Un brutal crimen se registró a mediados de 2019 y conmocionó a toda Santa Cruz, por la brutalidad con la que, al menos una persona, asesinó a un estanciero de un hachazo en la cabeza.

Se trató de un suceso sin precedentes en la provincia y todos los ribetes del caso hacen helar aún más la sangre. Primero por la ferocidad del crimen en si, por la edad de la víctima, de dos de los acusados y la desaparición física de otro que, hasta el día de hoy su paradero es un misterio.

Es el caso de Ricardo Andrade, un estanciero de 65 años, hijo de las familias pioneras de Santa Cruz que encontró la muerte de manera increíble tras haber sido atacado por la espalda con un hacha que, días después fue encontrada por la Policía en la casa de sus sobrinos.

Andrade ya era un hombre mayor, había enviudado meses atrás y pasaba sus días en la estancia Chacabuco, establecimiento centenario emplazado cerca del Lago Buenos Aires, uno de los paisajes más lindos de nuestra provincia.

Con ese contexto de belleza ocurrió un crimen atroz. Alguien tomó un hacha de pequeñas dimensiones y atacó a Andrade por la espalda. El arma blanca dio en la zona de arriba de la nuca del estanciero.

El cuerpo fue encontrado por Ampuero Aguerre, dos peones de campo que habían llegado al casco principal de la estancia la mañana después. Aunque el primero fue el primero en dar aviso a las autoridades, el segundo decidió escapar. Hasta el día de hoy su paradero es un misterio.

Las investigaciones, en primer momento, estuvieron a cargo de la Subcomisaría Tres Lagos. Los agentes trabajaron incansablemente bajo las órdenes del juez de instrucción de El Calafate, Carlos Narvarte, para determinar fehacientemente las causas en las que se produjo el deceso del hombre.

En primer término, la Justicia, de manera preventiva procedió a la detención de Ampuero. El hombre no tuvo problemas en declarar y contar lo que había visto. “Yo me levanté en el puesto, vino Aguerre a despertarme y cuando fuimos al casco, lo encontramos a Andrade, estaba boca abajo y con el hachazo en la cabeza” indicó ante la Justicia. De igual manera estuvo preso un año, mientras duraba la instrucción de la causa.

Más allá de las sospechas sobre Aguerre, que luego se supo que había tomado una pistola calibre .38, se había subido a un caballo y había agarrado campo, había algo que no cerraba: la semana anterior al hecho, familiares de Andrade habían ido a visitarlo.

Se trata de Martín y Cristian Ibáñez, sus sobrinos que vivían en Piedra Buena y que habían tenido pensado ir una semana completa a la estancia Chacabuco pero, por motivos que se desconocían, solo se quedaron a dormir una noche.

Esto llamó la atención de Narvarte. ¿Por qué planificarían un viaje de una semana y luego retornar a Piedra Buena? todas las sospechas se centraron en los sobrinos. El juez ordenó un allanamiento en su casa y el personal de la Dirección de Investigaciones (DDI) encontró elementos para la causa, entre ellos, un hacha con manchas rojizas.

“Si, encontraron un hacha y ropa con sangre pero porque los chicos también se dedican a cazar animales como guanacos” declaró en su momento Carlos Muriete, abogado que representó a los sobrinos. Ahora, son representados por Gabriel BertorelloChristian Arel y Alejandro Ruggero.

Martín, al momento del hecho era menor de edad, por lo que, tras la orden de detención contra él y su hermano, fijó domicilio y quedó en libertad. Diferente suerte corrió para Cristián, desde 2019 se encuentra tras las rejas y la semana pasada se hizo el juicio en su contra.

Tal como lo informó La Opinión Austral, el debate se hizo en las instalaciones de la Cámara Oral de Río Gallegos y fue presidido por sus titulares, Joaquín CabralMaría Alejandra Vila y Jorge Yance. Aunque no hubo querella, quienes velaron por los intereses de la sociedad fueron Iván Saldivia y Analía Molina. Los abogados de los sobrinos fueron los arriba mencionados.

La prueba del adn en el hacha encontrada en la casa de los Ibáñez fue fundamental para que los fiscales mantengan la carátula y solicitaron la pena de catorce años de prisión para Cristian por el delito de homicidio agravado por la presencia d e un menor y para Martín que solo corra la responsabilidad penal.

Este martes se conoció la sentencia contra los sobrinos. El tribunal los encontró culpables por matar a su tío pero atenuó la pena contra el mayor: le dio doce años de cárcel en tanto que dio la responsablidad penal para el entonces menor.

De esta manera con la firma de esta sentencia, la Cámara Oral concluyó con un exitoso 2022 en el que se realizaron más de 60 debates, un poco más de diez de los que se hicieron en años anteriores

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