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El pasado 7 de mayo, en una decisión que marcó un hito en Río Gallegos, la Cámara Oral condenó a Esteban Adrián González a 12 años de prisión por el delito de homicidio simple con dolo eventual. La víctima: Brianna Matulich, una adolescente que perdió la vida la madrugada del 31 de diciembre de 2023, tras ser atropellada en la autovía 17 de Octubre. La condena fue dictada por mayoría, en una causa donde las pruebas, testimonios y peritajes apuntaron a que González actuó con una temeraria indiferencia ante el peligro de su conducta al volante.


La figura del dolo eventual —poco común en las condenas por muertes en siniestros viales— implica que el acusado no quiso directamente matar, pero sí aceptó esa posibilidad al actuar de forma riesgosa. En este caso, la evidencia sugirió consumo de alcohol y exceso de velocidad, una combinación letal que terminó con la vida de una joven llena de proyectos.
Sin embargo, dos semanas después de conocida la sentencia, el 22 de mayo, el defensor de González, Federico Rocha, presentó un recurso de casación, buscando que la Cámara revise la pena. Este mecanismo judicial, reservado para instancias excepcionales, permite reexaminar fallos definitivos de tribunales inferiores, siempre que se alegue una incorrecta aplicación de la ley o una interpretación errónea del derecho.
El pedido de casación no tardó en provocar reacciones. Una de las más resonantes fue la de Jorge Matulich, padre de Brianna, quien volcó su dolor y bronca en una publicación en redes sociales. Lejos de la mesura de los estrados judiciales, sus palabras reflejaron la crudeza con la que muchas familias enfrentan el proceso penal: “La verdad me lo esperaba, aunque tenía un mínimo de esperanza de que no le diera la cara para hacerlo, pero acá vamos por otro round más”.
Matulich, visiblemente agotado pero decidido, no escatimó términos al referirse a González: “el excremento de esta sociedad”, lo llamó. Y denunció, además, la disparidad entre los esfuerzos que debió hacer su familia para cubrir los costos del sepelio, los abogados y el proceso legal —gracias al apoyo de vecinos, amigos del Club Cristal y la comunidad del Secundario N°19— y la aparente capacidad del condenado para seguir afrontando costosas defensas legales, pese a no poder afrontar los costos de un juicio civil.
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FOTO: JOSÉ SILVA/LOA
En su descargo, el padre de Brianna también apunta contra el sistema judicial y sectores del Ministerio Público, señalando que durante el juicio hubo funcionarios que pretendían calificar el hecho como homicidio culposo, una figura de menor gravedad penal, usualmente aplicada a hechos sin intención de matar. Esta diferencia no es menor: mientras el homicidio simple con dolo eventual puede alcanzar penas de hasta 25 años, el culposo rara vez supera los cinco.
El mensaje de Matulich no se limita al plano penal. También ofrece una contundente defensa del juicio civil, una herramienta que, en sus palabras, busca no sólo compensar el daño causado, sino también disuadir conductas similares en el futuro: “si las personas saben que al causar un daño tendrán que pagar, se supone que tomarán medidas para evitar causar daño”.
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