Un aberrante hecho de violación conmocionó a la ciudad de Las Heras en la jornada de ayer, cuando una madre cansada de la inacción de la Justicia dio a conocer el caso de abuso que, en abril del año pasado, denunció en la Comisaría, y ni el juez Eduardo Quelín ni el fiscal Ariel Candía habrían ordenado medidas para detener al acusado.

Se trata de J.T., un hombre de 28 años, trabajador de una empresa petrolera de la localidad que fue señalado por su ex pareja como el abusador del pequeño hijo que tienen en común, mientras él estaba a cargo de su guarda.

La relación entre la mujer y el acusado había comenzado en el 2015 y había finalizado en el 2018 cuando el noviazgo finalmente se desgastó y decidieron continuar cada uno con su vida. De común acuerdo, resolvieron que el petrolero cuidara al nene que había sido fruto de la relación que, en abril del año pasado, tenía dos años, cuando él bajara del campo.

No me dan bola porque soy pobre, nunca le vi la cara al juez

Eran cinco los días que el petrolero se quedaba con su hijo y al principio parecía que todo estaba bien, hasta el 12 de abril del año pasado, cuando él le devolvió el nene a su madre y éste no paraba de llorar. En su defensa, el hombre dijo que le había dado ibuprofeno a la criatura y que “hace dos días no hace caca”, le dijo a la mujer.

La madre notó algo raro: su hijo no se dejaba limpiar de la cintura para abajo y presentaba cierta irritación en la cola, por lo que decidió llevarlo a la guardia. “A mí se me terminó la vida en ese momento”, dijo la mujer a La Opinión Austral. Las pericias practicadas en el hospital dictaminaron que la criatura presentaba lesiones propias de un abuso sexual y que no había sido un solo hecho, sino que fueron reiterados.

La causa está parada y los resultados de los peritajes en el celular del acusado “no están”

Esa misma jornada radicaron la denuncia en la Comisaría Segunda de la ciudad, pero la exposición solamente quedó en eso. El día después, el juez Eduardo Quelín ordenó un allanamiento en su casa y la Policía secuestró algunos elementos de interés y el celular del acusado. Él sólo estableció domicilio por la causa que, en teoría, seguiría su rumbo en busca de más evidencias.

Pero, ¿por qué sigue en libertad? Las pericias médicas acreditaron que la criatura presentaba lesiones propias del abuso. Él vive solo en un departamento cercano al boliche “Mojo” de la ciudad petrolera y sería la única persona que estuvo con la víctima esos días, por lo que podrían acreditar algunos agravantes como la guarda, la ascendencia (obviamente) y el acceso carnal o mínimamente “gravemente ultrajante”, datos que -según el Código Penal vigente- tendrían que tener al acusado procesado con prisión preventiva.

Tras la denuncia y el posterior allanamiento, Quelín sólo ordenó una restricción de acercamiento por 30 días. “Fueron días horribles, me sentía yo la presa, no podía salir y solamente tenía contacto con mi mamá”, dijo la madre de la víctima.

En el momento de la revisión, a mi se me terminó la vida

Recién en diciembre, el juez había ordenado un careo entre las partes intervinientes en el caso, pero esto no prosperó, el petrolero decidió no presentarse al mismo, posiblemente por recomendación de su abogado. De igual manera, resulta llamativo que Quelín no haya ordenado alguna nueva medida tras la ausencia del acusado.

Hoy la criatura tiene tres años y presenta secuelas propias de un abuso sexual: “A veces está bien, pero está muy agresivo”, aseguró su madre en contacto telefónico con La Opinión Austral mientras de fondo se escuchaba que el nene se divertía con sus juguetes.

La mujer es de bajos recursos y hoy no tiene trabajo. Se gana la vida vendiendo pan. Para ella, su condición social es por lo que no avanza la causa: “No me dan bola porque soy pobre, nunca les vi las caras ni al juez ni al fiscal”, aseguró.

La causa por ahora está parada. El día después de la denuncia secuestraron el celular del abusador, pero hasta el momento no están los resultados de los peritajes. Carlos Toledo Vargas, a cargo de la querella de la causa, indicó a La Opinión Austral que es difícil la situación ya que, por el momento, “el nene no habla y es difícil presentar un perito de parte, más allá de las pericias médicas”.

Las amenazas

Después de la denuncia, el acusado “desapareció”, pero siguió haciendo su vida. Sólo después de negociaciones que tardaron un año, recién comenzó a darle el 20 por ciento de su sueldo a la madre y para la manutención del hijo de ambos. “Eso fue gracias al abogado que tenemos”, dijo la mujer.

De igual manera, denunció que en varias oportunidades el abusador la cruzó a bordo de su Ford Fiesta Kinectic “y me tiraba el auto encima. Hoy (por ayer) hice la denuncia contra la hermana de él, porque me amenazó después de la publicación”.

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