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En el inicio de la semana, el mercado cambiario argentino mostró signos claros de tensión, con una fuerte suba en el dólar oficial que alcanzó un máximo histórico intradiario de $1.285 en las pantallas del Banco Nación. Este incremento de $25 respecto del último cierre, refleja un escenario de incertidumbre y fragilidad en el sistema cambiario, que preocupa tanto a operadores financieros como a analistas económicos.
En paralelo, el mercado informal, conocido como dólar blue, también experimentó un incremento de $10, situándose en $1.240, mientras que en los segmentos financieros el contado con liquidación (CCL) y el dólar MEP continúan en niveles cercanos a los $1.260/$1.268. La cotización mayorista, por su parte, se mantiene en $1.255, reflejando una dinámica que vuelve a tensionar las expectativas del mercado y pone en jaque la estabilidad del esquema cambiario vigente.
Devaluación de hecho
Este repunte del dólar oficial no es un fenómeno aislado, sino el resultado de una serie de factores económicos y políticos que se combinan para presionar la cotización y generar un escenario que se presenta con pocas certezas para los próximos meses.
Analistas especializados coinciden en que, tras un primer semestre de relativa estabilidad, la situación actual revela que los fundamentos macroeconómicos están más débiles de lo que indican los números de corto plazo. La oferta de dólares, principalmente proveniente del sector agroexportador no es, por estas horas, suficiente para sostener un tipo de cambio que, pese a los esfuerzos del Gobierno, sigue por encima de los $1.250. Lo que implicó, de hecho, una devaluación paulatina del peso. En una semana
Motivos del aumento del dólar oficial
El incremento en la cotización del dólar oficial se debe a múltiples causas interrelacionadas, entre ellas:
- Débil oferta de divisas y agotamiento de la brecha con el mercado informal: Aunque en junio y lo que va de julio se registró una “lluvia de dólares” proveniente de las exportaciones agropecuarias, estos flujos no lograron revertir la tendencia general de debilitamiento del peso. La oferta de divisas, si bien aumentó en volumen, no fue suficiente para calmar las expectativas de devaluación, pues la demanda de dólares por importaciones, turismo y formación de activos externos se mantiene firme.
- Expectativas de ajuste cambiario: Los mercados perciben que el esquema de mantener un dólar barato, con intervención del Banco Central y el Tesoro en mercados de futuros y spot, empieza a mostrar sus límites. La validación de un tipo de cambio más alto por parte de exportadores e inversores, junto con la suba en las tasas de los contratos forward, indica que el mercado ya anticipa un ajuste más formal o incluso un salto cambiario en el corto plazo.
- Política monetaria y fiscal restrictiva: La estrategia oficial de sostener el peso mediante intervención en el mercado y control de la liquidez ha generado una tensión creciente, que se refleja en la curva de tasas y en la percepción de riesgo país. La incertidumbre sobre el rumbo económico hacen que los actores prefieran resguardar sus activos en dólares, presionando hacia arriba la cotización oficial.
- Contexto externo y presiones del FMI: La relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las presiones para cumplir con metas fiscales y de reservas también influyen en la dinámica cambiaria. La necesidad de reabrir financiamiento en dólares y la dificultad para cumplir con los compromisos actuales generan un escenario de incertidumbre adicional.
Implicancias y desafíos del aumento del dólar
El incremento en la cotización del dólar oficial tiene múltiples implicancias para la economía argentina. En primer lugar, afecta la percepción de estabilidad macroeconómica y puede alimentar la inflación, ya que muchos precios y tarifas están atados al tipo de cambio oficial. Además, incrementa la brecha con el mercado paralelo, incentivando la dolarización de carteras y dificultando la planificación empresarial y familiar.
Por otro lado, este escenario de tensión cambiaria complica la política monetaria, ya que limita los movimientos del Banco Central. La pérdida de control sobre el mercado de cambios también puede traducirse en mayores costos para el Estado.
Contexto internacional agitado
Por otra parte, el contexto internacional tampoco ayuda. Los analistas sostienen que las advertencias arancelarias y comerciales de la administración de Donald Trump, amplifica la volatilidad global. Las amenazas de nuevos aranceles a países alineados con el bloque BRICS alimentan la tensión.
El domingo por la noche, el presidente Trump anunció que cualquier país que se alinee con las políticas “antiamericanas” del BRICS enfrentará un nuevo arancel del 10%. “No habrá excepciones a esta política”, advierte Trump en redes sociales, horas después de que el bloque BRICS -que incluye a socios estratégicos como China e India– critique con dureza su política arancelaria.
Eso provocó el retroceso en los principales mercados bursátiles del mundo y el de Argentina y los papeles del país no fueron la excepción. El Merval retrocede 1,4% y los ADRs cotizaron en negativo en Wall Street.
Presión inflacionaria
La inflación de junio se conocerá el próximo lunes 14 de julio. Antes de eso se publicó el índice REM que responde al relevamiento que realiza el Banco Central a 40 consultoras y bancos y que fija las expectativas del círculo económico nacional.
Si bien consultoras creen que la inflación de junio estará en torno al 2%, el REM arrojó un promedio de 1,8% para junio y 1,7% para julio. Hasta diciembre, el círculo rojo no estima una inflación que comience con 2. Y recién observa un dólar a $1.400 para fines de año.
De cumplirse las estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, la inflación anual terminaría, en 2025, en torno al 27%.
Para las consultoras que se dedican al relevamiento de precios en góndola, por ahora, la suba del dólar no se traslada a precios, más allá de que alimentos y bebidas crecieron, en la primera semana de julio, levemente por encima de igual período del mes anterior.
Así Analytica, estima que la primera semana de julio mostró un incremento semanal del 0,9% en alimentos y bebidas en el Gran Buenos Aires. Esta variación es 2 décimas más altas que lo que se registró en la primer semana del mes anterior.
Por su parte, Equilibra también estimó que en la primera semana de julio hubo un alza de 1% (-0,2 puntos porcentuales por encima de igual período de junio) y apuntó al incremento de los precios regulados, “que tendrán un rol central en la inflación de julio”.
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