En enero, un posible desembarco del coronavirus parecía tan distante como los más de 19 mil kilómetros que separan Argentina de Wuhan, la ciudad china donde explotó el virus.
Francia, Italia, España, Reino Unido y Alemania sintieron la réplica de manera casi inmediata. Sin margen a reaccionar, el pico en la curva de contagios hizo colapsar rápidamente el sistema de salud.
Para ese entonces, las alertas en el gobierno de Alberto Fernández ya estaban encendidas. Poco después, el 3 de marzo, se registró el primer caso en la Argentina y, desde ese entonces, los números han ido en ascenso.
La primera medida drástica del Ejecutivo fue la suspensión de clases y a pocos días el acuerdo con todas las provincias para decretar el aislamiento social, preventivo y obligatorio a partir del 20 de marzo, que luego fue prorrogándose en función del avance del virus en todo el país.
La gobernadora Alicia Kirchner no dudó en acompañar las decisiones de la Casa Rosada, pese a que en ese momento aún no había indicios de coronavirus en la provincia. Recién una semana después de decretada la cuarentena, el 27 de marzo, apareció el primer infectado en El Calafate.
La importancia de las disposiciones con visión federal, el tiempo ganado para optimizar el sistema de salud, los miles de repatriados que vuelven a la provincia y la importancia de mantener el distanciamiento social son algunos de los puntos que responde el ministro de Salud de Santa Cruz, Juan Carlos Nadalich, en esta entrevista exclusiva con La Opinión Austral.
LOA- ¿En qué situación se encontraba el sistema de salud provincial antes de desatarse la pandemia? ¿Con cuántas camas y respiradores contaba la provincia?
J. C. N. Si uno toma lo que es el proceso de evolución, encontramos un desarrollo en algunas localidades de crecimientos en determinadas especialidades.
Hay que revisar la política de salud en forma global, porque indudablemente si uno sólo se define a una determinada especialidad, o a un problema determinado, no es la atención de la totalidad de la política de salud.
Tenés por un lado normativas que deberían estar integradas en una política de salud y hay que continuar trabajando. En eso hay un déficit estructural en la provincia. Y también hay desarrollos de atenciones que se hipertrofian sin tener en cuenta la necesidad de los otros. El desarrollo de una terapia intensiva requiere que la institución completa tenga un desarrollo.
Tenemos en Santa Cruz también un componente de derivados. Eso nos marca acciones que se tienen que desarrollar en las localidades para la atención integrada. Un ejemplo son temáticas de discapacidad o enfermedades crónicas.
El coronavirus marcó una etapa en la que la población puede ver cómo a nivel mundial, frente a la demanda exagerada como es una pandemia, ningún sistema está preparado.
LOA. – Durante el aislamiento preventivo ¿ese número se incrementó? y ¿en qué condiciones dejó al sistema de salud?
J. C. N.- Todo se ha ido adaptando a esa función. En un mejoramiento preparado para la pandemia, pero a la vez significó un detrimento en otras cosas que se estaban haciendo.
Al producir una medida coyuntural como el aislamiento, también se disminuyeron las atenciones rutinarias. En esto hay que tener cuidado en qué cosas mejoramos y cuáles descuidamos. Todo el mundo está sintiendo que el desarrollo del chico, el control del embarazo, las enfermedades crónicas, no las estamos atendiendo como lo veníamos haciendo.
En otro espacio hemos mejorado. Por ejemplo la preparación en zonas rojas y verdes, el adiestramiento del personal, nuevos equipos que hubo que conseguir, la visión de cómo uno tiene escasez para conseguir y cómo se desarrolla ese proceso.
Las inversiones no sólo llegan desde provincia, sino de Nación más el UNIRSE.
Desde la provincia acompañamos el concepto de que tenemos que manejarnos como argentinos frente a un problema general. Poner en liderazgo una estructura a la que todos acompañemos. Pasó con los respiradores: si cada uno iba a la competencia, pasaba lo que sucede en el mundo cuando ves, por ejemplo, que Estados Unidos acapara cosas que se necesitan en otro lugar. Puede llegar a suceder con las vacunas y con los medicamentos. Hay una parte del mundo, en la que por suerte estamos los argentinos, que pensamos que los bienes sociales deben ser comunes para todos. Pero hemos visto cómo en la historia de la humanidad, por ejemplo, la Sabín primero llegó a los ricos y luego a los pobres.
LOA. – ¿Cuánto lleva invertido la provincia en prevención y tratamiento del coronavirus?
Ha habido aportes direccionados a las áreas provinciales. Casi 100 millones de pesos y otras cuestiones como que he podido nombrar. Laboratorio en Río Gallegos se ha armado sin seguir las normas habituales para la incorporación de personal. Estamos en Calafate, Río Gallegos y Caleta Olivia. Las inversiones no sólo llegan desde los aportes de Estado Provincial, sino también del Nacional, más aporte de UNIRSE. 100 millones de Nación que se agregan a las 4 cuotas de $ 5 mil para el personal de salud que se comenzará a pagar en estos días.
LOA. – Cuando los contagios empezaron a reproducirse con ritmo, ¿temió que el sistema pudiera sufrir un eventual colapso?
J. C. N. – Totalmente, era la primera hipótesis. Me ha tocado estar en el comienzo del cólera, el N1H1, el dengue, y ahora esta situación. En general las epidemias muestran una dimensión de sobrepaso de toda lógica. La historia de la humanidad muestra que ciertas dimensiones marcan lo que la sociedad no quiere atender como un elemento expresivo. Cuando tenés problemas de agua potable, de hacinamiento y se va ahora en las comunidades concentradas, que el deterioro se produce más rápidamente. Por lo que el colapso en estos elementos es lo primero que uno tiene que prever.
Los insumos fueron una disputa muy importante. Trabajo con la comunidad y actores sociales para entender la dimensión del problema. El avance nos permitió tomar algún tiempo de distancia.
Trabajamos mucho para que la Nación asumiera el rol y las decisiones fueron contundentes en el detenimiento de la transmisión, pero que si se hacían sectorialmente no tenían ningún sentido. Menos en Santa Cruz, que por el movimiento petrolero, las empresas mineras, el proceso de tránsito, camiones que deben ir a Tierra del Fuego, el intercambio regional, es casi imposible pararlo personalmente. Si no hubiera habido un tema institucional y que la Nación asumiera esos roles, no hubiéramos tenido esta realidad que tenemos hoy.
LOA. – Hace poco, Necochea fue noticia por un gran foco de contagio. El vector del virus fue un camionero que viajó a CABA y al volver a la ciudad balnearia infectó a su esposa. ¿Ese tipo de traslado del virus es algo que puede darse también en Santa Cruz?
J. C. N.- Va a suceder y está sucediendo. El virus hace su trabajo. Somos portadores. El impacto que se ha hecho cerrando ciertas actividades implicó el hecho de permitir la vida. Los camiones son necesarios para que los alimentos llegaran. Debemos organizarnos. No a partir del sálvese quien pueda, sino que todos dejamos un poco nuestras libertades para aportar al común. El transporte se da y esos ejemplos marcan. El virus es de una variante que vino para quedarse. Va a estar con nosotros, por lo tanto, es un proceso que debemos tener en cuenta. La perspectiva son elementos de anticuerpos que el organismo los recuerda con un tiempo breve. La inmunidad que se produce es por un tiempo que aún no está estudiado. El perfil de las características del virus implica que cuando se conozca la vacuna estaremos más cerca de (la vacuna de) la gripe que del sarampión en tiempo de protección.
Estamos buscando la aparición de casos nuevos con sintomatología.
Muchos de los que vinieron tienen anticuerpos. Incluso los que se infectaron en la provincia también tienen anticuerpos.
LOA.- Esta semana, el Gobierno informó que llegarán más “repatriados”, ¿cuántos ingresarán y cuántos estiman que faltarían ingresar?
Fuimos muy firmes con los movimientos, tomamos esa estructura matemática de los 14 días para que las personas que llegan nos dieran la información. Vamos a comenzar una etapa de ingreso. Es sorprendente la cantidad de gente, 1.200 tenía Casa Santa Cruz hasta ayer anotados para venir de todo el territorio. Más colectivos desde Jujuy, Mendoza, Salta, San Juan también desde Formosa, Misiones, Entre Ríos, Corrientes y, después Buenos Aires.
Además, también santacruceños dentro de las 3 mil personas que se encuentran en el exterior esperando a ser repatriados. Tenemos que pensar que, al menos, unas dos mil personas más están esperando venir.
La etapa que viene es la de detección de anticuerpos. Esta semana terminamos de poner a punto Caleta Olivia para poder tener tres centros de detección del virus. Ahora la próxima etapa será detectar el anticuerpo, porque si uno tuvo el contagio, no dio síntomas, el organismo nos dice que estuvo en contacto con el virus. Estimo que, más o menos un 30 por ciento de piso tiene anticuerpos (un poco más). Las medidas sociales que uno puede levantar son mayores. Porque significa que la sociedad está un poco más resguardada.
LOA. – El último caso confirmado de Covid, del que aún no se ha podido establecer el nexo epidemiológico, ¿se han aproximado a ese dato?
J. C. N.- No, matemáticamente a nosotros nos da que el eje siguen siendo los 14 días. Esta persona ha tenido otros contactos luego de volver de la obra de las represas. Los procesos nos dan que los elementos no están relacionados tanto con las represas sino con el momento posterior. No podemos aseverar una ni la otra. Porque también es cierto que algunos positivos han superado ese tiempo de los 14 días en lo que continúa dando positivo. Primer hisopado da positivo y un segundo da negativo. Por lo que ya estaba transitando el componente. Si toma todo el caso, el procedimiento se da a posterior de la salida de la obra.
LOA. – ¿Eso da alguna pauta de que pudiera existir transmisión comunitaria?
J. C. N. – No, transmisión comunitaria es un término técnico cuando se produce un desparramo cuando ya el nexo está diseminado. Estamos en una etapa de contención, buscando la aparición de casos nuevos con sintomatología.
LOA. – Actualmente, Santa Cruz está libre de coronavirus. En caso de continuar así, ¿qué cree que la sociedad debe entender como un cambio radical después de la pandemia?
J. C. N.- Espero que la comunidad entienda dos cosas: la norma que sacamos enmarca en el artículo 1 lo que hay que tener en cuenta.Tenemos que acostumbrarnos a un proceso de distanciamiento y de medidas de higiene. Hay que empezar a ver cómo desarrollamos todas las actividades comerciales, nuestra vida social, cómo hacer que avance la escuela, pero es probable que tengamos que tener otra forma de trabajar. Hasta que tengamos un elemento defensivo, ya sea que mucha gente ya haya tenido el virus o una vacuna que desarrolle las defensas de las personas. Espero que la población vea los ejemplos que pasan en otro lugar, y no dejar de pensar que eso también nos puede pasar. Nos tiene que servir para reflexionar.
LOA. – Se ha hablado de un posible retorno de clases para agosto, septiembre, ¿qué opina de eso?
J. C. N.- Pienso primero en la semana que viene, luego veremos.
Leé más notas de Eugenia María Rodríguez
Compartir esta noticia