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El pasado 29 de julio se cumplieron 25 años de la muerte de René Favaloro, cardiocirujano y creador de la técnica del bypass, pero además, un impulsor de una medicina enfocada en el trato personal, humano y respetuoso del paciente.

La mirada integral de Favaloro es necesaria en la medicina en general, pero toma especial importancia cuando los diagnósticos y tratamientos, como lo son los de cáncer, presentan una mayor complejidad.

Cuando el 2 de agosto de 2018 se formalizó el traspaso de Nación a Provincia del Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia de la Patagonia Austral, se buscaba facilitar el acceso de la comunidad a los servicios de diagnóstico y tratamiento mediante el uso de tecnologías de alta complejidad. Así, las puertas del CEMNPA se abrieron para cientos de pacientes de la región.

Una de tantas pacientes que han pasado por el CEMNPA fue Andrea Ponce, una vecina de Río Gallegos, quien en 2021 comenzó a presentar un dolor constante en su espalda que parecía ser una contractura rebelde.

Con una Tomografía Axial Computarizada (TAC) con contraste y luego, una biopsia, el diagnóstico fue cáncer de pulmón. El tratamiento lo recibió en Río Gallegos, la ciudad donde formó su familia, donde reside y trabaja.

“Tuve una atención excelente, todo de maravilla”, afirma a La Opinión Austral sobre su experiencia y amplia que “solamente tuve que hacer quimioterapia porque el tumor fue detectado a tiempo. Estaba cuatro a cinco horas en el sillón mientras me pasaban la medicación intravenosa“.

Andrea hacía sesiones de quimioterapia, de lunes a viernes. “Descansaba 20 días y volvía, hasta completar las rondas”, acotó.

“La palabra cáncer es terrorífica, pero lo importante es hacerse los estudios”.

Luego de menos de 15 rondas, le realizaron una nueva TAC con contraste. “El médico me dijo: ‘No hay más nada’. Te imaginarás que saltaba de alegría… bueno, no podía saltar de alegría porque estaba super débil, ya se me había caído el cabello, es un tratamiento que es muy desgastante, pero gracias a Dios se puede hacer acá. Hoy, muchos tratamientos de cáncer se pueden hacer en Río Gallegos y no tenemos necesidad de ir a Buenos Aires o a distintos puntos del país”, valora.

Durante el tratamiento, Andrea estuvo acompañada por sus tres hijas y su hijo. La contención, tanto de sus afectos como de los profesionales de la salud, fue esencial.

“Es un tratamiento que es muy desgastante, pero gracias a Dios se puede hacer acá”.

Cuando la sensibilidad física, pero también la emocional, está tan expuesta, sostiene que “es importantísimo el trato. En el CEMNPA me encontré bien atendida y sentí la contención, eso es muy importante, tanto de los enfermeros como el doctor Navarro, estaban constantemente preguntándonos cómo estábamos, en la sala (de quimioterapia) éramos cinco súper contenidos”.

Tras recibir el alta, realizó controles cada tres meses durante el primer año, los cuales luego se espaciaron cada seis meses. El último control fue en mayo pasado.

El cáncer que afectó a Andrea, hoy de 52 años, está en remisión. Reconoce que “la palabra cáncer es terrorífica, pero lo importante es hacerse los estudios y no tenerle miedo hasta tener el diagnóstico. A partir de ahí es muy personal cómo uno lo tome cuando le dicen; ‘Tenés un cáncer'”.

“Estoy en el grupo de mutua ayuda ‘Buen Día vida’, me ha pasado que he tenido dolor por contracturas y para mí eran tumores y me lloré todo. En el grupo nos entendemos porque nosotras sabemos lo que se siente, la angustia que da, el miedo de volver a tener un tratamiento tan invasivo, pero hoy ha avanzado tanto la medicina con respecto al cáncer… no tengan miedo, vayan y hagan los controles, los estudios, en su mayoría, no son dolorosos“, cerró.

 

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