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Era el Día del Padre en Río Gallegos cuando la tragedia golpeó a la familia Chiarolanza. Daniela, madre de seis hijos y abuela de ocho nietos, recibió un disparo en el rostro por parte de su pareja, Carlos Alberto Villareal que, según el relato de la hija de la mujer sobreviviente, planeó meticulosamente el ataque. Villareal no solo fue el autor material del intento de femicidio, sino que, consumado el hecho, decidió quitarse la vida, dejando un tendal de dolor y desolación.

La reconstrucción de los hechos, tal como lo expuso Rocío en un mensaje cargado de angustia y bronca, es estremecedora. Villareal habría tenido el tiempo suficiente para buscar el arma, cargarla y hasta comunicarse por teléfono con su hijo Nicolás. “La voy a matar, hijo, la voy a matar”, habría gritado el femicida antes de ejecutar el primer disparo. Luego, según el mismo relato, el hombre se despidió: “Perdoname hijo, no voy a poder con esto”, y se disparó. Todo, como si fuera el guion de una pesadilla, quedó registrado por las cámaras de seguridad de la vivienda, que el agresor no alcanzó a borrar.

 Un policía y un móvil oficial cortando perimetrando la zona. (FOTO: LEANDRO FRANCO/LA OPINIÓN AUSTRAL) Un policía y un móvil oficial cortando perimetrando la zona. (FOTO: LEANDRO FRANCO/LA OPINIÓN AUSTRAL)
Un policía y un móvil oficial cortando perimetrando la zona. (FOTO: LEANDRO FRANCO/LA OPINIÓN AUSTRAL)

Daniela, gravemente herida, logró lo impensado: en medio de litros de sangre, aturdida y con el rostro desfigurado, sacó fuerzas de donde no tenía y llamó al 911. “Mi nombre es Daniela, mi marido me disparó”, alcanzó a decir, dando inicio a una carrera contra el tiempo que terminó por salvarle la vida. El proyectil, que impactó entre el hueso frontal y el maxilar, le provocó una gran pérdida de sangre y, pese a lo dramático de la situación, no perdió la noción. Lo que los médicos calificaron como un milagro no evitó, sin embargo, las secuelas irreversibles: Daniela perdió la visión de uno de sus ojos y tuvo que atravesar una reconstrucción facial de altísima complejidad.

El reclamo

Pero el calvario de la familia no terminó con la sobrevida de Daniela ni con la muerte del agresor. En su descargo, Rocío expuso con crudeza la “traición” de los hijos de Villareal. Según denunció, apenas ocurrido el hecho, los herederos del femicida se habrían apropiado de bienes materiales y hasta de la vivienda compartida. Rocío relató cómo, mientras su madre se debatía entre la vida y la muerte, estos familiares retiraron pertenencias, vaciaron la casa y, como si eso no bastara, iniciaron acciones legales que, según ella, tienen como único fin despojar a Daniela de todo lo que le corresponde. “Se llevaron hasta su ropa, sus papeles, sus recuerdos. No dejaron ni el mueble de la mercadería”, lamentó la joven, que no oculta la impotencia que le provoca esta nueva forma de violencia.

En su testimonio, Rocío apuntó directamente contra los herederos de Villareal y prometió no descansar hasta que su accionar salga a la luz. “Voy a hacer que les dé vergüenza volver a decir su apellido”, sentenció, con un dolor que atraviesa la pantalla.

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