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El Papa León XIV difundió el pasado 8 de diciembre de 2025, en el Vaticano, su mensaje para la LIX Jornada Mundial de la Paz, que la Iglesia conmemorará el próximo 1 de enero de 2026, bajo el lema “Hacia una paz desarmada y desarmante”. En un texto de fuerte contenido social, político y espiritual, el Pontífice cuestionó con dureza la lógica armada que domina el escenario internacional y llamó a reconstruir la paz desde la fragilidad, el diálogo y la confianza recíproca.

“El saludo de Cristo resucitado, ‘La paz esté con ustedes’, no es sólo un deseo, sino una fuerza que transforma a quien la recibe y, desde allí, a toda la realidad”, afirmó León XIV al inicio del mensaje, en el que definió la paz como humilde, perseverante y nacida del amor incondicional de Dios.

A lo largo del documento, el Papa advirtió sobre el crecimiento sostenido del gasto militar a nivel mundial, la persistencia de la disuasión nuclear y la consolidación de una lógica política basada en el miedo al otro. En ese marco, expresó preocupación por la delegación de decisiones que afectan la vida y la muerte de personas humanas a sistemas tecnológicos e inteligencias artificiales, lo que —señaló— erosiona la responsabilidad moral y deshumaniza la acción política.

León XIV sostuvo que esta dinámica configura “una espiral destructiva sin precedentes”, que debilita el humanismo jurídico y filosófico sobre el que se apoya la convivencia entre los pueblos.

El Papa León XIV difundió el pasado 8 de diciembre de 2025, en el Vaticano, su mensaje para la LIX Jornada Mundial de la Paz, que la Iglesia conmemorará el próximo 1 de enero de 2026, bajo el lema “Hacia una paz desarmada y desarmante”.

Uno de los ejes centrales del mensaje es la reivindicación de la fragilidad humana como camino de salvación y de construcción de la paz. Al retomar el misterio de la Encarnación, el Papa recordó que Dios eligió hacerse niño y vulnerable, y afirmó que “la bondad es desarmante”. En ese sentido, subrayó que los niños, los pobres, los heridos y los descartados no deben ser considerados un obstáculo, sino una llamada permanente a revisar el rumbo de las sociedades, tanto a nivel individual como comunitario.

El Pontífice también alertó sobre la instrumentalización de la fe con fines políticos o bélicos, al denunciar el uso del lenguaje religioso para bendecir nacionalismos excluyentes o justificar la violencia armada. Frente a ello, sostuvo que los creyentes están llamados a desmentir esas prácticas “sobre todo con la vida”, promoviendo la oración, la espiritualidad y el diálogo ecuménico e interreligioso como caminos concretos de paz.

El Pontífice también alertó sobre la instrumentalización de la fe con fines políticos o bélicos, al denunciar el uso del lenguaje religioso para bendecir nacionalismos excluyentes o justificar la violencia armada.

Si bien remarcó la dimensión espiritual de la paz, León XIV aclaró que ello no exime de responsabilidades a los dirigentes del mundo. Llamó a los líderes políticos y a los Estados a examinar a fondo los conflictos, reconstruir la confianza internacional y fortalecer la diplomacia, el derecho internacional y las instituciones supranacionales. “La paz verdadera no puede apoyarse en el equilibrio del miedo, sino en la confianza recíproca”, afirmó.

Hacia el final del mensaje, el Papa retomó el concepto de desarme integral, al señalar que no es posible frenar la carrera armamentista sin una conversión profunda del corazón humano. “No basta con reducir las armas; es necesario desarmar también el lenguaje, el pensamiento y las relaciones”, expresó. El texto concluye con una referencia bíblica al profeta Isaías: “De las espadas forjarán arados”, y una invitación a caminar hacia la luz, convencido de que la paz comienza cuando alguien se anima a desarmarse interiormente.

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