deben mantener la cadena de frío.

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