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Por Agustín Barbieri (Crónica)

El empresario dueño de la red social X, Elon Musk, finalmente cedió ante las presiones de la justicia brasileña. Tras semanas de ignorar las órdenes del juez de la Corte Suprema de Brasil, Alexandre de Moraes, el magnate accedió a pagar una multa superior a los 3 millones de dólares y nombró un representante legal para participar en la investigación judicial que busca esclarecer las operaciones de las milicias digitales bolsonaristas.

“Uno podría proyectarlas perfectamente al comportamiento de las milicias digitales del presidente Javier Milei”, señaló el doctor en políticas de comunicación Martín Becerra en una entrevista exclusiva con crónica.com.ar.

En tanto, los grupos virtuales de Brasil son señalados por su papel en la difusión de campañas de desinformación y apología de la violencia, las cuales culminaron en el intento de golpe de Estado contra el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en enero de 2023.

Como se indicó, la decisión de Musk tiene implicaciones directas en el entorno digital del expresidente Jair Bolsonaro, pero también impacta a Fernando Cerimedo, estratega digital de Javier Milei, quien fue vinculado con estas operaciones.

Cerimedo, propietario del medio ultraderechista Derecha Diario, es investigado por la Policía Federal brasileña por su presunta participación en campañas de desprestigio contra el sistema electoral de Brasil, las cuales se consideran una copia de las tácticas utilizadas por los seguidores de Donald Trump tras su derrota en las elecciones de 2020 en Estados Unidos.

Fernando Cerimedo, estratega digital de Javier Milei, investigado por la justicia brasileña.

Elon Musk vs. Brasil: el impacto en Argentina

Por su parte, el investigador del Conicet Martín Becerra explicó a este medio que “es lógico que una empresa como X, que comercializa servicios en Brasil, se someta a las leyes de ese país, tal como lo hacen otras corporaciones extranjeras, que también designan un representante legal en los países donde operan. Lo raro sería que no se someta a las órdenes judiciales de un estado soberano y democrático, como es el caso de Brasil”.

Inicialmente, Musk había desafiado las decisiones judiciales brasileñas, calificándolas de ilegales y enfrentándose a la suspensión de las actividades de X (antes Twitter) en Brasil. Esta decisión no solo afectaba las operaciones comerciales de la plataforma, sino que también ponía en riesgo la reputación de X y el mercado estratégico de Brasil para otras de sus empresas, como Starlink, su compañía de conectividad satelital.

“Brasil es un mercado importante, no solo para X, sino sobre todo para Starlink”, afirmó Becerra, añadiendo que “probablemente las condiciones hubieran sido distintas si se tratara de un país más pequeño o de menor relevancia en términos de ingresos”.

Además, el investigador subrayó la relevancia geopolítica de Brasil, afirmando que “estamos hablando de la mayor economía de América Latina, una de las 10 o 15 economías más grandes del planeta. En consecuencia, ni Elon Musk ni ningún empresario, por más global que sea su actividad, puede eludir la soberanía de un estado tan importante como Brasil”.

La causa que involucra a las milicias digitales de Bolsonaro captó la atención internacional. En este contexto, Fernando Cerimedo, vinculado tanto al bolsonarismo como a la campaña digital de Javier Milei, parece haber sido un actor clave en estas operaciones.

“Cerimedo es un personaje que aparece en los dos países y es objeto de investigación en Brasil por su vinculación con el bolsonarismo. Incluso él mismo se da ínfulas de ser una especie de articulador de la estrategia digital del bolsonarismo”, afirmó Becerra en diálogo con Crónica.com.

Alexandre de Moraes, juez de la Corte Suprema de Brasil

En este sentido, sostuvo que “la investigación criminal contra las milicias digitales de Bolsonaro o del bolsonarismo que participaron del ataque contra la sede institucional de los tres poderes democráticos en Brasil con la toma del Planalto podría tener eventualmente repercusión en la Argentina, porque evidentemente, se trata de sedición, de la apología de la violencia, cuestiones que uno podría proyectarlas perfectamente al comportamiento de las milicias digitales del presidente Milei”.

La rendición de Musk en Brasil, quien también enfrentó presiones similares en India y Turquía, deja en claro que, por más retórica libertaria que promueva en sus redes, el magnate no puede eludir las leyes de los países donde opera.

Finalmente, X ahora deberá proporcionar a la justicia brasileña datos clave sobre las cuentas que participaron en las campañas de desinformación y en el asalto a las instituciones democráticas, incluyendo nombres, correos electrónicos y direcciones IP.

Esta información podría ser utilizada para avanzar en nuevas investigaciones y sanciones contra las figuras implicadas, lo que pone en aprietos no solo a Bolsonaro y su entorno digital, sino también a aliados cercanos como Cerimedo, quien enfrenta acusaciones por su rol en la difusión de campañas de odio.

El mercado brasileño, y la presión de los propios socios de Musk, quienes temen que la red social X pierda más usuarios ante la creciente migración hacia plataformas como Blue Sky o Threads, fueron determinantes en su decisión de cumplir con las leyes locales.

La Corte Suprema de Brasil ahora deberá verificar que el empresario cumpla con todas las exigencias legales antes de permitir que X reanude sus operaciones en el país.

Además de Brasil, otros países como Australia y miembros de la Unión Europea observan de cerca este caso, considerando la posibilidad de implementar regulaciones similares para garantizar que las grandes plataformas tecnológicas respeten las normativas locales en sus territorios.

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