Un auto, una moto o incluso una bicicleta significan independencia, más cuando las distancias son largas y los climas hostiles, como los de la Patagonia.

En 2014 a Hernán Ortega le cambió la vida. “Fui acuchillado en capital, me robaron una YBR 125. Laburaba en La Continental de Recoleta, ahí cambió mi vida. Estuve dos años viviendo con mi mamá y con mi hermana, no nos llevábamos, me agarró la loca, me tomé el micro y me vine para acá“, cuenta al móvil de La Opinión Austral.

Así llegó desde Ciudad Autónoma de Buenos Aires a Río Gallegos, donde decidió que el uso de silla de ruedas no iba a ser un impedimento para movilizarse ágilmente y, por qué no, en una moto.

“En diciembre de 2021 viajé para ponerme una máquina en el estómago para que me calme los espasmos que tengo en la pierna. Me compré un Zanella tricargo, la armé y me subí”, cuenta. Durante su estadía anduvo a bordo de esa Zanella adaptada, pero al regresar a Santa Cruz debía encontrar cómo movilizarse.

Manos a la obra

“Estuve un año y medio en Buenos Aires para que me pongan la bomba, hace tres meses volví y publiqué en Facebook”, repasa sobre cómo se encontró con las personas que colaboraron en el armado de su nuevo vehículo. Walter Renegado, un vecino del barrio 266, Fénix Moto y Franco pusieron manos a la obra.

“Me había traído una Zanella tricargo, pero sin arranque eléctrico, se la quedaron los muchachos y me compraron una moto 110 y la transformaron”. Hernán estrenó su moto adaptada este viernes, oportunidad en la que el móvil de La Opinión Austral le realizó la entrevista.

Con la ayuda de vecinos, Hernán fusionó la silla con la moto. Foto: José Silva/La Opinión Austral

En cuanto a la licencia, ya tiene previsto acercarse a la Dirección de Tránsito para obtenerla. “Quiero hacer las cosas bien y tratar de conseguir el carné de conducir“, señala.

“Quería independencia, manejarme independientemente, no tener que depender de nadie”, sostuvo sobre lo que lo motivó a concretar el proyecto de su moto adaptada.

Lucharla

“Mucha gente me conoce porque estuve un año laburando con hielo y nieve, mucha gente se debe acordar de mí, me conocen de vender churros y alfajores en Zapiola y Estrada y afuera del Banco Nación en la capital santacruceña. Estuve un año en la puerta del banco y me terminé de hacer la casita en el Bicentenario IISiempre busco mi independencia. Siempre luchándola”, manifiesta con una sonrisa en el rostro.

“Vine para acá, trabajé y en base a mi esfuerzo pude levantar mi casa. Estoy muy agradecido a la provincia de Santa Cruz, lo que nunca tuve en Buenos Airesacá lo pude tener“, sostiene Hernán y cerrando, desliza que “capaz me agarra la loca y me voy de vacaciones con la moto”.

EN ESTA NOTA Silla de ruedas

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