Es habitual que las personas traten a sus mascotas como hijos, mimándolos, dándoles más amor que el que le brindan a otro ser humano, vistiéndolo e inclusive festejándoles el cumpleaños o día del animal.

Al existir un vínculo similar al de la paternidad, ser responsables de un perro o un gato y compartir la crianza con la pareja, surge un interrogante que varios se han planteado: ¿Qué pasa en caso de que haya divorcio? ¿Quién se queda con el can o el felino?

En España se está trabajando sobre este tema y se realizó un gran avance en materia animal.

Es que luego de una importante e inédita sesión en el Congreso español, se aprobó una triple reforma que incide directamente en las  mascotas, denominada Proposición de Ley de modificación del Código Civil, Ley Hipotecaria y Ley de Enjuiciamiento Civil.

Concretamente se trata de un cambio de estatuto jurídico que enmarcaba a perros, gatos y demás especies como objetos carentes de sentimientos y con solo un valor sentimental.

En consecuencia, ahora las mascotas dejarán de ser “Cosas” o “Bienes inmuebles”, algo que ya se practicaba pero que no tenía un marco regulatorio legal, y comenzarán a ser considerados “Seres vivos dotados de sensibilidad”, siempre y cuando se apruebe el siguiente paso.

Esto quiere decir que frente a un divorcio matrimonial, caninos y felinos, entre otros, serán considerados como un hijo, por lo tanto un juez determinará qué pasa con las mascotas.

Custodia compartida

En este contexto, la pareja separada deberá compartir la custodia del animal. También se deberá establecer un régimen de visitas para que la madre o el padre vean a su hijo y lo saquen a pasear.

Un dato no menor es que además los padres deberán para una cuota alimentaria para la mascota.

En el caso de que existan situaciones de maltrato del padre o madre hacia la mascota, denunciado por integrantes de la familia o terceros, el animal no podrá estar bajo la custodia del maltratador y por lo tanto no podrá acceder a la custodia compartida.

¿Cómo continúa el proceso?

Este primer paso es sólo el comienzo, debido a que la reforma debe pasar por el Senado español para que el triunfo en materia de derechos animales se haga efectivo.

Sin embargo, lo conseguido hasta el momento se ha festejado inconmensurablemente en el viejo continente, debido a que, entre tantos derechos adquiridos, la mascota no podrá ser embargada en casos donde autoridades le quiten los bienes materiales a sus dueños.

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