La disciplina del pádel y otras como el fútbol en espacios cerrados son administradas por personas solas o que en grupo arman un proyecto para llevar adelante. Es común contar con algún amigo que tiene el contacto para reservar un turno y así jugar en forma recreativa. Actualmente son muchos los que no la pasan bien porque estos lugares están cerrados y permanecerán así hasta nuevo aviso.
Tienen un gimnasio y alquilaron los elementos
Juan Pablo, el referente del espacio ubicado en la zona de Parque Industrial riogalleguense, comentó: “Tenemos 2 canchas de pádel, una de fútbol y un gimnasio. A esto se suma el servicio de provisión de bebidas e insumos para atender a los clientes. Tenemos empleados fijos y por suerte el dueño del local no nos cobra alquiler, eso es un gran alivio”.
Indicó que el lugar luce desolado, lo que causa cierta amargura y que por el tiempo en el que no pueden abrir las puertas ya se siente olor a humedad. “Lo bueno de todo esto es que pudimos alquilar los elementos del gimnasio, lo que juntamos es para los trabajadores que sólo dependen de este ingreso para subsistir, con eso nos damos por satisfechos”.
Tenemos empleados y por suerte el dueño no nos cobra alquiler, eso es un gran alivio
Con resignación, espera, al igual que el resto, que se habilite la apertura, cosa que ve muy lejana. Un grupo se reunió con el intendente para presentarle un proyecto acompañado por un protocolo elaborado que contempla todas las medidas de higiene, donde se sugieren turnos de juego con sólo 4 personas que deberán mantener las reglas y donde el único objeto compartido sería la pelota.
Yatel: en el complejo se desarrollan varias actividades. FOTO: JOSÉ SILVA
Juan indicó que además tiene el gimnasio EGO en calle Salta y son varias las personas que están atentas al momento que se indique que se puede volver. Todos son conscientes de que el regreso no será el habitual, sino que se deberán respetar ciertas medidas y están dispuestos a cumplirlas.
Los Amigos 3.0
Este local, ubicado en calle Rawson al fondo, tiene a Nicolás como líder de grupo. Ellos tampoco tuvieron inconvenientes con el tema del alquiler, ya que el propietario decidió no cobrarles. Sí pagan los impuestos que llegan y no tienen empleados afectados. “Este más que nada es un lugar social, la idea no es competir sino abrir un espacio para que amigos se junten y pasen un buen momento jugando. Sabemos que hay casos en los que dependen totalmente del ingreso que se genera con los lugares abiertos”. El lugar tiene 3 canchas.
Club Río Gallegos
El local queda en calle Magallanes 150, la cancha es la de mayores dimensiones en la capital con 10×20 metros. Fabián comentó que “actualmente pagamos un solo empleado, por suerte con el alquiler el club va a tener una consideración y con los servicios estamos atrasados. Vivimos 3 familias”. Manifestó que le gustaría, teniendo en cuenta todas las indicaciones que surgen a nivel nacional e internacional, abrir los espacios. “Estamos dispuestos a cumplir con las normas, no es tan descabellado que se pueda llegar a utilizar la cancha con espacios de 30 minutos entre turno y turno, asumiendo los costos que demandará contar con todos los elementos de higiene por prevención”.
Estamos dispuestos a cumplir con las normas. No es descabellado que se pueda volver
Cristal Pádel
Jano es el que manifestó la mayor preocupación. Su situación es más que preocupante. Su familia depende del servicio que prestan en la cancha ubicada en calle Banciella: “Tengo una sola cancha que es de vidrio. Soy uno de los pocos que vive de esto. No tengo otro trabajo. Con todo este problema de la pandemia, hace más de un mes y medio que no estamos trabajando”.
Alejandro: su familia depende de lo que genera el local. FOTO: CRISTAL PÁDEL
Comentó que se le suman los alquileres, tanto de la casa donde vive como el de la cancha, y a eso queda sumarle los costos de las facturas de luz, gas, teléfono, canal, Wi Fi. “He hablado con gente de la municipalidad, pero no te dejan, dicen que no se puede según la orden que viene desde Nación. Entiendo que nos tenemos que cuidar todos, pero de algo tengo que vivir”, expresó. “La estamos pasando bastante mal, esa es mi situación. Nos piden que aguantemos, pero ya está, no se puede aguantar más”. Destacó que si estos lugares específicamente afectados recibieran algún apoyo económico, reconoce que se quedaría dos meses sin lamentarse. “Cuando esto se levante van a estar todas las deudas, todo atrasado. Eso hay que pagarlo igual. Vamos a tener más deudas que antes de todo esto”. Así, a la espera de buenas noticias, estos grupos de personas pasan momentos poco gratos.
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