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En el marco de las celebraciones por el 140° aniversario de Río Gallegos, este viernes por la mañana se realizó el tradicional Solemne Te Deum en la Catedral de la capital santacruceña, ceremonia que antecede al acto central aniversario y que cada año convoca a autoridades, instituciones y vecinos de la ciudad.

De acuerdo al cronograma oficial, la celebración religiosa comenzó puntualmente a las 11:30 y se consolidó como un espacio de encuentro comunitario que invitó a la reflexión colectiva sobre el presente y el futuro de Río Gallegos, en un contexto social y económico desafiante.

En la Catedral de Río Gallegos estuvieron presentes destacadas autoridades municipales y provinciales. En la primera fila se ubicaron el jefe de Gabinete provincial, Daniel Álvarez, junto al intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso; la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Renée Fernández; el intendente de Río Turbio, Darío Menna, y el intendente de 28 de Noviembre, Aldo Aravena.

También participaron el jefe de Gabinete municipal, Diego Robles; los concejales Ayrton Ruay, Giulana Tobares, Victoria Ojeda y Daniela D’Amico; la diputada provincial Agostina Mora; el diputado Eloy Echazú; el secretario de Gestión Legal y Técnica de la Municipalidad, Gonzalo Chute, entre otros representantes institucionales.

Mensaje del obispo Ignacio Damián Medina

La misa fue presidida por el obispo de la Diócesis de Río Gallegos, monseñor Ignacio Damián Medina, quien compartió una reflexión centrada en la esperanza, la solidaridad y el compromiso social, en un contexto atravesado por las dificultades económicas y sociales que afectan al país y a la provincia.

En su mensaje, el obispo estableció un paralelismo entre la figura biblica de San José y la realidad actual de la comunidad, al señalar que “nuestra ciudad llega a este aniversario en un momento complejo”, marcado por una crisis que impacta de lleno en muchos hogares. “El frío de Santa Cruz no es solo climático; a veces es el frío de la incertidumbre, de la falta de trabajo o de la mesa que cuesta llenar”, expresó.

Luego recordó que Río Gallegos se construyó sobre el esfuerzo de pioneros que no temieron a la soledad del desierto ni a la dureza del clima, y remarcó que los desafíos actuales trascienden lo ambiental. “Hoy nuestro desafío no es solo climático, sino social y humano”, afirmó, invitando a la comunidad a asumir un rol activo y comprometido, inspirados en el Evangelio de San Mateo, cuando José decide actuar con confianza y obediencia.

En ese marco, destacó que la esperanza “no es un optimismo ingenuo, sino la certeza de que Dios no nos suelta la mano en medio de la tormenta”, y convocó a “despertar a la solidaridad, a la creatividad y al diálogo” como pilares para reconstruir el tejido social y fortalecer la convivencia.

En el cierre de su mensaje, el obispo pidió la intercesión de San José, custodio de la vida, y llamó a que el jubileo de la esperanza sea un compromiso real para cada habitante de la ciudad. “Que seamos constructores de esperanza en medio de las pruebas”, señaló, deseando un feliz aniversario a Río Gallegos.

De este modo, el Solemne Te Deum se consolidó una vez más como uno de los momentos más significativos de los festejos por el aniversario de la capital de Santa Cruz, combinando tradición, fe y un fuerte llamado a la unidad social.

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