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Un gran operativo antidrogas llevado a cabo por la Policía Federal y la Fiscalía Federal desmanteló una estructura dedicada al narcomenudeo en el barrio 30 de Octubre de Comodoro Rivadavia, específicamente en el complejo conocido como 1008 Viviendas. La investigación se inició tras una denuncia anónima.
La organización desbaratada estaba integrada por tres hombres y dos mujeres, y su particularidad radicó en que su líder, C. A. R. (de apellido Rocha), manejaba toda la operación desde su lugar de detención por una causa anterior. Las personas fueron procesadas por la Justicia, algunos con prisión preventiva y otros con domiciliaria.
Con relación a la denuncia que dio inicio a la investigación y al procedimiento, la misma alertó a la línea 134 del Ministerio de Seguridad sobre el uso de distintos departamentos del complejo para la venta de cocaína y marihuana. Los compradores iban hasta el luegar y, en otros casos, los integrantes de la banda hacían deliverys.
Los primeros seguimientos apuntaron a L. N. E. (Espinosa), un joven que realizaba un rudimentario “delivery” a pie, pero pronto se confirmó que este dependía de un jefe mayor. La Unidad Fiscal Federal y la División de Investigaciones Especiales de la Policía Federal lograron documentar que Rocha, desde el penal, organizaba todo.
El interno impartía órdenes, administraba el dinero y organizaba la distribución de la droga codificada en “tappers”, la unidad con la que la banda clasificaba las porciones. Las escuchas telefónicas revelaron el nivel de detalle gerencial: el 22 de septiembre, Rocha llamó a Espinosa para organizar pagos, entregas y porcentajes, ordenando:
“Cinco tappers para la E., dos para vos, dos para la G. y dos para el que está laburando”, le dijo, fijando además una recaudación semanal de 110.000 pesos que Espinosa debía cobrar personalmente. A través de decenas de llamadas similares, el líder controlaba el ingreso de dinero, mientras sus cómplices operaban en los departamentos.
Además, en una de esas comunicaciones, uno de los auxiliares, H. E. Z. (Zilli), tuvo que rendir cuentas al líder narco y le explicó que tenía “la plata en el celular de la mamá”. Minutos después, las transferencias confirmaron que desde una cuenta a nombre de S. J. N., madre de Zilli, salieron 2.000.000 de pesos hacia la línea de Rocha.
Según lo consignado por ADNSUR, entre octubre y mediados de noviembre, el líder acumuló más de 10.000.000 de pesos solo de la venta al menudeo, provenientes de Zilli, E. G. M. (Martínez) y G. S. (Spinelli), pareja de Espinosa.
Con el cuadro completo, la jueza de garantías autorizó los allanamientos, que fueron ejecutados por la Policía Federal, Drogas Peligrosas y el GEOP de Chubut. El resultado de los procedimientos fue contundente: en la vivienda de Zilli se halló una balanza de precisión, casi 12 gramos de cocaína, más de medio kilo de la misma sustancia y municiones de diversos calibres.
Por otro lado, en la casa de Espinosa se encontraron casi 200 gramos de cocaína, dos balanzas, tres celulares, municiones, 15 envoltorios listos para la venta y 28 macetas con plantas de marihuana y su sistema de iluminación.
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