“Si se tratara de trazar mapas, coordenadas y accidentes geográficos, no vibraría la obra de Muruzábal. La cartografía afectiva propia de la artista reverbera en lo amoroso, cálido, peludo, fotos, retazos, elementos que se van uniendo. Venas masticadas cuidadosamente como en los Kai Ajnun o quillangos enlazan la composición. ¿Es memoria histórica o memoria con arte?, tampoco es la memoria viva de un fuego, llamita apenas perceptible, que aunadas y agitadas por el viento trazan la cartografía afectiva de la Patagonia”, dice el texto curatorial de Toia Ibáñez sobre “Lo que habita el viento CACICA – cartografía geográfica y afectiva” de Bettina Muruzábal, que se inaugura este sábado en la galería de arte Laguanacazul.

Una de las piezas de “Lo que habita el viento CACICA”.

La muestra de Muruzábal aborda la figura de María, la primera mujer originaria en pisar las Islas Malvinas. “María la Grande” (como la apodó Luis Vernet), “Santa María” (como la denominó Darwin), “María la Vieja” o “La Reina”, nació alrededor de 1789 y su nombre es el único registro de una jefatura indígena en la Patagonia meridional.

“En 2020, cuando me pongo a investigar sobre las ‘catalanas de San Julián‘ haciendo antropología de género, ahí es donde tomo noticia de que había existido María. Silvana Buscaglia, una investigadora del CONICET, escribió un artículo muy interesante (NdR: “El origen de la cacica María y su familia. Una aproximación genealógica”) cotejando fuentes de diferentes autores, escritos en las bitácoras de viajeros de esa época, estamos hablando de fines del siglo XVIII, principios del siglo XIX. Es información científica, pero es información que no circulaba en los diseños curriculares de nuestras escuelas ni en las lecturas habituales”, repasa la artista en diálogo con La Opinión Austral.

“En ella encontramos cuestiones identitarias”.
BETTINA MURUZÁBAL, ARTISTA

“Hoy, tener esta muestra, podríamos decir de antropología de género, es dar a conocer a María desde un lugar performático y desde una teoría que tiene que ver con ficcionar la realidad para hacerla conocer. De María no hay una fotografía, hay interpretaciones, pero sí se conoce mucho y hay muchas descripciones de ella respecto a que Vernet, por ejemplo, la encontró, siendo jinete, arreando ganado en las cercanías del fuerte San José, en lo que ahora es Península Valdés“, comentó.

A través de María

“El cacicazgo de María abarcó desde Río Negro hasta Bahía San Gregorio“, suma Muruzábal y reflexiona “creo que en ella encontramos cuestiones identitarias de Patagonia. María también viajó a Malvinas y tuvo un encuentro con otra María, María Sáez, que era la esposa del gobernador argentino de Malvinas, entonces a través de ella podemos contar la historia patagónica, a través de sus múltiples voces”.

La teoría que siguió para trabajar el proyecto/práctica artística es “La teoría de la ficción como bolsa transportadora” de Ursula Le Guin.

“Hice una performance en el 2020, a través de Zoom, para diferentes artistas de México Barcelona, con quienes nos encontramos para trabajar en aquel entonces en la modalidad que podíamos y eso trajo también una mirada nueva de cómo hacer el trabajo performático, en un tiempo que estaba limitado”, recordó.

Detallando la muestra que se expondrá durante todo el mes de mayo con entrada libre y gratuita en la galería, sita en 25 de Mayo 38 en El Calafate, señaló que “es una práctica artística a través de la performance, el registro fotográfico y una selección ajustada de objetos”.

“Estoy muy agradecida por la curaduría de Toia Ibáñez y esta invitación de la galería. Es una muestra instalativa que por primera vez la exhibo y espero que se muestre también en Río Gallegos”, cerró.

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