El salesiano Artémides Zatti será canonizado por el papa Francisco el próximo 9 de octubre en Roma, y luego se celebrará nuevamente en Viedma, Río Negro, el 30 de ese mismo mes. El beato es muy recordado en la Patagonia argentina por sus acciones para ayudar y cuidar a los enfermos, es por ello que los obispos de la región emitieron una carta para celebrar la noticia.
“Celebramos esta canonización con gratitud, reconociendo todo el amor de Dios derramado en sus hijos en esta tierra patagónica. Amor misericordioso de Dios que fue correspondido con generosidad por tantos bautizados que vivieron haciendo el bien por los demás, apostando a la fraternidad y bienestar para todos”, expresaron en la misiva firmada por, entre otros, el obispo de Río Gallegos, Jorge García Cuerva.
“Es nuestro deseo que al contemplar a Don Zatti entre los santos, se renueve en todos nosotros el anhelo de vivir el don de ser hijos e hijas de Dios Padre sirviendo a los demás, en la certeza que ‘todo lo que hicieron a unos de estos pequeños a mí me lo hicieron’”, anhelaron.
En su carta, los obispos repasan la vida y el testimonio de santidad de don Zatti, la entrega de su vida a los pobres y marginados de la sociedad siendo “pariente de todos los pobres”, su pertenencia a la familia salesiana de Viedma, donde siempre se apoyó, su misión con los enfermos que lo convirtió en el “enfermero santo de la Patagonia”.
Finalmente, pusieron bajo el amparo del próximo santo “a todo el mundo de la salud”, tanto a los enfermos como a los médicos, enfermeros, voluntarios y servidores, para que en él puedan inspirar su servicio.
Firman la carta el obispo de Alto Valle del Río Negro, monseñor Alejandro Pablo Benna; el obispo de Neuquén, monseñor Fernando Martín Croxatto; el obispo de San Carlos de Bariloche, monseñor Juan José Chaparro CMF; el obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge García Cuerva; el obispo de Comodoro Rivadavia, monseñor Joaquín Gimeno Lahoz; el obispo de Viedma, monseñor Esteban Laxague SDB; el obispo prelado de Esquel, monseñor José Slaby CSsR; el obispo auxiliar de Río Gallegos, monseñor Fabián González Balsa; el obispo emérito de Neuquén, monseñor Virginio Bressanelli SCJ; los obispos eméritos de Alto Valle del Río Negro, monseñor Marcelo Cuenca Revuelta y monseñor Néstor Navarro; y el obispo emérito de Río Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín.
Quién fue Artémides Zatti
El futuro santo es un religioso y enfermero nacido en Italia pero que emigró a Argentina con su familia en 1897, a la edad de 16 años. La familia abandonó su tierra natal debido a la extrema pobreza.
De joven, Zatti asistió a una parroquia católica dirigida por los Salesianos de Don Bosco en la localidad argentina de Bahía Blanca. A los 20 años se unió a la candidatura para ser sacerdote salesiano.
Mientras vivía en la comunidad salesiana, Zatti contrajo tuberculosis después de cuidar a un joven sacerdote con la enfermedad. Uno de los sacerdotes salesianos, enfermero, sugirió a Zatti que rezara por la intercesión de María Auxiliadora. El futuro santo le hizo la promesa de que si se curaba, dedicaría su vida a ayudar a los enfermos.
Zatti se curó de la tuberculosis y dijo sobre lo ocurrido: “Yo creí, prometí, fui sanado”. El joven inmigrante italiano abandonó la idea del sacerdocio y se hizo salesiano coadjutor, un cargo laico, para poder dedicarse al servicio en el campo de la medicina.
Cuál fue el milagro por el que lo beatificaron
El milagro atribuido a su intercesión consistió en la sanación de un hombre filipino que se estaba muriendo debido a un grave ictus isquémico en la cabeza, que fue agravado por una fuerte hemorragia.
Según la Congregación para la Causa de los Santos, la curación tuvo lugar el 24 de agosto de 2016 en la ciudad de Tanauan, en la provincia de Batangas, Filipinas.
El 11 de agosto de ese año, el hombre filipino se quejó de mareos, arcadas y dificultad para caminar. Fue transportado a la sala de emergencias del “Centro Médico Daniel Mercado” en la ciudad de Tanauan, donde fue hospitalizado en estado grave.
El 13 de agosto, el estado del paciente empeoró. Transferido a la unidad de cuidados intensivos (UCI), los médicos recomendaron cirugía, pero la operación fue rechazada porque los familiares no tenían los medios económicos.
La familia lo llevó a casa el 21 de agosto, el hombre recibió la Unción de los Enfermos y solo se esperaba su muerte. Sin embargo, tres días más tarde el enfermo se quitó de pronto la sonda con la que se alimentaba y el oxígeno, y pidió que le dejaran comer. En los días siguientes retomó su vida normal.
El hermano del hombre filipino, coadjutor salesiano en Roma, había pedido por su recuperación, y el mismo día que fue ingresado en el hospital, comenzó a rezar por la intercesión del Beato Artemides Zatti.
El Papa Francisco aprobó el 9 de abril el milagro recibido por intercesión del Beato Zatti, preparando el camino para su canonización.
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