Your browser doesn’t support HTML5 audio
En conmemoración del fallecimiento de San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, cada 4 de agosto, se celebra el Día del Sacerdote.
“Comencé mi camino vocacional con el padre Daniel Vreccar, quien creo que fue el último salesiano en Las Heras y luego me presentó al obispo de Río Gallegos, en ese momento Alejandro Buccolini“, recuerda el padre Raúl Domínguez en diálogo con FM 92.1 Las Heras.
Domínguez nació en Canquel, provincia de Chubut, y se crio en Gaiman. Hijo de madre de origen mapuche y de padre de origen tehuelche, fue criado por sus abuelos.
Tenía 18 años cuando llegó a trabajar a Las Heras. En la localidad de la zona norte de Santa Cruz fue guiado espiritualmente. “Me ayudó para enfocarme en lo que realmente quería para mi vida y a descubrir, con errores y con fracasos, lo que quería hacer”, sostiene.
Su ordenación sacerdotal fue celebrada por monseñor Alejandro Buccolini, el 18 marzo de 2004 en Gaiman.
Entre los destinos pastorales de Domínguez estuvieron Koluel Kayke, Pico Truncado, Caleta Olivia y Río Gallegos, ciudad donde actualmente es párroco en San José Obrero, la “parroquia histórica del padre Juan”, y el Santuario San Cayetano.
“El pastoreo no es solamente con los fieles, sino también con la gente que está retirada”, señala, y añade que “somos pocos para tanta gente, por eso a veces los evangélicos ganan muchos caminos, cinco sacerdotes en Gallegos para 300 mil personas, no damos abasto”.
En su vocación, reconoce que la misión “es la que más me llama, la que más me atrae, pero debido a la falta de sacerdotes no puedo darme el lujo de irme, tengo que estar aquí acompañando a los feligreses de la diócesis que me vio nacer y que me vio crecer y devolverle el ciento por uno”.
Pero hace más de dos décadas tuvo la oportunidad de misionar en La Esperanza y en el monte alto del Chaco Boreal en Paraguay, donde regresó el pasado 20 de julio para recibir un reconocimiento en la Capilla María Madre de la Iglesia en Cerrito.
“Cumplimos 25 años de esa misión y tuve la gracia de Dios volver. Lo frágil que son las comunidades indígenas de ese lugar, nos da mucho mucha fortaleza para hablar de Dios. No hablaba ni una palabra de guaraní, y sin embargo, sirvió para que pudiera dar catequesis mediante los traductores”, valora.
Reflexionado qué significa ser sacerdote en la actualidad, asegura que “es un desafío diario, estás a la vista de todos y muchas veces te sentís juzgado, te sentís perseguido, por la misma gente de adentro, pero también tenés que superar eso. A veces se sufre y a veces hay que decirlo porque se puede superar, y superarlo significa ser uno mismo como ha sido llamado, a mí me llamaron como soy”.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario