Por Juan I. Martínez Dodda

Varios ríos históricamente de caudal permanente han comenzado a transformarse en intermitentes en años recientes, así como en diversas zonas de la provincia existe ya evidencia de recursos hídricos subterráneos en los que el agua comienza a alejarse de la superficie, esto sucede principalmente como una consecuencia combinada de su explotación y una tendencia general de caída en la oferta natural de precipitaciones, contribuyendo así a escenarios futuros de inseguridad hídrica”.

La preocupante reflexión corresponde a Boris Díaz, ingeniero forestal a cargo de proyectos y estudios sobre el recurso hídrico desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Santa Cruz, quien, para la presente nota, aportó un estado de situación y los desafíos venideros respecto de un recurso fundamental para la vida y las socio-economías regionales.

En 2015 comenzó una sociedad de trabajo colaborativo entre la Secretaría de Estado de Ambiente de Santa Cruz y la Estación Experimental con el objetivo de estudiar aguas en superficie de la provincia. En 2016, con la creación del Nodo Santa Cruz de la Red Ecofluvial de Patagonia, la sociedad se amplió a otros organismos públicos con interés en el agua.

Hasta 2021, se desarrollaron estudios de calidad natural y dinámica de aguas de superficie del centro y sur de Santa Cruz. Se cubrió, así, alrededor del 65% del territorio con poco más de 300 sitios de muestreo y más de 600 muestras analizadas. Se hizo un seguimiento de las aguas en ríos, lagos y lagunas; caracterización de lluvias, temperatura y sequía, su dinámica, tendencias y patrones en los últimos 30 años, particularmente, intentando detectar y dimensionar los cambios en estos fenómenos asociables a un cambio global del clima.

En líneas generales, los recursos hídricos y el hidroclima, esto es, los factores del clima más íntimamente asociados al comportamiento del agua como las precipitaciones y la temperatura están experimentando cambios acelerados en años recientes, vinculados a una menor oferta de nieve y lluvias, un aumento de las temperaturas medias, disminución de los períodos con heladas e incremento de la evaporación durante los meses cálidos, todo lo cual contribuye a un aumento de eventos y duración de sequías; menor oferta de aguas en ríos; menor duración de las lagunas, y una menor recarga de acuíferos, entre otros fenómenos”, detalló Díaz.

“Si bien aún resta mucho por estudiar, ya es posible establecer algunos escenarios de impacto del cambio de clima, que experimenta el planeta en los recursos hídricos regionales”, apuntó Díaz. Aunque aclaró: “Por supuesto que Santa Cruz es una provincia extensa en donde se presentan mosaicos de situaciones y, en consecuencia, las cosas no suceden de igual manera e intensidad en todos lados”.

Panorama

Díaz establece una diferenciación de los recursos hídricos de superficie respecto de cómo se alimentan: “Puede serlo por agua de lluvia, o la nieve, o el deshielo de glaciares, cada uno de los cuales está experimentando distintos tipos de cambio en años recientes”. Díaz expone que, en los grandes cursos de agua alimentados, fundamentalmente, por deshielo y fusión de nieves, como los ríos Santa Cruz, La Leona, de las Vueltas y el Mayer, así como en grandes lagos como el Argentino y el Viedma, entre otros tantos, “la situación normal es de grandes caudales a mediados y final del verano, mientras el resto del año se mantienen bajos. Sin embargo, actualmente, con inviernos poco nevadores, más bien predominantemente llovedores, y veranos más cálidos que determinan mayor derretimiento de hielos, los caudales en estos ríos se hacen más elevados respecto a décadas pasadas”.

Se observa una variación importante en el caudal permanente de los ríos santacruceños.

Por el contrario, ríos más de estepa con alimentación dependiente de la nieve estacional y/o la lluvia, como el Gallegos, el Chico central, el Chalía y el Deseado, entre otros, “que históricamente han tenido grandes caudales a la salida del invierno, en años recientes comienzan a ofrecer menos agua anualmente, y más asociada a los otoños o veranos, cuando aparecen lluvias”. “Incluso, en este último caso y como se ha podido observar en 2022, varios ríos habitualmente de caudal permanente han comenzado a transformarse en intermitentes, quedando con el cauce seco algunas semanas o meses del año”, advirtió Díaz.

Esta dinámica de deterioro también se evidencia en los recursos subterráneos. “Acuíferos cuya recarga depende del aporte de lluvias y nieves, comienzan a evidenciar su secamiento generalizado en la provincia, aunque con un retraso en años respecto a lo que se observa en la superficie”, explicó Díaz. Y agregó: “El síntoma evidente en estos acuíferos es agua que cada vez se encuentra a mayor profundidad”.

¿Qué pueden hacer los productores?

Poniendo en foco qué pueden hacer los productores de la provincia para hacer frente a este escenario, Díaz destacó que “lo más importante al alcance de los productores es la adaptación tecnológica ante cambios, para los cuales no hay soluciones de mitigación de alcance local o regional, pero esta adaptación no puede lograrse sin la intervención y acompañamiento de los tomadores de decisiones públicos, formadores y aplicadores de políticas públicas, en incluso de instituciones de investigación”.

Desde la perspectiva de los productores, para Díaz, “la inversión en tecnologías que garantice un uso eficiente del agua resulta un punto crítico”. Esta parte privada, tiene como contrapartida una púbica en las decisiones que “aseguren la existencia de políticas duraderas, apropiadamente gestionadas y financiadas para que se pueda hacer una planificación hídrica con reglas claras, para que los productores estén seguros de que sus inversiones serán rentables y bien aprovechadas”.

Para Díaz, “los organismos estatales, tanto de decisión e investigación, tienen roles indelegables en términos de la generación de información hidroclimática y su eficiente disponibilidad en todo momento para que se puedan tomar buenas decisiones productivas”. Todo ello, en el marco de una adecuada gestión de los recursos hídricos, asegurando equidad en el acceso al agua para todos los interesados (incluyendo al ambiente).

Santa Cruz no cuenta con planes hidrológicos directores, orientados a las diferentes regiones hidrológicas y sus realidades hidroclimáticas. “El problema, al cual nos enfrentamos como sociedad, tiene una dinámica acelerada, compleja de comprender y de administrar y de difícil resolución, por ende, para su intervención se requiere de innovación, toma de riesgos, capacidad de intervención, profesionalismo, inversión apropiada y premura en la toma de decisiones; todos aspectos alejados de la visión tradicional de la gestión del recurso que se ha hecho históricamente en el mundo”, indicó Díaz.

En resumen, para Díaz, “si bien es mucho lo que aún debe estudiarse en materia de recursos hídricos en la provincia, el conocimiento acumulado hasta el momento evidencia escenarios futuros de escasez de la oferta natural”. No obstante, “se cuenta con herramientas para desarrollar una planificación hídrica y apoyar procesos de toma de decisión”, aunque “resulta necesario acelerar los procesos de modernización, tecnificación y profesionalización del uso y la conservación de los recursos hídricos, de la mano de decisiones públicas que las estimulen, financien y apoyen, tanto al sector público como al privado en pos de una utilización futura eficiente y conservativa de este recurso estratégico”.

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