En la madrugada de este lunes en Río Gallegos, a los 92 años, falleció Dante Benítez. Era hijo de Severo Benítez Olguín, delegado en la zona de Lago Argentino durante las Huelgas de 1920- 21 en Santa Cruz.

“Dante siempre trató de mantener viva la memoria de su padre y la de sus compañeros. Increíblemente a sus 92 años tenía una lucidez brillante y se acordaba cada palabra que le contaba su padre sobre la huelga y como su padre sufría cuando le contaba sobre la huelga, varias veces lo vio llorar por lo que le generaron los fusilamientos de sus compañeros”, recordó Ernesto Zippo, integrante de la Comisión por la Memoria de las Huelgas de 1920-1921 – Río Gallegos, a LU12 AM 680.

¿Quién fue Severo?

Severo, nacido en Buenos Aires, era el hijo menor de Juana Olguín y Socorro Benítez. Al fallecer Socorro, Juana viajó al sur, específicamente a Puerto Santa Cruz. “Era un tipo bien preparado”, recuerda Dante sobre su padre en el cortometraje de Cristian González Santana.

En el sur, Severo se sumó a la política sindical. “Perseguía a los extranjeros por los malos tratos, las malas comidas”, cuenta su hijo.

Severo Benítez Olguín.

Al enterarse su padrastro, Victoriano Rivera, de sus intereses políticos, lo denuncia a las autoridades. Para evitar la pena de muerte, Benítez se interna en el campo.

Severo era uno de los pocos delegados que sabía leer y escribir. Fue educado por su padrastro, dueño del Palacio Rivera. Al ver cómo sufrían los peones de la estancia de Rivera se alía a ellos y lo eligen como su delegado, era el único que podía hacer notas”, detalló Zippo y agregó que “el Gallego Soto lo reconoció y le pidió que encabece la huelga en la zona de lago Argentino”.

Si bien Severo no estuvo en la Estancia La Anita, divisó de lejos los fusilamientos y pudo escapar con dos compañeros hacia una isla en Puerto Natales. Allí se refugió y se mantuvo informado de lo que acontecía. Cuando la situación se calmó, regresó a Natales, donde trabajó en estancias y se dedicó al oficio de zapatero. “Ayudó a volver a formar el sindicato del frigorífico Bories y con la experiencia que tuvo, armar notas para el sindicato”, señaló Zippo.

En 1982, Severo regresó a Río Gallegos, donde falleció.

Memoria

“El padre (de Dante) siempre les comentaba lo que él sufrió, no quería que nadie se olvide de lo que pasaron siendo parte de esa huelga de los peones en Santa Cruz”, señaló Zippo y añadió que Dante buscó “de manera humilde y sin ninguna pretensión, recordar la memoria de su padre y de sus compañeros”.

“Levantar la bandera de la memoria de los huelguistas es eso, seguir luchando por la justicia que ellos pedían. Dante Benítez mantuvo la memoria viva de su padre“, cerró Zippo.

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