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“576, colisioné. Repito, 576, colisioné” fue la comunicación que un agente de Tránsito Municipal dio a la central antes de solicitar la llegada de equipos de emergencia, tras un violento choque que terminó cobrándose la vida de un joven en Río Gallegos.
La muerte de ese joven todavía cala hondo en el corazón de la comunidad. Se trata de Rodrigo “Cokito” Oyarzo, un mecánico que estaba volviendo a su casa tras preparar un vehículo para una carrera.
El suceso se registró en la madrugada del cinco de marzo del año pasado y este martes comenzó el debate de valoración de pruebas contra el único acusado: Jorge Vera, un hombre de 45 años, nacido y criado en Río Gallegos que, desde esa fatídica jornada se encuentra tras las rejas.
El juicio comenzó en la mañana del martes bajo un fuerte operativo policial que aseguró las inmediaciones de la Cámara Oral. Con vallas, las fuerzas de seguridad cortaron la primera cuadra de la calle Malaspina. Vera llegó a bordo de un móvil del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) cerca de las ocho de la mañana. Para asegurar su integridad física, los agentes le habían colocado un chaleco antibalas y un casco para luego alojarlo en el calabozo que tiene el edificio.
El debate fue encabezado por Jorge Yance. Junto a él estuvieron María Alejandra Vila y Marcelo Bersanelli. La primera como vocal titular y el restante como subrogante. La fiscal fue Verónica Zuvic, quien estuvo acompañada por Andrea Pérez y Florencia Ampuero como adjuntas. A su lado estuvieron los querellantes Matías Solano y Karen Cader. Del otro lado del recinto estuvo el abogado Jesús María Moroso quien contó con el asesoramiento de Sergio Macagno y Héctor Rippa.
Con un ligero retraso y con un recinto colmado, Vera fue ingresado por una puerta lateral. Primero se escucharon algunos murmullos por parte de los familiares de “Cokito” que luego cesaron con la primera alocución del presidente del tribunal.
Vera apareció con un traje de pana color celeste claro y afeitado. Muy distinto a su última aparición cuando la cámara del fotógrafo de La Opinión Austral lo había captado tras su primera indagatoria. En aquella oportunidad estaba con un conjunto deportivo de River Plate y una tupida y desprolija barba.
Ahora, el acusado estuvo siempre con el mismo semblante. Intercambiando miradas al suelo y otras al tribunal y lo que decía la fiscal, como si se tratara de un partido de ping pong.
La acusación del Ministerio Público fue seguida atentamente por Vera quien llegó a levantar las cejas cuando oyó que se le imputaba que circulaba a gran velocidad y cruzó cuatro semáforos en rojo, momentos previos a llegar a la esquina donde provocaría el choque fatal que cambiaría el rumbo, tanto de su vida como la de los seres queridos del mecánico.
En la instrucción, el ahora ex inspector de Tránsito había usado su derecho a mantener silencio. Esto fue diferente en la mañana del martes cuando finalmente dio su versión de los hechos pero sin responder preguntas de ninguna de las partes.
“Ese sábado, cuando llego al trabajo, a las 1.45 horas más o menos, salieron un par de compañeros y me acuerdo que Damián Navarro que estaba jefe de división me dice que hay un evento que cubrir y que había que hacer un corte provisorio. Llevé a los chicos y una caja de elementos en la cual se encontraba el alcoholímetros, las fajas y los elementos que usamos para tránsito. Me asignaron en la zona de galpones de la ría y después de 15 minutos me llamaron para que dejara un par de conos en otra ubicación”,
Más adelante en su relato, tras explicar otros pormenores de esa noche, Vera comentó: “Generalmente todos los turnos de tránsito teníamos continuamente problemas con los controles, por la falta de respeto de los contribuyentes hacia los inspectores y entonces por eso tomamos la modalidad de ir dos móviles de apoyo, por una medida de seguridad”.
En ese sentido, continuó: “Cuando íbamos en el camino de la avenida San Martín los dos móviles, en la zona de Complejo Cultural, no íbamos siguiendo nadie, yo lo tiro a pasar al otro móvil porque me volvieron a llamar que necesitaban un móvil de apoyo a la brevedad y cuando tiro a pasar aparece el vehículo de repente. Hice todo lo posible para no colisionarlo, tirándome hacia la izquierda y pisar el freno lo que más pude, para tratar en todo momento de evitar la colisión“.
“En ese momento tardé unos segundos para bajar, me quedé enganchado con el cinturón. Cuando me bajé fui a ver cómo estaban los conductores y volví al móvil, porque había quedado prendido y con la sirena grande, así que lo apago, lo dejo ahí y corto la marcha. Me voy de vuelta hacia donde estaba el auto colisionado y trato de meter el brazo por la ventanilla para saber en qué condiciones se encontraba el conductor, porque había una acompañante que se veía que estaba dentro de todo bien, estaba despierta y lo que hago es tocarle la yugular para ver si tenía pulso”, agregó Vera en su relato.
“En ese momento, lo toqué y vi que estaba desmayado, llamé a enseguida a tránsito, avisé que había personas atrapadas y pedí el equipo de rescate”, aseguró y añadió: “Me quedé en todo momento en el lugar con ella (por la acompañante) hasta que llegó personal del hospital y ahí dejé que la gente especializada haga el trabajo que tenía que hacer”.
Vera fue sacado del recinto durante un largo tiempo. Es que Belén, novia del mecánico y sobreviviente del hecho pidió que no estuviera presente mientras ella contaba su versión de los hechos. El testimonio de la joven que actualmente reside en el interior de la provincia y sufre las secuelas del incidente fue uno de los más crudos de la jornada.
Belén, acompañada por agentes del Centro de Asistencia a la Víctima (CAV) contó que esa jornada estaban yendo a dormir a la casa de “Cokito” después de estar todo el día en el taller. Ella aseguró que el Gacel de su novio pasó con el semáforo en verde y que, tras el violento impacto, Rodrigo terminó sobre su regazo inconsciente. “Le hablaba, tenía pulso pero no me respondía” aseguró y agregó que: “me querían sacar del auto pero yo no me iba a ir sin que lo saquen a él primero”.
“Yo estoy como si el hecho hubiera sido ayer” dijo Belén sobre las secuelas que le quedaron. Ella terminó con lesiones graves por fracturas de costillas que casi le cuestan la vida. “Nadie me revisó en el hospital, me tuvieron durante horas atada en una tablilla en la guardia. Me dejaron tirada como a un perro” aseveró en un tramo de su alocución.
La joven dejó caer algunas lágrimas durante su relato siendo contenida por las agentes del CAV que le acercaron vasos de agua y pañuelitos. Concluyó su declaración con una fuerte frase contra Vera: “Yo no decidí esto, un inoperante me sacó a mi novio de mis brazos, me arrebató a mi pareja y me cagó la vida. Mi pareja no se merecía esto” dijo antes de nuevamente sucumbir en llanto.
Una vez concluido el tramo más fuerte de la jornada comenzaron a desfilar los testigos. Durante la mañana se llegó a sumar el testimonio de ocho personas, todos vecinos que presenciaron el siniestro fatal y los momentos previos.
Todos coincidieron en que vieron a Vera circular, a su consideración personal, a más de 90 km/h. Además que dijeron que vieron a las dos camionetas que iban en dirección a la costanera y, al menos una de ellas, iba con las balizas puestas pero no escucharon las sirenas.
Para la segunda parte del martes se sumaron más testimonios de testigos oculares del hecho. Para el miércoles está previsto que hagan lo propio familiares de la víctima, luego los peritos que trabajaron en el caso y luego los alegatos y los potenciales pedidos de pena contra el acusado
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