Luego de que la sesión del Concejo deliberante de Río Turbio fuera suspendida por razones de seguridad, el edil Samir Zeidán tuvo que salir fuertemente custodiado y las críticas por el improvisado operativo montado para evitar ser agredido por 20 manifestantes no tardaron en llegar.

Samir Zeidán está preocupado. Desde que se desató el conflicto de YCRT vive con miedo. Porta el mismo apellido que Omar, el interventor de la empresa que, desde hace tiempo, baja línea del gobierno nacional anunciando recortes y despidos en la mina. El concejal tiene dos hijos, de 11 y 6 años, a los que hace días no ve porque no se atreve a cruzar el corte de ruta que aísla a Río Turbio de 28 de noviembre.

Hace tiempo que el edil de la cuenca carbonífera no camina tranquilo. Asegura que tiene miedo y que hace bastante que no va siquiera al supermercado. Según relata, hay cinco militantes del FPV que lo persiguen para insultarlo y amenazarlo. “Imaginate que no puedo salir a comprar con mis hijos porque me putean”.

Según Zeidán,” Río Turbio es una anarquía y puede pasar cualquier cosa”. Hace 3 días volvía del Concejo y en la puerta de su casa encontró decenas de manifestantes montando un piquete con neumáticos encendidos.

En diálogo exclusivo con La Opinión Austral, el concejal de Río Turbio explicó que las personas que lo custodiaban ayer son las mismas que desde hace tiempo cuidan la casa a su padre. “El resto eran de mi grupo de trabajo y mi sobrino (?) Me acompañaron porque cada vez que voy al concejo hay militantes del FPV que quieren agredirme”.

Hace más de una semana, Zeidán denunció penalmente a una persona que lo agredió y amenazó con pegarle. “Llegué a subir a mi camioneta. Le pegó piñas al vehículo y al vidrio”, recuerda.

En medio de un conflicto minero que parece no tener fin, la postura del gobierno nacional se endurece a través del interventor de YCRT y tensa aún más el clima de la Cuenca. “No me siento seguro. Cada vez que salgo a la calle con mis hijos, hay dos o tres personas que me insultan”.

Durante la mañana de ayer, al llegar al edificio del Concejo deliberante, Claudia Praves, la edil que preside la cámara, habló inmediatamente con Samir y le advirtió que corría peligro. “Me pidió que me retire porque no podía garantizar mi seguridad”, explicó el concejal ríoturbiense, con la voz algo entrecortada por la impotencia.

Minutos después, Zeidán tuvo que salir rodeado por la custodia y un puñado de conocidos que lo acompañaban casi sin despegarse de él. En el Concejo había un solo policía y la ayuda no llegaba pese a los reiterados llamados. Afuera, una veintena de personas enardecidas, a los que él define como “militantes” del partido opositor, bloqueaban la puerta de acceso al edificio.

Una vez que el escándalo trascendió en los medios locales, la presidenta del CD de Río Turbio dio una versión distinta a la del concejal. Según ella, el grupo que lo esperaba fuera del recinto no era violento. “Pero si no había peligro de violencia.. ¿por qué suspende la sesión?”, razona el edil.

Sobre el final de la entrevista exclusiva con La Opinión Austral, Samir Zeidán sostiene que existe complicidad entre los concejales oficialistas y los agresores y repitió: “Tengo miedo. El gobierno provincial debe garantizar mí seguridad. Había un policía para 20 manifestantes”.

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