Daniela Audicio tenía 23 años cuando comenzó a vender cartones de la Lotería de Santa Cruz en Puerto San Julián. Para reconocer su trayectoria en las esquinas vendiendo los bingos y telebingos, el jueves pasado le hicieron un reconocimiento especial. Luego, radio LU12 AM680 pudo contactarse con ella y recordó sus años trabajando en LOAS.

“Tengo clientes desde que empecé. Al telebingo lo llevás con vos todo el tiempo porque vas a comprar a un kiosco y te dicen ‘¿tenés telebingo?’, entonces tenés que andar con los cartones”, contó en diálogo con la Decana de la Patagonia.

“Siempre me gustó vender y nunca dejé de hacerlo. Todo lo que se te ocurra lo vendí. Hace cinco años puse un negocio, mi trabajo principal siempre fue el telebingo. Ahora tengo dos locales, pero nunca dejé el telebingo”, comentó.

Sobre cómo fue progresando, relató: “Fue mucho trabajo y principalmente constancia, estar todo el día me facilitó mucho los objetivos. Iba a las 08:00 y eran las 20:00 y estaba ahí, a veces mi mamá me llevaba el almuerzo y hay un kiosco que me permitía usar el baño. Además, no es solamente pararse en una esquina, es un combo, tenés que ofrecer el servicio al cliente”.

Daniela fue tapa de La Opinión Austral de este 21 de noviembre de 2021.

El estado del tiempo tampoco puede ser un impedimento y, al respecto, señala que “no importa el clima, si está nevando, lloviendo o hay viento, el producto se tiene que vender. La gente te busca aunque el día esté feo”.

“Más vendés, más ganás, pero es todo a comisión, no vas a hacerte millonario. Tenés que moverte para ir juntando tu ganancia, estar las 12 horas no importa si cae un rayo”, marcó.

Me emociona vender premios, siempre busco a los ganadores para festejar

Durante 20 años, Daniela ha entregado muchos premios. “Pozos, autos. Este año me fue muy bien, he vendido el cartón del millón, un auto 0 km, premio de 150 – 100 mil, una línea entre ocho, siempre entregando lindos premios a la gente. Me emociona vender premios, siempre busco a los ganadores para festejar con ellos”.

En algunas ocasiones los afortunados le han dado propina u obsequiado tortas, regalos y hasta dinero. “Uno va progresando y se mantiene gracias a la gente”, reconoce.

El mejor premio: los logros de sus hijos

Daniela además es madre de dos, tiene una hija de 24 y un hijo de 18. Su dedicación laboral posibilitó que su hija estudie abogacía en Buenos Aires y se reciba.

Si bien su exhaustivo trabajo como vendedora le impidió compartir algunos momentos, siempre se mantuvo presente para sus hijos. “No es lo mismo estar en la casa que estar en una esquina, ellos han sufrido esa parte. En el negocio es más fácil, mis hijos están conmigo”, señaló.

Cerrando, orgullosa de la graduación de su hija, Daniela subrayó: “Si un chico tiene ganas de estudiar, los padres tenemos que apoyarlos, ellos tienen que progresar para hacer un mundo mejor”.

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