¿Qué es la consciencia social? Ese concepto al que se apela con mayor fuerza conforme vamos superando etapas de la pandemia que amenaza al mundo.

Qué rol juega ese mecanismo de lectura de lo colectivo, en donde las expectativas, exigencias y deseos personales no definen hacia dónde vamos, porque las decisiones se toman por el bien del conjunto.

Antes de que el coronavirus se propagase por el mundo y estallara por los aires el sentido individualista de las cosas, establecido como un orden con mayorías y minorías con mayor o menor acceso al bienestar social, todo hacía prever que la tendencia hacia sociedades todavía más concentrado era posible.

Sin embargo, el temor a lo desconocido de este virus, a sus consecuencias mortales y la amenaza real de una barbarie sin precedentes si acaso no intervenían los Estados alrededor del globo, hicieron que se tomase absoluta consciencia de que no existiría lugar para el sálvese quien pueda.

Nuestro país transcurre su cuarto aislamiento social preventivo y obligatorio consecutivo, y en breve iniciará una nueva etapa hacia una flexibilización, algunos dicen de cuarentena optativa y otros, por regiones según la situación epidemiológica.

En cualquier caso, una vez más, se pone a prueba nuestra consciencia social como individuos integrados a un colectivo en un proceso histórico en el cual la gran mayoría fue protagonista mostrando empatía, colaborando con el aislamiento y como cada vez se ve con más fuerza, ayudando a quienes la decisión de preservar la salud pública los dejó a la intemperie.

En términos políticos, las decisiones también son colectivas. A nivel país, el Gobierno de Todos planteó un esquema federal que sostuvo durante la pandemia, escuchando la opinión de cada provincia, mientras que los distritos hacían lo propio con los Municipios.

Este diario dio amplia cobertura a los protocolos que solicitaron las localidades santacruceñas, que en la última semana hicieron hincapié en que se retome la actividad comercial, esto, en función de la fuerte caída de su recaudación y del drama que atraviesa el sector PyME, que bajó persianas hace un mes largo.

 

 

 

Pero los intendentes proponen, y el Gobierno de la Provincia dispone. Por eso ayer, Alicia Kirchner firmó un decreto que no contempla todo lo que le fue requerido, sino que surge de la evaluación de la situación epidemiológica.

“No quiero así que esta es una responsabilidad no sólo de las disposiciones, resoluciones, o decretos que toma el Gobierno Provincial sino absolutamente de todos y todas los santacruceños”, dijo ayer la gobernadora, porque “la clave sigue siendo la responsabilidad, el compromiso y la solidaridad”.

Estamos a horas de ingresar a una nueva etapa en la provincia de Santa Cruz, una que nos exige nuevamente compromiso para cumplir las pautas que el Estado, que somos todos, fijó para que el virus circule lo más lento que se pueda.

Claro que los empresarios y trabajadores tienen hoy una gran incertidumbre frente al paráte de las ventas y el congelamiento virtual de la economía, pero fue esa una decisión que asumimos entre todos cuando las opciones eran hacer como si nada estuviese pasando o protegernos.

Por eso en el decreto que firmó ayer el Gobierno santacruceño no están contempladas en toda su amplitud las propuestas de los intendentes, que son quienes reciben a diario el reclamo del sector comercial. Un ejemplo son las peluquerías y negocios de estética y cuidado personal, porque el contacto es estrecho.

Lo cierto es que desde este domingo, al menos en Santa Cruz tenemos un panorama más claro de lo que podría suceder entre el lunes y el 10 de mayo. Sea cual sea el resultado, después de tanto esfuerzo colectivo, sabemos que sin consciencia social, sin registrar que debemos cuidarnos para cuidar a los demás, va a ser más difícil volver a la normalidad pronto. ¿Queremos volver a la normalidad?

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