Uno de los personajes del año 2021, en Río Gallegos, sin dudas fue Marcos Herrero, un hombre que llegó a Santa Cruz como un “oráculo o salvador” para una familia que buscaba a un ser querido, pero se valió de artilugios para crear una coartada sin sentido y entorpecer la investigación.
El hombre, que era integrante de la Policía de Río Negro, es “adiestrador” y había trabajado en casos resonantes en el pasado. Con un currículum más que aceptable, decía encontrar pruebas que, presuntamente, habían sido pasadas por alto por los investigadores.
A Río Gallegos llegó gracias a la familia de Marcela López, la mujer que está desaparecida desde el 22 de mayo del año pasado, que lo había contratado por su intervención en casos del pasado. Su irrupción en la búsqueda de la mujer se dio dos meses después del día que fue vista por última vez.
En esa oportunidad, la jueza Valeria López Lestón, a cargo de la instrucción de la causa, calificó la intervención de Herrero como “un circo“. De igual manera, acompañó al “tour” que los dos perros que había traído el adiestrador hicieron por las calles de la ciudad y que finalizó en el portal de la casa de la última pareja de Marcela López.
El día después, en una inspección sin aval de la Justicia, Marcos Herrero encontró restos óseos en el patio trasero de esa vivienda ubicada en la calle Mitre. La causa parecía dar un giro, pero luego esa versión se caería, los restos óseos no correspondían a Marcela López, sino que habían sido plantados por el adiestrador.
El “peritrucho” dejó la localidad, no sin antes armar toda una teoría sin sustento. En la que se hablaría de fajos de dólares termosellados que solamente él vio y un presunto secuestro extorsivo por el que nadie había pedido rescate. Hechos que hicieron movilizar a la Justicia Federal pero que finalmente se descartaron.
Más allá de eso, Herrero seguía con su impunidad estafando gente en otros puntos del país, desconociendo que esos huesos que había plantado serían prueba fundamental para determinar que él había incurrido en serios delitos por los que, hasta hace unas pocas horas, estaba tras las rejas.
El caso de Viviana Luna, una mujer desaparecida en Mendoza desde el 2016, sería por el que el “adiestrador” finalmente sería detenido y puesto a disposición de la Justicia cuyana. Se tomaron muestras de unos huesos hallados en el marco de la investigación de esa mujer con los encontrados en Río Gallegos y, efectivamente, eran de la misma persona: un hombre.
Marcos Herrero fue detenido el 3 de diciembre en su casa de Viedma, Río Negro. Un vecino declaró que durante el allanamiento arrojó un bolso por la medianera que también tenía varios restos óseos. Pasó las fiestas de fin de año tras las rejas y, en las últimas horas, recibió un beneficio: el del cese de la prisión preventiva.
De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, los jueces mendocinos Ramiro Salinas, Ariel Spektor y Luis Correa Llano resolvieron que para Herrero cese la prisión preventiva hasta el día del juicio, fechado para el 1 de marzo de 2023.
Antes de que Herrero pueda salir del penal deberá cumplir una serie de requisitos: rendir una caución de $200.000, fijar su domicilio en Viedma, presentarse ante la Justicia cuando sea requerido y no tener contacto con ningún testigo de la causa, con el fin de no entorpecer la investigación en su contra.
Teniendo en cuenta que probablemente reciba una pena en suspenso –la mínima de 1 año de prisión– y que lleva casi 9 meses detenido, el investigador judicial consideró exceso que esté más tiempo en prisión preventiva que la posible condena que se pueda dictar.
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