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María Antonia de San José nació en la “madre de ciudades” en 1730, hablaba español y quechua y evangelizaba junto con los miembros de la Compañía de Jesús. Fueron los quechuas quienes la bautizaron “Mama Antula”.

Tras la expulsión de los jesuitas del país, fue de ciudad en ciudad por las regiones pobres del nordeste argentino, promoviendo ejercicios espirituales según el espíritu ignaciano, confiando únicamente en la Providencia. En sólo ocho años, consiguió ofrecer los ejercicios espirituales a 70 mil personas, reseña Vatican News.

La fundadora de la Casa de Ejercicios de Buenos Aires murió el 7 de marzo de 1799, a los 69 años. Fue enterrada en la basílica de Nuestra Señora de la Merced de la calle Bartolomé Mitre, Buenos Aires. El 12 de julio de 1799, su cuerpo fue trasladado a la basílica de Santo Domingo. Hoy sus restos mortales descansan en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires. El proceso de beatificación comenzó en 1905.

Finalmente, el 27 de agosto de 2016 fue beatificada, luego de que el papa autorizara la publicación de un milagro por la sanación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, quien recuperó la salud en 1900 por su intercesión.

Este martes, el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, cardenal Marcello Semeraro, informó que el papa Francisco autorizó al dicasterio a promulgar el decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión de Mama Antula.

El milagro que hace a su canonización está relacionado con Argentina, específicamente con Santa Fe, donde a mediados de 2017 un hombre ingresó al hospital.

El diagnóstico era un “ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico“. Fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos en estado comatoso, con pronóstico muy reservado y “con muy pocas posibilidades de volver a la vida normal debido a las lesiones cerebrales irreparables”.

Familiares y amigos del enfermo habían rezado pidiendo la intercesión de la beata María Antonia de San José. Así también lo hicieron otras siete personas que no eran ni amigos ni familiares. En pocos días, la mejoría fue notable.

Ese hombre es Claudio Perusini, docente jubilado, quien actualmente reside en Lago Posadas, provincia de Santa Cruz.

Perusini, quien desarrolló su carrera profesional mayormente enseñando filosofía en establecimientos de Río Gallegos, como la Escuela Primaria N° 15, el Colegio Secundario N° 25 y la Casa Salesiana, dialogó con La Opinión Austral y afirmó que nunca perdió la fe.

Se espera que la canonización de la primera santa argentina tenga lugar a inicios de 2024 en la plaza de San Pedro, ceremonia de la que el santacruceño espera poder ser parte.

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