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El expresidente de Estados Unidos, James “Jimmy” Carter, falleció este domingo a los 100 años. Según informó The Washington Post, murió en su hogar en Georgia, como confirmó su hijo.
Carter, quien presidió el país entre 1977 y 1981, era el exmandatario más longevo de la historia de EE. UU. En 2002, recibió el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos “para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, impulsar la democracia y los derechos humanos y fomentar el desarrollo económico y social”. Además, desempeñó un papel clave en el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China.
La trayectoria de “Jimmy” Carter
James Earl Carter Jr., miembro del Partido Demócrata y trigésimo noveno presidente de Estados Unidos, también había ocupado cargos como gobernador de Georgia (1971-1975) y senador en la Asamblea General de ese estado (1962-1966).
Su mandato estuvo marcado por logros destacados en política exterior, como los tratados sobre el canal de Panamá, el tratado SALT II con la Unión Soviética, los acuerdos de Camp David (tratado de paz entre Egipto e Israel) y la apertura de relaciones diplomáticas con China.
Sin embargo, enfrentó momentos críticos, como la crisis de los rehenes en Irán. En política interior, impulsó la creación de los departamentos de Energía y Educación, además de fortalecer la legislación de protección medioambiental.
Tras dejar la Casa Blanca, se dedicó a la mediación en conflictos internacionales y a causas humanitarias. En 1982, junto a su esposa Rosalynn, fundó el Centro Carter, una organización no gubernamental que promueve los derechos humanos, la mediación en conflictos internacionales y la observación de procesos electorales en distintos países.
Sus problemas de salud
En 2015, anunció en una conferencia que un cáncer de hígado había hecho metástasis en el cerebro y que su vida estaba en las manos de Dios. Fue tratado con radioterapia y pembrolizumab, un medicamento que fortalece el sistema inmunitario y, meses después, confirmó que pudo curarse.
En 2019, sufrió varias caídas en su hogar de Plains, Georgia. En mayo de dicho año, se rompió la cadera y debió ser operado; en octubre, una herida en la frente requirió 14 puntos de sutura. Más tarde, una fractura pélvica lo llevó nuevamente al hospital, aunque logró retomar su enseñanza en la iglesia bautista.
El 11 de noviembre de 2019, ingresó al hospital por presión en el cerebro causada por hemorragias relacionadas con sus caídas. La cirugía resultó exitosa y recibió el alta el 27 del mismo mes. En diciembre de ese año, enfrentó una infección urinaria, pero fue tratado rápidamente.
En febrero de 2023, su salud empeoró debido a una recaída de su enfermedad e inició tratamientos paliativos en su hogar por un cuadro de metástasis. Su familia emitió un comunicado ante la gravedad de su situación.
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