Como buen argentino, el vecino de Río Gallegos sabe que la Navidad no se celebra solo en la mesa, sino también en esa maratón de último momento que se vive cada 23 de diciembre.
El centro de la ciudad, especialmente la avenida Kirchner, se convirtió este martes en un hormiguero de vecinos que, entre el viento y las bolsas de compras, intentan ganarle al reloj.
La percepción general fue la de un movimiento constante, una marea de gente que parecía desmentir la frase que tanto escuchamos durante el año sobre la falta de efectivo. Como bien señaló Silvia mientras hacía sus compras, “la gente se queja todo el año de que no hay plata, pero ves el resultado y no es así“, dijo en declaraciones al móvil de exteriores de LU12 AM680 que, durante la tarde, estuvo hablando con los vecinos.
Este fenómeno tiene una explicación clara: el pago del aguinaldo y los salarios estatales, que en muchos casos se acreditaron justo antes de las fiestas, permitieron que las billeteras tuvieran ese aire necesario para el festejo.
Por ejemplo, Ari, una de las vecinas que recorría los locales, lo resumió con precisión: “Salen a último momento el pago de aguinaldos, cuestiones laborales”. La dinámica fue frenética; los que recién salían del trabajo se sumaron a los que esperaron el depósito para comprar la ropa de los más chicos o ese detalle que falta para la cena.
En cuanto al menú, la mesa santacruceña sigue siendo un templo de la tradición, aunque con toques de diversidad que enriquecen nuestra cultura. El Vitel Toné y el pollo arrollado siguen liderando las preferencias en los hogares más clásicos, como el de Silvia. Otros, como Malena, apostaron fuerte al lechón asado, un estandarte de la gastronomía nacional que nunca falla.
Sin embargo, la mesa local también se abre a nuevas propuestas: desde tacos con mucha palta y huevo, hasta el “moro de lentejas” y pollo al horno, un plato típico de la comunidad dominicana que Esmirna prepara tras siete años de residencia en la ciudad.
Fanny, por su parte, se encarga de los canelones de pollo para una familia numerosa de ocho hermanos, recordándonos que el esfuerzo en la cocina es parte del regalo.
La ilusión de los más chicos sigue siendo el motor de este despliegue. Bajo los árboles de Río Gallegos ya se empiezan a “acobachar” bicicletas, patinetas, perfumes y hasta los modernos “bebés reborn”, que son la sensación de esta temporada.
Alejandro, un vecino que ya tiene los regalos listos, destacó un cambio cultural importante en nuestra sociedad: la ausencia de pirotecnia. “Uno que es más grande ahora toma conciencia de esas cosas, es más empático“, reflexionó, mencionando cómo el cuidado de los animales y de los niños con sensibilidad auditiva ha ganado terreno frente al estruendo de otras épocas.
Pero no todo es color de rosa. Los comerciantes callejeros, como Mauro, advirtieron que la situación económica se siente en el regateo y en la búsqueda constante de ofertas. “Ya no hay plata… como hay tantos locales y distintos precios, van a buscar siempre lo más barato“, comentó mientras ofrecía juguetes a precios accesibles. Esta realidad convive con la nostalgia de las ausencias, un sentimiento que María, a sus 72 años y con 10 nietos, expresó con una sabiduría que conmueve: “Uno crece a través de las pérdidas… lo importante es que Dios nos tenga con salud“. Su mirada refleja ese cambio en las familias, que a veces se sienten más individualistas o fragmentadas, pero que siguen encontrando en la salud y el bienestar de los hijos el motivo principal para agradecer.
La tatuadora, conocida en sus redes sociales como Marginada, relató que se encontraba en el centro de la ciudad realizando las compras de último minuto para su hermano y su pareja. Durante su charla, destacó que se siente una vibración muy positiva en el ambiente y que la gente circula de muy buen humor, bromeando con que el “Grinch” todavía no apareció, aunque teme que el viento patagónico pueda cumplir ese rol al día siguiente.
Además, como emprendedora local, mencionó que ella suele “salvar las papas” de quienes aún no tienen un presente para el arbolito, ofreciendo gift cards para tatuajes a través de su cuenta de Instagram Marginada.ink como una solución rápida y original. Para la Nochebuena, la joven adelantó que planea una celebración íntima con su familia, enfocando su brindis principalmente en la salud, la prosperidad y los buenos augurios para todo lo que está por venir.
La juventud también tiene su lugar en este ritual. Chicas de 20 años eligen sus mejores vestidos para la noche, pero lejos de los boliches, prefieren la “ranchada” con amigos o el juego del “amigo invisible” para que todos tengan un presente sin que el gasto sea excesivo. Incluso los emprendedores locales, como la tatuadora Marginada, se adaptan ofreciendo gift cards para “salvar las papas” de aquellos que dejaron el regalo para el último segundo.
En definitiva, Río Gallegos vive una Navidad que es un reflejo fiel del espíritu argentino: resiliente, ruidosa y profundamente familiar. A pesar de las corridas, el viento y los desafíos económicos, la ciudad se prepara para un brindis que, más allá de lo que haya sobre la mesa, celebra el estar juntos. Como una gran familia que se amontona en un quincho, la comunidad santacruceña demuestra que, cuando llega la medianoche, la esperanza siempre encuentra un lugar para sentarse a la mesa.
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