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El 6 de septiembre de 2015 quedó grabado como una herida abierta en la memoria de Río Gallegos. Ese día, la desaparición de Marcela Chocobar, una joven trans de 26 años oriunda de Salta, sacudió a toda la comunidad.

A una década del brutal transfemicidio, del que solo se halló su cráneo en la periferia de la ciudad, los responsables siguen tras las rejas, pero persisten interrogantes que aún hoy estremecen: ¿dónde está el resto de su cuerpo y qué hicieron con él?

Marcela había sido vista por última vez saliendo de un boliche en la zona de la costanera. Lo que parecía una noche común terminó en tragedia. Meses de investigación policial y judicial permitieron reconstruir lo ocurrido y señalar a los culpables: Óscar Biott y Ángel Azzolini.

Óscar Biott durante el primer juicio. FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL

En 2019, ambos enfrentaron un juicio histórico que culminó con la condena a prisión perpetua para Biott, acusado de homicidio calificado por odio a la identidad de género, y seis años de cárcel para Azzolini, encontrado culpable de encubrimiento agravado. El fallo se inscribió como uno de los precedentes más relevantes en el país en materia de crímenes de odio, junto al caso de Diana Sacayán.

Azzolini siendo retirado del TSJ tras la segunda audiencia. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

Sin embargo, la sentencia no trajo conformidad plena. Tal como lo informó La Opinión Austral, en su momento, la querella y la Fiscalía entendieron que la responsabilidad de Azzolini había sido subestimada. Con el voto en disidencia del juez Joaquín Cabral como base, se apeló la resolución.

En 2022, el Tribunal Superior de Justicia revisó la causa y reencuadró la figura legal, considerándolo partícipe necesario. Así, Azzolini volvió a prisión, alojado en la Unidad Penitenciaria de San Julián. Biott, por su parte, cumple su perpetua en Pico Truncado, en uno de los penales más duros de la provincia.

A pesar de las condenas, lo que prevalece es un pacto de silencio entre los responsables. Ni uno ni otro han revelado qué hicieron con el cuerpo de Marcela. Esta falta de verdad completa mantiene en vilo a su familia y a toda una comunidad que aún se pregunta dónde está y que exige poder darle una sepultura digna.

En las redes sociales, el perfil “Justicia por Marcela Chocobar” volvió a convertirse en un espacio de memoria y de dolor. Sus familiares recordaron el aniversario con un mensaje desgarrador: “Es un día muy triste para toda mi familia porque se cumple 10 años sin Marcela y solo tenemos este lugar donde ir a ponerle una flor. Nos costó mucho que pusieran una placa en su memoria, como saben todos todavía no tenemos el cuerpo de Marcela para darle una buena sepultura y eso nos duele muchísimo”.

La placa en recuerdo de la joven trans. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL)

El recuerdo se entremezcla con la indignación. Hace pocos meses, la cruz y la placa que familiares habían colocado en el cementerio fueron incendiadas, destruyendo fotos y flores. El acto vandálico sumó más dolor a una historia ya marcada por la violencia y el desamparo. “Solo pedimos un lugar simbólico para nuestra hermana Marcela, para que nadie vuelva a hacer estas cosas”, expresaron sus hermanas.

Carteles que han aparecido en diversas manifestaciones en estos últimos diez años. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL)

El transfemicidio de Marcela Chocobar impactó en Río Gallegos y también fue un caso emblemático en la lucha por los derechos de la comunidad trans y travesti en Argentina. Su nombre se convirtió en bandera en marchas, encuentros y debates sobre violencia de género e identidad. A diez años, el reclamo sigue siendo el mismo: justicia completa y verdad.

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