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Cuando los 36 kayaks rompieron las primeras olas, a metros del Puerto de Puntal Loyola, el termómetro marcaba -11° C. Con esa temperatura el riesgo menor es que los dedos se entumezcan con el aire gélido del invierno patagónico y el agua que salpica por el oleaje. El miedo mayor es agarrar mal la rompiente y volcar la embarcación. Cómo es agua de mar la temperatura alcanza los 4 ° C pero es suficiente para comenzar un proceso de hipotermia en cuestión de unos pocos minutos.

Aun así, 36 kayakistas se dieron cita desde las 8 de la mañana en el Club Náutico “Centro Marítimo Austral” (CeMA.) para dar inicio a una remada de 25 kilómetros desde Punta Loyola hasta el estuario local. El evento formó parte de un homenaje al 215° aniversario de la Prefectura Naval Argentina, que se celebra cada 30 de junio, y fue la cuarta edición consecutiva de esta travesía extrema organizada por el CeMA.

El viaje por tierra a Punta Loyola y la preparación antes de embarcar.

“Todo salió perfecto. Fue un éxito total, más de lo que esperábamos”, expresó Jorge Prado, presidente del Club Náutico CEMA, a La Opinión Austral.

Los participantes fueron escoltados por 7 embarcaciones de apoyo. La actividad no solo celebró una fecha histórica, sino que fue un ejemplo de organización y profesionalismo náutico.

El evento tuvo un fuerte despliegue de seguridad, con participación de la Prefectura Naval Argentina, la Dirección de Bomberos de la Policía Provincial —que sumó buzos rescatistas—, personal de enfermería del Hospital Regional, Guardia Urbana, y socios del club que pusieron sus embarcaciones particulares a disposición.

Zarpada en condiciones extremas. Kayakistas ingresan al agua desde Punta Loyola, en una mañana helada que marcó -10,7°C, iniciando la travesía de 25 kilómetros rumbo al estuario.

“Queremos agradecer a todos los que colaboraron: a quienes vinieron desde lejos dejando la comodidad de sus casas, a los comercios que aportaron comida, seguridad o combustible, a las fuerzas de seguridad, a la gente del hospital, a los socios, a quienes ayudaron desde tierra manejando comunicaciones. Todos son importantes. Gracias totales”, expresó emocionado Jorge Prado, quien también se sumó a la remada.

Del Marjorie Glen al corazón de Río Gallegos

Desde temprano el personal del seguridad se preparó en el Club CeMA.

La jornada comenzó el sábado 28 de junio con la llegada de delegaciones del interior, destacando la presencia de 12 kayakistas de Comandante Luis Piedra Buena. Se alojaron en las instalaciones del club y compartieron un asado de camaradería. “Todos sabían que las condiciones de navegación serían extremas, pero vinieron igual, con un alto grado de profesionalismo”, destacó Jorge Prado.

A las 10:30 del domingo se realizó la zarpada desde la zona del histórico buque Marjorie Glen. La marea baja había sido a las 08:18 y la pleamar estaba prevista para las 13:50, condiciones que los organizadores aprovecharon con precisión. El viento del oeste a 9 km/h no estaba previsto, pero sumó una leve dificultad al trayecto y emoción al desafío.

El recorrido de la travesía.

Operativo de seguridad

A poco de la largada, un kayak volcó por efecto de la rompiente, pero fue rápidamente asistido por el equipo de apoyo. El resto de la travesía se desarrolló sin incidentes, bajo la modalidad de navegación en conserva, con un grupo compacto y organizado.

“Cada embarcación de apoyo tenía una función específica, desde asistencia en caso de vuelco hasta acompañamiento a quienes se rezagaban. Fue clave para mantener la seguridad del grupo”, explicó el presidente del club.

Una llegada para el recuerdo. La columna de kayakistas es recibida en el Club CEMA con bengalas, aplausos y la banda de la Policía interpretando la Marcha de Malvinas.

El desafío no solo fue deportivo, sino también logístico. La travesía contó con un plan de contingencia detallado, orientado a proteger a los participantes en un entorno natural exigente. Las medidas incluyeron la navegación en grupo con kayak de guía adelante y otro de cierre al fondo, embarcaciones de apoyo laterales y de retaguardia con funciones específicas de extracción o aproximación, el uso obligatorio de silbato ante imprevistos y la previsión de hacer una parada inmediata y reagrupamiento ante cualquier incidente. Además, se designó un referente por grupo y se establecieron acciones de emergencia en caso de cambios bruscos del clima, con posibilidad de hacer costa en zonas seguras.

La llegada al Club CEMA, ya en el estuario de Río Gallegos, se concretó pasadas las 14 horas. Allí, los kayakistas fueron recibidos con un cálido y emotivo acto encabezado por la banda de la Policía de la Provincia, que interpretó la Marcha de las Malvinas, mientras se encendían bengalas y la Prefectura Naval los esperaba en formación.

La banda de la Policía interpretando la Marcha de Malvinas.

“La verdad que a más de uno se le debe haber caído una lagrimita y no fue producto del frío la verdad, es que es muy lindo llegar y que te reciban de una manera tan cálida, con la banda de la Policía tocando la Marcha de Malvinas, las bengalas, toda la gente en formación, con el jefe de la Prefectura Río Gallegos e Islas Malvinas y su segundo jefe, Sergio Esquivel y Nicolás Cabral. La verdad que fuimos recibidos de la mejor manera posible. La gente del club, las madres, las mujeres, los chicos y la gente que se acercó a navegar. Un cierre con bombos y platillos”, resumió Prado.

Reconocimiento a Ceferino Junco y al capitán Jorge Fenoglio

Homenaje con sentido. Ceferino Junco y el capitán Jorge Fenoglio reciben un reconocimiento especial por su reciente rescate de dos personas en la ría local.

Ya en el SUM del club, los kayakistas disfrutaron de un tradicional guiso de lentejas. En ese mismo espacio, se entregaron reconocimientos a quienes hicieron posible la travesía y se destacó especialmente a Ceferino Junco, ayudante de Segunda en Prefectura y encargado de la Escuela de Formación y Capacitación para el Personal Embarcado de la Marina Mercante (EFOCAPEMM) y el capitán Jorge Fenoglio, por haber salvado recientemente dos vidas en la ría local. “Fue un momento muy emotivo y significativo. No podíamos dejar de honrar esa actitud y entrega”, expresó Prado.

Además, se hizo entrega de presentes a las autoridades de Prefectura Naval Argentina, tanto de la sede Río Gallegos como del destacamento Loyola. El cierre oficial incluyó el arrío del Pabellón Nacional y la entonación del Himno Nacional Argentino.

La foto grupal de los kayakistas que realizaron la travesía y todo el equipo de apoyo.
Camaradería en tierra. El almuerzo posterior a la travesía reunió a kayakistas y organizadores con un guiso de lentejas servido en el SUM del club, tras una jornada intensa.

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