Isabel II falleció a las 15.10 el 8 de septiembre en el castillo de Balmoral por su “avanzada edad”, según dice el certificado de defunción, firmado por el doctor Douglas James Allan Glass, registrado en Aberdeenshire y hecho público por primera vez.

La “causa” es, oficialmente, la misma que consta en el certificado de su marido, Felipe de Edimburgo, que murió en abril del 2021 a los 99 años de edad.

Según el comunicado la monarca se “fue apaciblemente” en compañía de su familiares.

Esto confirma que solo Carlos y Ana, que se encontraban en Escocia, pudieron verla con vida; sus hijos Andrés y Eduardo y sus nietos William y Harry no llegaron a tiempo y aterrizaron en el aeropuerto de Aberdeen cuando ya era demasiado tarde.

Había muchas especulaciones sobre las posibles causas de su muerte: desde una enfermedad en los huesos a supuestos problemas circulatorios. En la foto de la recepción con la nueva primera ministra, Liz Truss, la Reina exhibía un visible moretón en el dorso de su mano derecha.

Isabel II había contraído el Covid en febrero; reconoció sentirse cansada y con problemas de movilidad.

En octubre del 2021 estuvo en el hospital, una noche, para ser sometida a revisión tras dar señales de cansancio.

En la actualidad había suspendido su agenda pública, aunque reapareció el mes de junio para celebrar el Jubileo de Platino por sus 70 años en la corona.

El Palacio de Buckingham informó, por otra parte, que la tumba de la Reina, en la cripta de la capilla de San Jorge en el castillo de Windsor estará abierta, próximamente, a los visitantes para que puedan rendir tributo a la monarca, enterrada el pasado 19 de septiembre tras un funeral que asistieron 500 mandatarios internacionales y una despedida que se dio en las calles de Londres.

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