Una demora inusitada en el arribo del monumento ecuestre al General San Martín generó que el busto, que se encontraba desde 1913 emplazado en la antigua Plaza Mitre (hoy Plaza San Martín), estuviera de manera provisoria en varios sitios a la espera de su destino final.

Corrían los primeros años de la década del cuarenta, cuando un grupo de vecinos conformaron la Comisión Pro Monumentos (entre otros, integrada por Alberto Raúl Segovia), a través de la cual se le fue dando a la por entonces pequeña aldea un perfil identitario, de claro “sentir nacional”, representativo de esos tiempos en casi todas las ciudades del país.

Una investigación de Ulises Gallardo y Jorge Martín, aficionados a la historia de nuestra ciudad y que divulgaron a La Opinión Austral, describe a grandes rasgos lo que sucedió con el busto, al tiempo que se aguardaba la llegada del monumento ecuestre, que se convertiría luego en la principal obra en acaparar la atención de los pobladores y que es una réplica del realizado por el escultor francés Louis-Joseph Daumas.

Gallardo narra que el busto del General San Martín es sacado primero de la hoy plaza homónima cuando la comisión gestiona la posibilidad de contar con la réplica, pero para el centenario del fallecimiento del general.

“La idea era inaugurar en la ciudad ese monumento ecuestre para 1950, pero como varias ciudades habían solicitado una réplica, iban llegando a otras ciudades pero nunca acá”, señala.

“El molde, de origen francés, es similar en todos los casos. Entonces, encontramos que ese tipo de monumentos hay en varias capitales del país y extranjero. Y ocurre que el entonces presidente Juan Domingo Perón se lo iba asignando a otras ciudades y recién al quinto monumento (réplica) lo manda para Santa Cruz”, cuenta.

Gallardo ahonda en detalles contando que “incluso en el barco que lo traía hubo serios inconvenientes durante el viaje”. Tuvieron que tirar gran parte de la carga “para evitar que naufragara”, llegando incluso “con un problema en la cola del caballo, que se rompió cuando lo trasladaban del taller al puerto de Buenos Aires; pero bueno, recién ahí es que logra llegar, pudiendo ser inaugurado finalmente el 9 de julio del año 1954”, cuenta.

Y en el medio de esa historia, es que surgen las dudas acerca de qué hacer con el busto. Y es en ese lapso, entre 1949 -que retiran el busto de Plaza Mitre-, hasta 1954 (que llega el monumento ecuestre), que es paseado por un par de sitios más, y es por eso que en algunas fotos antiguas se puede ver al busto enclavado en diversos lugares, generando cierta confusión.

En ese sentido, Gallardo aclara: “Como la comisión pensaba que iban a poder contar con el monumento para el año 1950, un año antes deciden sacar el busto, con su pedestal largo y alto, que hay muchas fotos de eso. Deciden retirarlo para el mes de marzo de 1949, más o menos, y empiezan entonces a construir el actual basamento del monumento ecuestre, que está hecho con los pórfidos de Puerto Deseado, y quedó sólo el basamento por tres o cuatro años, pero mientras tanto andaban dando vueltas con el busto de San Martín”, dijo.

Gallardo detalló que “luego le hicieron un basamento más chico -y además de estar en otro sector de la misma plaza-, lo instalaron en Roca y San Martín, hasta que terminó donde está ahora”, que es en el hall de entrada a la Escuela N° 1. Se trata de una historia que pocos vecinos conocen, ya que la mayoría asocia la figura de San Martín con el monumento ecuestre, pero no todos conocen la existencia de ese busto, que a poco está de cumplir su centenario.

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