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Este 13 de diciembre la Argentina conmemora 118 años del descubrimiento del primer pozo petrolero, un acontecimiento que modificó para siempre el desarrollo productivo del país y dio origen a la que sería una de las industrias más estratégicas del siglo XX y XXI.
Aquella perforación en Comodoro Rivadavia, en 1907, no sólo encendió una llama económica sino que marcó el inicio de un proceso de poblamiento, innovación tecnológica y movilidad social que aún hoy estructura la vida económica de la Patagonia.
La conmemoración llega en un contexto global desafiante. El mercado internacional del crudo muestra señales de moderación en los precios y, al mismo tiempo, Argentina atraviesa una etapa de reconfiguración energética que combina el impulso del shale en Vaca Muerta con la necesidad de revitalizar sus cuencas convencionales.
Santa Cruz, como una de las principales provincias productoras, enfrenta 2026 con oportunidades concretas, aunque también con riesgos que obligan a una lectura estratégica.
Los precios del Brent marcan el tono de 2026
Todas las proyecciones internacionales coinciden en un punto: 2026 será un año de precios moderados a la baja para el petróleo. Los modelos más utilizados por traders y organismos multilaterales ubican el Brent entre los 55 y los 60 dólares por barril, aunque algunos escenarios advierten que podría perforar los 50 dólares si avanza la sobreoferta mundial.
Este marco se explica por varios factores: la desaceleración del consumo global, la mayor eficiencia energética en países industrializados y, sobre todo, la irrupción de Sudamérica como nuevo polo de producción, con Argentina, Brasil y Guyana ampliando su capacidad extractiva.
Para provincias petroleras como Santa Cruz, el precio internacional no es un detalle: define inversiones, ritmo de perforación y capacidad de generar excedentes exportables.
Santa Cruz: entre la resiliencia de la Cuenca San Jorge y un cambio de ciclo
La dinámica provincial está atravesada por dos realidades complementarias:
La presión del mercado interno por el petróleo pesado. El crudo pesado que produce Santa Cruz —muy demandado por refinerías y por la industria de combustibles locales— mantiene un rol clave en el abastecimiento argentino. En un país donde la matriz de combustibles líquidos sigue siendo dominante, la producción santacruceña es estratégica. Esto genera un estímulo natural: aun si los precios internacionales bajan, el mercado doméstico sostiene la necesidad de extraer y procesar petróleo pesado.
La falta de incentivos y el desafío de competir contra el shale.Las cuencas convencionales llevan años operando con costos altos, decline natural de los yacimientos y menor inversión. Sin un esquema fiscal adecuado, la actividad se reduce a lo indispensable para sostener la producción mínima. Este problema golpeó con especial fuerza a Santa Cruz, donde la cantidad de equipos perforando cayó en la última década.
Pero 2026 promete un punto de inflexión: la quita de retenciones a las exportaciones, acordada para el año próximo, podría devolver rentabilidad y permitir que las operadoras vuelvan a desplegar un plan de perforación y recuperación secundaria más ambicioso.
La gran novedad: nuevas operadoras en las áreas que dejó YPF
La reciente adjudicación de las áreas que YPF dejó de operar en Santa Cruz abre un capítulo nuevo.
La entrada de empresas con interés en desarrollar yacimientos maduros puede dinamizar la actividad y mejorar el nivel de inversión.
En provincias petroleras, el ingreso de nuevos jugadores históricamente generó efectos virtuosos: más equipos, más empleo, más contratación de servicios locales y mayor movimiento económico en las localidades dependientes de la actividad.
El efecto petrolero sobre el empleo, la recaudación y la economía regional
La industria petrolera es una de las que genera mayor multiplicación económica por cada peso invertido. En Santa Cruz, su impacto se distribuye en tres planos:
Empleo directo e indirecto
Cada equipo activo moviliza a perforadores, técnicos, geólogos, choferes, operarios y personal de servicios especializados. La reactivación de un solo pozo puede implicar más de 50 empleos directos y cientos de indirectos.
Si en 2026 se concretan las inversiones previstas, la provincia podría recuperar parte del empleo perdido en los últimos años y mejorar la estabilidad laboral en zonas como Pico Truncado, Las Heras y Caleta Olivia.
Recaudación provincial y municipal
Las regalías petroleras son una de las principales fuentes de ingresos para Santa Cruz. En un contexto fiscal ajustado, un repunte de la producción podría sostener programas de infraestructura, política social y obra pública.
Los municipios petroleros también dependen de esta dinámica: mayor producción implica mayores transferencias y alivio financiero, especialmente para localidades con complicaciones de caja.
Actividad comercial y servicios
El sector petrolero dinamiza hoteles, gastronomía, transporte, logística, metalmecánica y comercios locales.
La recuperación de rigs y la llegada de nuevas operadoras suelen traducirse en mayor consumo regional y crecimiento de proveedores locales.
La Argentina petrolera rumbo a 2026: el año del millón de barriles
Mientras Santa Cruz busca reactivar su producción convencional, el país vive un movimiento estructural. Vaca Muerta continúa su expansión y ya no sólo produce más, sino que lo hace con niveles de eficiencia comparables con las principales cuencas shale del mundo.
Según las últimas proyecciones, la Argentina podría alcanzar a fines de 2026 el millón de barriles diarios exportados entre shale oil y crudo convencional. Sería un hito histórico que redefiniría la balanza energética y posicionaría al país como proveedor confiable en el mercado global.
Para lograrlo, el país apuesta a:
- La ampliación de oleoductos y capacidad portuaria.
- La continuidad de inversiones de operadoras líderes.
- Un esquema regulatorio que favorezca la exportación y la reinversión.
Si esto se cumple, el impacto económico sería monumental:
más divisas, más empleo, más recaudación y un superávit energético sostenido.
¿Qué puede cambiar en 2026? Un año clave para la redefinición energética
El próximo año se presenta como un punto de inflexión. Con precios moderados, Argentina deberá equilibrar la necesidad de atraer inversiones con la estabilidad fiscal. Para Santa Cruz, la clave estará en capitalizar tres factores:
- Eliminar retenciones para hacer competitiva a la cuenca convencional.
- Aprovechar la demanda interna de petróleo pesado y su rentabilidad relativa.
- Impulsar la llegada de nuevas operadoras que recuperen áreas maduras.
Si estos elementos se alinean, 2026 puede marcar la recuperación del empleo petrolero provincial, una mejora en las regalías y un renacimiento de la actividad convencional, mientras la Argentina consolida su salto exportador.
El Día del Petróleo se convierte así en una fecha para mirar hacia atrás, pero también para anticipar un futuro donde Santa Cruz se sume a la ola que promete que el país vuelva a ocupar un rol protagónico en el mapa energético global.
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