La totalidad del trabajo diario que se realiza en un medio gráfico completa su camino cuando sale de la planta de impresión. Es allí donde las páginas en blanco toman vida y se completan con las noticias que a la gente le interesa. Con el paso del tiempo y con los avances de las tecnología, fueron muchos los cambios que esta noble profesión sufrió, pero algo no se modificó: el compromiso y la pasión de los operarios.

 

 

 

En esta labor, destaca la trayectoria del jefe de planta Juan Benítez, que lleva más de 30 años al frente de las máquinas de la imprenta. “Estoy en el diario desde el año 89. Me llevó Alberto Raúl Segovia, todavía estaba el equipo viejo. Después llegó la nueva impresora y empezamos a armar todo”, recordó el histórico operario a La Opinión Austral.

 

Con el paso del tiempo, el equipo de trabajo se fue consolidando a base de un fuerte compañerismo y sentido de pertenencia con el medio. “Si hay problemas uno se tiene que quemar las pestañas con los muchachos. Hacemos todo, mecánica e impresión, todos los chicos colaboran”, destacó Juan.

A lo largo de los años, hay un sin fin de anécdotas en ese taller. No obstante, el Jefe de Planta recordó una situación muy peculiar durante la impresión del diario.

 

“Una vez llegamos a imprimir el diario y en tapa salía un homicidio en Río Gallegos. Cuando fuimos a ver la página del crimen, no estaba. Empezamos a buscarla y resulta que se habían confundido con la página del día anterior. Ese día sacamos el diario a las 8 o 9 de la mañana”, rememoró risueño.

 

Pasó el tiempo, el diario siguió creciendo y avanzando hasta el momento que La Opinión Austral pasó al color. Juan narró que ese cambio fue un reto difícil, pero gracias a su incondicional equipo de trabajo lo pudieron concretar.

 

“Hay buena amistad y buen compañerismo. Apostamos a que el diario siga mejorando, porque lo que hacemos es la terminación de todo el trabajo. Uno quiere que el diario salga bien”, concluyó el histórico trabajador de esta institución.

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