Ivy Perrando Schaller es la fotógrafa de Río Gallegos que busca recuperar la historia de las veteranas de Malvinas.

Cuando la joven conoció la historia de las que participaron en el conflicto del Atlántico Sur, se propuso un gran objetivo: recuperar sus historias y retratar los rostros de estas protagonistas invisibilizadas por la historia.

Cuando se encontraba preparando un proyecto para retratar a personal de la fuerza, le propusieron registrar en imágenes a aquellas mujeres por años invisibilizadas de la historia del conflicto de las islas Malvinas.

Silvia Barrera, una de las veteranas de guerra, posó para Perrando.

En esa labor se encuentra trabajando asiduamente hace tres años, recorriendo el país y trayendo al presente las voces de aquellas mujeres.
Su trabajo fue tomando forma y ahora podrá plasmar lo logrado en una muestra titulada “Valientes. Una historia de mujeres”. Además, este nombre será el título de un libro donde recopilará las fotografías realizadas a las veteranas de Malvinas.

Al respecto, dialogó con LU12 AM680 y brindó sus sensaciones luego de la relevancia que tomó su iniciativa.

“Estoy sumamente emocionada, es la concreción de una laburo de 3 años”, expresó. En esa línea, señaló que el puntapié inicial de esta idea fue justamente cuando se enteró que las seis veteranas del ARA Almirante Irizar estuvieron en Río Gallegos.

“A partir de ahí las empecé a buscar, encontré a Silvia Barrera, que es creo la mujer más condecorada que tiene Argentina. Después a Liliana Corino, que es la única veterana de Fuerza Aérea reconocida por el Congreso. Ella estuvo en el puente aéreo en la noche del 22 de mayo, cuando viajó a Puerto Argentino a rescatar heridos luego de los terribles ataques”, relató la fotógrafa y documentalista.

“Después conocí a las chicas de la Marina Mercante, una de ella es Doris West, que hoy tiene 91 años, una enfermera del ARA Formosa, que justamente fue bombardeado”, narró la joven.

Asimismo, la fotógrafa destacó el sentir malvinense que se siente en estas latitudes, donde la guerra se vivió en carne propia y los combates ocurrían a sólo kilómetros de distancia.

“Malvinas se aprende afuera del colegio, se aprende en las vigilias, cuando estás con tu familia buscando el chocolate de los militares, curtiéndose de frío el 2 de abril. Hay una cuestión muy integrada que tiene que ver con la identidad y la pertenencia”, aseguró Perrando.

“Son muchas las historias de la ciudad, de la gente que iba a la ría a contar los aviones que volvían, los jefes de manzana, todas las historias de gente común que iba y hacía pan o llevaba café a los soldados al bar Los Vascos o al hotel Santa Cruz”, añadió.

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