Cuando el 12 de octubre 1966, el padre Juan Barrio Herrera y el padre Felicísimo Gómez llegaron a Río Gallegos fueron recibidos por monseñor Magliano. El sacerdote segoviano esperaba encontrar una parroquia y preguntó por ella, la respuesta de monseñor fue contundente: “La diócesis es su parroquia”.

Tal vez en parte fueron esas las palabras que motivaron a los sacerdotes a llevar adelante las obras de las parroquias y capillas de la capital provincial.

Los proyectos del padre Juan avanzaban con el crecimiento de la comunidad. En los barrios más alejados buscó que existiese al menos un templo, así lo deseó también para el barrio San Benito e hizo todo lo que pudo hasta su fallecimiento en 2013.
Este 8 de julio, Río Gallegos verá ese sueño hecho realidad cuando las puertas de la Iglesia San Benito se abran para todos los vecinos y las vecinas.

“Me encontré con que no había calle, era una pampa, sólo había caminito de ovejas. En un principio dábamos la misa al aire libre, alguna chacra prestaba un reparo y teníamos por techo al cielo, por piso la escarcha y por paredes, el viento”, contó Gladys al móvil de La Opinión Austral sobre cómo recuerda las primeras misas en el que en ese entonces era el barrio más periférico de la ciudad.

“Hasta que un día en el diario La Opinión Austral, que lo compro hace más de 50 años, veo un aviso que dice que el padre Juan inaugura una iglesia en el barrio San Benito, era octubre de 2002. Vine buscando la capilla y me encontré con unos nenes jugando que me dicen: No hay capilla, pero allá está la camioneta”, así que busqué la camioneta verde”, recordó.

La iglesia era el pequeño tráiler, había 10 personas. Esa era la capilla de San Benito. “Ahí comenzó el andar, no teníamos absolutamente nada. La generosidad del padre Juan era tan grande que todo el mundo lo conocía y traía cosas, era la generosidad de gente del barrio y de otros vecinos que se acercaban”, destacó.

A la intemperie y con la iglesia dándole reparo, expresó: “Me emociona mucho porque todo lo que teníamos era muy artesanal, 20 años sin gas, sin luz, hay que remarla…”.

Entre quienes hoy también estarán participando de la inauguración está la hermana Estela Torres, quien llegó a Río Gallegos en 2021 y recordó: “Era todo escombros, muy artesanalmente hacíamos las primeras comuniones y todas las actividades para que esto se viera lindo, el trabajo de la comunidad es admirable, sostuvieron y fueron el pilar”.

Con fondos gestionados por monseñor García Cuerva con el papa Francisco y también con el intendente Pablo Grasso para finalizarla, la Iglesia San Benito se inaugurará hoy a las 15:00.

“Necesito terminar. La comunidad se construye con personas, la iglesia con ladrillos”, citó la hermana sobre lo que permanentemente decía monseñor García Cuerva. “La comunidad que se construye con personas está, se merecen esto y mucho más, el agradecimiento a todas las comunidades de Río Gallegos, todas pusieron su granito de arena”, señaló y se explayó “todas las iglesias han aportado para que esto saliera adelante, todo el mundo fue aportando su regalo, el altar, la cruz, el sagrario, fue un poquito de cada lado. Las comunidades fueron dejando su ofrenda, es tan importante que se pueda terminar una obra tan grande”.

“La comunidad está entusiasmada con este proyecto que hoy llega a su fin, estamos muy contentos y ansiosos de esperar abrir las puertas para que todo el mundo pueda encontrarse”, afirmó la hermana Torres.

Para Lourdes, otra de las vecinas, “es una gran bendición poder tener por fin nuestra iglesia que hemos esperado mucho tiempo, es una emoción muy grande”.

Además de la catequesis y el oratorio, entre otras actividades, hay muchos proyectos que podrán llevarse adelante en el SUM del primer piso de la iglesia, que puede recibir hasta 200 personas.

La inauguración también contará con presentaciones musicales, de danzas, mate cocido y tortas fritas, adelantaron.

La jornada será una mezcla de emociones, ya que además será la despedida de García Cuerva, quien el próximo sábado asumirá como arzobispo de Buenos Aires. “Me da mucha alegría que pueda aportar desde su mirada y desde su caminar apostólico en otro lugar, donde él puede poner todo su don al servicio, un pastor que literalmente rompe sus zapatos caminando, que pueda hacer cosas en otros lados. Te da tristeza y dolor porque ya no va a estar, pero la idea es que podamos seguir caminando desde esta mirada que nos regaló, de una iglesia en salida, donde todos tenemos lugar. Nuestras comunidades tienen que ser de puertas abiertas”, afirmó la religiosa.

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