Este domingo, los feligreses católicos celebran la llegada de la Pascua, conmemorando la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado, según el Nuevo Testamento de la Biblia. Este día, conocido también como Domingo de Resurrección, es la celebración más importante de la Iglesia cristiana.

En este marco, el papa Francisco encabezó  la misa de Pascua en el atrio de la basílica vaticana, acompañado por cardenales, obispos y sacerdotes ante una plaza de San Pedro llena desde temprano con fieles romanos y peregrinos de todo el mundo.

Durante la liturgia, que comenzó con el rito del Resurrexit, el Papa oró en latín tras el canto del Gloria.. En su mensaje, el pontífice destacó que “si nos dejamos llevar de la mano de Jesús, ninguna experiencia de fracaso y dolor, por mucho que nos duela, puede tener la última palabra sobre el sentido y el destino de nuestras vidas“. La liturgia de la Palabra remitió a pasajes bíblicos que hablan de la Resurrección, como el capítulo 10 de los Hechos de los Apóstoles y el Evangelio de Juan.

Por su parte, el obispo de Santa Cruz y Tierra del Fuego, Ignacio Medina, celebró la misa de Pascua de Resurrección en la Capilla del Obispado de Río Gallegos.

En esta semana santa hemos podido experimentar y vivir acompañando a Jesús en el tránsito de la pasión, la muerte y la resurrección. Es un Dios que se hizo hombre y se ofreció para dar la vida. Es aquel que a través del encuentro con el hombre es capaz de mostrarnos la misericordia de un Dios que se encarna para salvarnos”, aseguró el monseñor Medina en su homilía.

En ese sentido, el obispo de Río Gallegos invitó a reflexionar: “¿Qué experiencia tenemos nosotros en esta Pascua? ¿Qué ha hecho por nosotros este cristo resucitado? ¿Cómo nos ha transformado la vida, para que siga siendo la luz que guía nuestro camino y no quedarnos en el mundo de la queja, sino transformar el corazón para ser razón de esperanza?”.

“Le pedimos al señor Jesús que nosotros también podamos ser capaces de resucitar con él, de vivir como resucitados. Dios no reclamó, sino que simplemente se puso al servicio. También nosotros estamos llamados como resucitados a estar al servicio de los que más necesitan“, añadió el titular de la Diócesis.

Mensaje de Pascua de los Obispos de la Patagonia

En la víspera del Domingo de Resurrección, los obispos de la Patagonia, entre ellos el Monseñor Fabián González Balsa e Ignacio Medina, emitieron un mensaje de Pascua, resaltando que: “todos discípulos, todos misioneros, que la fuerza de su vida nueva colme la vida y el corazón de cada uno de ustedes”.

En el escrito, se detalla:

Como dice el Papa Francisco, “en Jesús se realizó el paso decisivo de la humanidad: de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, del miedo a la confianza, de la desolación a la comunión” … como pastores en la Patagonia deseamos que la Pascua de Jesús sea un verdadero renacer para cada uno de ustedes.

Vivimos tiempos difíciles, pero no estamos solos, ¡Jesús ha resucitado, y está con nosotros siempre, siempre!

Esta es la alegría inmensa que nos renueva cada año, que hace que nuestra esperanza no se estrelle contra el muro de la muerte, sino por el contrario, sea alegría que impulsa a acelerar el paso al encuentro de todos, porque el Señor con su Pascua le abrió a toda la humanidad un puente hacia la Vida.

Durante la Cuaresma, como sus discípulos hicimos la experiencia de acompañarlo al desierto, volviendo al corazón, a lo esencial. Para buscarlo en la oración, y reencontrarlo en gestos concretos de fraternidad, especialmente en los que más sufren la difícil situación de nuestro país.

Obispo auxiliar, Fabián González Balsa, celebró la misa. Foto: José Silva/La Opinión Austral

Y aunque los tiempos son complicados y escuchamos “los quejidos dolorosos -de la realidad- abrazamos el riesgo de pensar que no estamos en una agonía, sino en un parto”  

Por eso los invitamos a caminar con la fe renovada, a ser “peregrinos de esperanza” en sus comunidades, y no perder ocasión de detenernos para sembrarla. Del Señor Jesús aprendimos a detenernos en la oración para acoger la Palabra de Dios, pero también a detenernos como el samaritano, ante el hermano herido.

Una vez más, de la Pascua del Señor Jesús recibimos la gracia para seguir caminando esta Patagonia sin quedarnos en las tumbas vacías de las desilusiones, de las amarguras, de las desconfianzas, de los fracasos, de las injusticias, de la indiferencia, de la corrupción y de tantos, tantos sufrimientos… 

Sigamos caminando juntos a pesar de las espinas, porque la Vida nueva que nos dio con su amor no deja que se apague la esperanza en el corazón creyente. Acojamos con entusiasmo una vez más la invitación de la mañana de la Pascua: “vayan a Galilea porque ahí lo verán”. Invitación que nos libera de la tentación de la seguridad del encierro y nos pone en camino, con Él caminando a nuestro lado “hasta el fin del mundo”.

2024 es el Año de la Oración al que nos convocó el Papa Francisco como preparación para el Año del Jubileo. Que este Tiempo de Pascua, sea también tiempo de experiencia fuerte con Jesús resucitado en la oración y nos ayude a perseverar, redescubriendo su valor y la necesidad que tenemos de ella en nuestra vida y en la de nuestras comunidades, para seguir abriéndonos a la acción del Espíritu Santo.

Que el Señor Jesús, por quien se acelera el latido de nuestra esperanza y es fuente de nuestro ser misionero, con su Presencia nos contagie a todos el gusto por volver a los caminos donde tantos hermanos lo esperan y necesitan en esta Patagonia.

 ¡La paz de Jesús Resucitado permanezca siempre con ustedes! ¡Feliz Pascua!

EN ESTA NOTA Ignacio Medina pascua

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